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El peso que cargó la jueza Sandra Heredia durante los 475 días del juicio contra Álvaro Uribe Vélez

La magistrada tolimense que falló contra el todopoderoso expresidente condujo con prudencia, desde abril de 2024, uno de los procesos judiciales más espinosos de la historia reciente del país

sandra heredia
Camilo Sánchez

“Queremos decirle a Colombia que la justicia ha llegado”, soltó como un plomo la jueza Sandra Liliana Heredia poco antes de las 10 de la mañana de este lunes. La magistrada tolimense recordó que han sido 475 días de uno de los procesos judiciales más espinosos en la historia reciente del país sudamericano. Una carrera de fondo, llena de dilaciones. Y divisiones políticas. En sus manos estuvo, desde abril de 2024, la conducción del juicio contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez por los delitos de soborno, fraude procesal y soborno en actuación penal. Más de diez maratónicas horas después, con la estrecha sala de audiencia llena de fondo, leyó las últimas palabras del veredicto, en el que encontró culpable al expresidente por dos de los tres delitos. Una prueba de resistencia para un país bajo estado de ansiedad.

La actuación de Heredia, seguramente, será estudiada por los historiadores a futuro. Conviene recordar que el caso Uribe le fue asignado por reparto, de acuerdo con las reglas de juego del sistema judicial colombiano. El proceso llevaba más de una década desde el inicio de la investigación en 2012. A partir de entonces, casi todos los focos se han posado sobre su cabeza. No en vano debía impartir justicia contra un político que marcó la historia de la nación en el primer cuarto de este siglo. “El derecho no puede temblar frente al ruido y la justicia no se arrodilla frente al poder. La justicia, como Temis, no ve nombres, ni cargos, ni estaturas porque su mirada está enfocada exclusivamente en la verdad jurídica y en el deber ético de resolver conforme a la ley y la confianza”, dejó como introducción a una audiencia que congregó incluso a los más legos en materia penal.

La jueza 44 penal del Circuito de Bogotá nació en Ibagué (Tolima), una ciudad intermedia a unas cuatro horas por carretera desde la capital. Su niñez, sin embargo, transcurrió en Alpujarra, un pequeño municipio rural aledaño que, a principios de este milenio, fue zona de dominio y víctima de la violencia guerrillera de las FARC. Desde aquel entonces, Sandra Liliana Heredia se ha caracterizado por su prudencia. Y ahora que está en el radar de los medios colombianos, no concede entrevistas. Sí se conoce que su carrera judicial comenzó en 1994 como auxiliar de jueces, fiscales o abogados. Y antes hizo las veces de ‘notificadora’, un oficio iniciático a cargo de comunicar a las partes las decisiones o actos dictados por los juzgados.

Transmisión del juicio contra el expresidente Álvaro Uribe desde los juzgados de Paloquemao, en Bogotá, el 28 de julio de 2025.

Doce años más tarde, en 2006, se graduó como abogada de la modesta Universidad Cooperativa de Colombia, en Bogotá. Un camino sinuoso y disciplinado a través de una rama penal donde el machismo ha formado parte del mapa desde casi siempre. Su conducción del caso, nutrido de casi un centenar de testimonios, ha sido material de debate en todas las parcelas políticas. A la derecha ha habido voces que han sembrado la discordia por supuestas faltas de garantías. En la izquierda, se ha ensalzado el temple de la magistrada. “Ha estado muy determinado por los tiempos cercanos de prescripción de la acción penal. Entre octubre y noviembre de este año se debe evacuar”, explica el penalista Juan José Castro.

La exministra de Justicia de este Gobierno Ángela María Buitrago recuerda que se trata de un proceso en el que se celebraron 69 audiencias. Muchas de ellas se extendieron a lo largo de días enteros. “La juez tuvo que conducir todo a través de un procedimiento muy adecuado. Podemos estar de acuerdo o no con el fallo, pero este es un juicio que estaba solucionado hace mucho tiempo. Pero la defensa se dedicó a pedir nulidades, porque argumentaban que la indagatoria no podía valerse como imputación. Todo esto exige que los jueces tengan una posición muy muy centrada para poder avanzar”. También explica que la decisión del lunes ha sido explicada con un fallo muy extenso: “Ha sido excesiva en el análisis de los medios probatorios. Ella da la oportunidad de saber por qué concluye lo que concluye. Oficio por oficio, escrito por escrito”.

