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En primera persona
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pros y contras de llevar a tus hijos a Disneyland París: grandes momentos en familia o colas infinitas en las atracciones

Seguro que cada verano tienes algún amigo que va con su familia a ver a Mickey y luego se pasa una semana haciéndote promoción como si tuviera un ‘link’ de afiliado. Este verano he ido yo y te relato mi experiencia

Llevar a tus hijos a Disneyland París
Martín Piñol

El lugar más feliz de la tierra. Así lo anuncian y así lo esperan los cientos de miles de padres europeos que en algún momento de sus vidas se preguntan: ¿hay que llevar a los niños al Disney? (Seguro que tú también le sigues llamando Eurodisney o “lo del Mickey”).

Disneyland es una especie de rito de paso, unos créditos de libre elección que suben nota en el máster de crianza, una manera concreta de regalar a los niños la felicidad premium que nos han vendido con buen marketing durante años. Seguro que cada verano algún amigo va con su familia y luego se pasa una semana haciéndote promoción como si tuviera un link de afiliado. Es lo que tiene la felicidad, que te gusta compartirla y a veces Instagram se te queda pequeño.

Como en general la gente que se gasta un pastizal no se dedica a explicar la parte menos brillante de la experiencia, yo que la acabo de realizar te cuento pros y contras según mi criterio, por si te ayuda a decidirte. En principio a tus hijos les encantará ir, claro, pero a los adultos también os tiene que apetecer bastante, porque serán días intensos, caros y cansados.

Hay gente que va a Disneyland París con frecuencia (mi amiga Vero ha estado en todos los parques Disney del mundo y el de París ya lo ha visitado 23 veces, que un poco más y ya le darán las llaves para que abra y cierre ella), pero también hay gente que con una vez ya ha tenido más que suficiente. Y otros que no pondrán el pie jamás allí, porque a priori ni les interesan las atracciones ni los decorados de cartón piedra.

En cualquier caso, mis observaciones son fruto de un viaje familiar de cuatro personas la última semana de junio, pagándolo todo nosotros (si eres influencer y te regalan varios días a todo tren, intuyo que los parques te gustan mucho más). Para más datos, hemos estado tres días (uno con calorazo extremo, uno con lluvia y atracciones cerradas, y uno de mezcla de sabores climáticos), viajando en coche y aparcando en el propio aparcamiento de Disney.

Como todos los parques de atracciones, Disney es un negocio muy bien montado para generar felicidad, pero sobre todo para facturarla.

Pros

  1. Viviréis grandes momentos en familia. Te pueden gustar más o menos las montañas rusas o las pelis de Disney y Pixar, pero también están Marvel y Star Wars. O sea, varios de los universos creativos que fascinan a gente de todo el planeta. Por estadística, encontrarás un montón de estímulos que te encantarán a ti y a los tuyos.
  2. Tienes gran diversidad de atracciones para todas las edades, gustos y ganas de riesgo.
  3. Hay actuaciones, desfiles y espectáculos repartidos durante el día, y quilómetros de decorados fascinantes para admirar y fotografiar.
  4. Es un lugar lleno de creatividad y magia, un engranaje perfecto donde todo funciona bastante bien (aunque siempre hay atracciones que se estropean por mucha cola que hayas hecho, atracciones cerradas o colas en restaurantes y atracciones que no siempre se gestionan a la perfección). Eso se ve en algo tan concreto como lavabos siempre limpios, con bandas sonoras acompañándote o empleados barriendo el suelo constantemente.
  5. Si contratas la experiencia a través de su web oficial, tienes posibilidades de pago y financiación que te permiten reservar entradas y hotel sin desembolsar de golpe todo el dineral.
  6. No hay sensación de peligro, todo el mundo deja los carritos llenos aparcados alegremente sin vigilancia durante horas en cada atracción.
  7. Acostumbrados a hoteles y restaurantes donde ponen mala cara cuando ven niños, en Disneyland hay todas las facilidades para las familias.
  8. Por todas partes, ves familias muy ilusionadas, vestidas con la misma ropa y la misma sonrisa, felices de estar allí. Y eso se acaba contagiando un poco.
  9. Si ya has ido, cuando alguien te venga a soltar el rollo de sus vacaciones en el parque, le podrás cortar con el comodín: “Yo también he estado”.
Por todas partes, ves familias muy ilusionadas, vestidas con la misma ropa y la misma sonrisa, felices de estar allí.

Contras

  1. Encontrarás mucha gente y muchas colas en todas partes. Y todo el mundo tiene el mismo derecho que tú a divertirse. Puedes comprar pases rápidos para ahorrarte tiempo de espera, pero valen un dineral por persona y día y es como si estuvieras pagando dos veces la entrada.
  2. Es muy caro. Como todos los parques de atracciones, es un negocio muy bien montado para generar felicidad, pero sobre todo para facturarla. Y si encima le sumas el viaje, los hoteles y las comidas, la broma te sale muchísimo más cara que ir al parque de atracciones caro de tu ciudad (evidentemente, siempre hay un término medio más asequible, como ir en meses o días que no sean temporada alta, con un hotel a una cierta distancia del parque y preparándote tú mismo las comidas, que pueden meterse sin problemas).
  3. La sensación constante de prisa, de cansancio, de agobio porque te lo estás perdiendo todo en todo momento, de que si no te gastas una millonada y te pasas cinco días allí no lo aprovecharás bien. Y eso durante varios días seguidos es muy estresante.
  4. Si llegas a final de curso pensando que necesitas un descanso, pasarte varios días con calor, colas, caminando quilómetros sin parar y levantándote muy pronto para aprovechar todo el día los parques no es la mejor definición de relax vacacional.
  5. Imagínate un recinto lleno de padres de Schrödinger: quieren darles la mayor felicidad a sus hijos y al mismo tiempo los riñen constantemente porque se están portando mal. Sí, verás muchas familias felices, pero también te cruzarás con centenares de padres con la mirada perdida, madres cansadas arrastrándose hasta la próxima atracción, parejas de niños peleándose en cada cola en varios idiomas…

¿El lugar más feliz del mundo? ¿Tú qué opinas?

P.D.: Siempre existe el miedo de que si vas cuando tus hijos son pequeños, después no se acordarán. Pero con todas las fotos y vídeos que harás, podréis revivirlo mil veces. Además, lo recuerden o no dentro de unos años, lo importante es que lo viven ahora y contigo.

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Sobre la firma

Martín Piñol
Escritor, humorista, guionista de televisión y profesor de escritura y comedia. Autor de 35 libros, varios de ellos premiados y traducidos, escribe como colaborador en la sección Mamás&Papás de EL PAÍS desde 2016. En lo relativo a la crianza, no es ni pediatra ni psicólogo ni experto en nada, pero tiene dos hijos y se fija mucho.
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