¿Belém o Berlín? Merz y Lula se enzarzan en una polémica sobre los encantos de las ciudades
El brasileño replica a un comentario nada diplomático del alemán tras su viaje a la sede de la cumbre climática


Un comentario del canciller Friedrich Merz sobre Belém, a su vuelta a casa tras visitar la ciudad con ocasión de la cumbre climática, ha irritado a los brasileños, incluido el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que le ha replicado. Merz se refirió al viaje días después, durante un discurso ante el congreso de comercio de Alemania. Para ensalzar a su país lo comparó con Brasil en términos despectivos: “Señoras y señores, vivimos en uno de los países más hermosos del mundo. A algunos periodistas que estuvieron conmigo en Brasil la semana pasada les pregunté: ¿Quién de ustedes quisiera quedarse aquí? Nadie levantó la mano. Todos estaban contentos de que, sobre todo, pudiéramos regresar en la noche del viernes al sábado de ese lugar en el que estábamos, para volver a Alemania”, según la transcripción de su intervención difundida por el Gobierno alemán.
Sus palabras viralizaron en Brasil. Desatada la polémica en Brasil, Berlín intentó calmar el enfado en el país anfitrión de la COP30. Un portavoz del Gobierno alemán lamentó, a preguntas del diario brasileño Folha de S.Paulo, que el canciller Merz no hubiera tenido tiempo de “de viajar a los límites de la Amazonia para conocer mejor la belleza natural de la región”.
Lula ha respondido este martes al canciller alemán con una defensa de Belém en sintonía con el espíritu de aquel alcalde berlinés que hace años ideó el lema Berlín es pobre, pero sexy: Merz “debería haber ido a un bar en Pará, debería haber bailado, debería haber probado la gastronomía de Pará, porque se habría dado cuenta de que Berlín no ofrece ni el 10% de la calidad que ofrecen el estado de Pará y la ciudad de Belém”.
El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, ha reaccionado con insultos gravísimos contra el canciller alemán. Le ha llamado “nazi” y “cachorro de Hitler vagabundo”, en un tuit en X que después ha borrado. En un mensaje posterior lo ha descrito como “un desahogo”.
Celebrar la COP30 en Belém fue un empeño personal del presidente Lula. Quería que los que diseñan la política climática en todo el mundo, incluidos los máximos mandatarios, conocieran de cerca la Amazonia. Era evidente que sería una pesadilla logística, que el calor, las precarias infraestructuras, los precios desorbitados que impusieron los hoteles, supondrían múltiples incomodidades, pero el veterano presidente quería enviar un mensaje político.
Belém es una ciudad repleta de favelas, con 1,3 millones de habitantes, ubicada en la desembocadura del Río Amazonas.
El alemán Merz fue uno de los pesos pesados que aceptaron la invitación del brasileño participar en la cumbre presidencial que precedió a la COP30, que entra en su semana decisiva. Emmanuel Macron, Pedro Sánchez y Keir Starmer fueron otros de los mandatarios destacados en un evento despreciado por Donald Trump, pero al que tampoco acudieron Xi Jinping, Narendra Modi o el Papa.
Merz ya estaba en el punto de mira de los brasileños desde su paso por Belém porque se fue de la ciudad sin concretar la aportación económica de su Gobierno al fondo de inversión ideado por Brasil para financiar la protección de los bosques tropicales. Merz prometió que, de vuelta en Berlín, hablaría con su ministro de Finanzas, pero que la coalición estaba de acuerdo en hacer una aportación. “Si Alemania dice que será una cuantía considerable, es que será considerable”, recalcó antes de tomar el avión de regreso.
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