Se había especulado que la estrategia de la defensa buscaría la prescripción de los términos. Una carta que, de momento, quedó desechada. Heredia, además, logró agilizar algunas instancias. So pena de agitar la polarización en un país ya de por sí fracturado.¿Mayor garantismo o búsqueda de pragmatismo? Ese fue uno de los dilemas: “Como pasó en su momento con la negativa a tramitar la recusación. E inclusive con cuestiones que pueden ser controvertidas a nivel internacional, como la plena validación de las interceptaciones telefónicas abogado cliente”, añade Castro.

Incluso la defensa del expresidente, recuerda por su parte Buitrago, reconoció antes de la lectura de la sentencia que la juez había garantizado todos los derechos de Uribe: “A pesar de que concedieron que se había comportado dentro de los parámetros legales, todo el tiempo la estuvieron recusando, molestando, tratando de realizar actividades que tampoco tenían relación con el tema. Y ella, salvo muy contadas ocasiones, logró controlar situaciones dentro de un caso donde todos eran personajes”. Y agrega: “Durante 11 horas llevó a la audiencia de la mano para explicar cómo unió un punto con otro. Ahora bien, sentarse y decir si lo hizo bien o mal sería, sin tener en consideración el peso de las personas que tenía en frente, lo más fácil del mundo”.

Al mismo tiempo, en medio de una tempestad de informaciones empecinadas en desentrañar la figura de Heredia, los juristas consultados coinciden en que la justicia colombiana ha cumplido con su misión de resolver el caso. Quizás por ello algunos hayan hecho hincapié en supuestas inclinaciones de izquierda, o la hipotética dureza con una figura tan poderosa como el expresidente Álvaro Uribe Vélez, de 73 años. “Las posibles vulneraciones a derechos argumentadas por parte de la defensa no solo han sido resueltas por la juez, sino, además, en algunas ocasiones, por el Tribunal Superior, la Corte Suprema de Justicia y la Corte Constitucional”, zanja Castro.

También se ha reflotado la condena de 10 años dictada por la jueza contra un patrullero de la Policía por doble homicidio durante el estallido social de 2020 en Bogotá. Martha Ruiz, excomisionada de la Comisión de la Verdad, destaca la distancia mediática de Heredia: “Ha sido respetuosa con las partes. A lo largo del juicio ha dado garantías, sin caer en la pedantería o el maltrato de otros jueces”. Y añade: “Se ha sabido mover con discreción en un escenario muy complejo. Es imperturbable. Por eso construyó una confianza que no estaba al principio de parte de Uribe. Además, en la lectura de la sentencia ha mostrado que viene de una escuela contextual”.

Contrario a lo que se podría pensar, las medidas de seguridad en torno a Sandra Liliana Heredia están lejos de los esquemas de carros blindados y caravanas de escoltas de ministros o magistrados. En medio del juicio oral del 6 de febrero pasado recordó, de hecho, que carece de medidas especiales a pesar de trabajar en un entorno donde los desacuerdos legales se han llegado a solventar con fuego en algunas ocasiones. “Pero es lo que sucede en nuestro país. De esa manera, los jueces administramos justicia”, comentó ante la mirada incrédula del expresidente y fundador del partido de derecha Centro Democrático y uno de los dos miembros de su pool de abogados, el mediático Jaime Granados. Tras el fallo este lunes, la Unidad Nacional de Protección anunció que reforzará su esquema de seguridad.

No está casada. Tampoco tiene hijos. El reto de su decisión ha sido de tal magnitud que en la antesala ya se sabía que caería como un meteoro político. La popularidad y poder de Uribe Vélez, dos veces presidente y uno de los congresistas más votados, parecía hasta ahora inquebrantable. “Les pido que me tengan paciencia, hoy quiero que me escuchen. Dada la importancia de este caso, que ha despertado varias pasiones. Es una decisión en la que voy a extenderme un poco para tener claridad, es una decisión que pasa de las mil páginas. La espera ha finalizado”, recordó antes de leer el veredicto. Se extendió todo el día. No quiso dejar nada a la especulación.

Pasadas las 17.00 horas locales explicó que, debido a la fatiga general de los asistentes a la vista pública de la sentencia, acotaría su exposición. Y así, fue desgranando el fallo para cada uno de los delitos en un caso que envolvía debates no solo sobre manipulación de testigos y dádivas, sino que debía pasar inevitablemente por viejas rencillas paramilitares y la figura de un político con capacidad de convicción suficiente para haber llevado al límite la infructuosa empresa de aspirar a un tercer período presidencial en línea. “El soborno en actuación penal ha quedado acreditado”, dijo la jueza. “El fraude procesal ha quedado ampliamente probado”, añadió. “El señor Álvaro Uribe Vélez sabía lo ilícito de su actuar”, terminó.

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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.
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