La ONU tratará de aprovechar la pausa en los ataques anunciada por Israel para asistir a la población hambrienta en Gaza
El ejército israelí alivia algo el bloqueo mientras medio millón de gazatíes sigue en el umbral de la hambruna

Los equipos de Naciones Unidas en Gaza “tratarán de asistir a tantas personas hambrientas como puedan” durante las llamadas pausas humanitarias anunciadas por Israel, que deberían continuar este lunes. Es el principal mensaje del jefe de Asuntos Humanitarios de la organización, Tom Fletcher, ante el mínimo alivio anunciado este domingo por el ejército israelí, que implica permitir más entrada de ayuda a través de rutas seguras. Unas horas después de ese anuncio de Israel, el primer gesto de distensión tras la alarma mundial que ha generado en hambre en la Franja, testimonios desde la Franja recogidos por este diario indicaron que aún no se notaba un cambio en la situación ni la mejora del acceso de la población a la comida.
Más allá de la pausa humanitaria parcial en tres zonas de Gaza, la ONU sigue urgiendo al Gobierno israelí a que permita el acceso de suministros suficientes para impedir el inminente cataclismo humano causado por el hambre en Gaza, una catástrofe que ni la entrada de un número limitado de camiones con comida, ni tampoco los polémicos lanzamientos aéreos de alimentos, que comenzaron este domingo, lograrán evitar. “No solo necesitamos palabras, sino también acciones. Necesitamos autorizaciones y aprobaciones muy rápidas”, resumió este domingo el jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU Ross Smith.

Naciones Unidas subraya así de nuevo una convicción que lleva expresando meses: que sin un ingreso y distribución masiva de alimentos, agua, combustible y suministros y equipamiento médico, el riesgo de inanición que acecha a buena parte de los 2,1 millones de palestinos de la Franja será casi definitivo. Alrededor de 470.000 gazatíes subsisten ya a duras penas “en condiciones similares a la hambruna”, denunció de nuevo este domingo el Programa Mundial de Alimentos de la organización.
Esa situación es tan grave que se antoja difícilmente irreversible. Naciones Unidas no ha dejado de aludir a esa dificultad de dar marcha atrás al deterioro en este mes de julio, en el que han fallecido alrededor de la mitad de los 133 palestinos que han muerto por inanición en la Franja, muchos de ellos niños.
El gazatí Amjad Shawa, director de la red de 135 ONG que operan en el enclave bajo el sistema humanitario liderado por la ONU, subrayaba el sábado por teléfono desde la Franja, poco antes de que se conociera la decisión israelí de atenuar el bloqueo, dos factores clave: uno, el tiempo que apremia para esa población a un paso de la hambruna. El segundo, la posibilidad de que Israel permita la entrada de ayuda para aplacar el creciente coro de voces internacionales, pero que esos suministros se queden luego en el lado gazatí de la frontera, sin llegar a una población en la que un tercio de sus habitantes- alrededor de 700.000 personas- pasa días enteros sin comer, según ha subrayado el PMA.

“Israel ha engañado al mundo acerca de la ayuda”, recalcaba el cooperante palestino desde Ciudad de Gaza. Hasta el sábado, las autoridades israelíes solo permitían el ingreso de “entre 3% y el 5% de la carga humanitaria que el enclave requiere”, una necesidad que Shawa calculó en 1000 camiones diarios.
Durante la tregua, precisó, la Franja requería de 600 camiones al día, pero ese número es ahora superior debido a “la catástrofe y a las condiciones sin precedentes” que padece el territorio palestino. Naciones Unidas ya ha advertido, por ejemplo, de que, para salvar a muchos gazatíes con malnutrición aguda severa, especialmente a los niños, ya no basta con darles comida. Precisarán tratamiento especializado.
“Sí, hay ayuda que entra en Gaza, pero Israel restringe el acceso de esos camiones desde el lado palestino del muro, que está totalmente controlado por los israelíes”, destacaba el cooperante local.
Shawa expresaba otro temor: el deterioro de la convivencia en el territorio palestino invadido. La hambrienta y diezmada población gazatí, obligada a concentrarse en condiciones humillantes e insalubres en el 12% de los 365 kilómetros cuadrados de Gaza, está registrando un incremento de las disputas violentas. El contexto es el del hambre y la lucha por la supervivencia que, en ocasiones, les obliga a pelear para acceder a cantidades de comida irrisorias.

“Israel está construyendo el caos”, lamentaba el cooperante en alusión a imágenes anteriores, pero similares a las difundidas este domingo después de que los primeros palés con comida lanzados desde el cielo tocaran tierra en Gaza. En ellas se veía a hombres peleando por algunos de los alimentos cargados en el primer lanzamiento aéreo. Otras fotografías mostraban a las multitudes que rodeaban a los primeros camiones con harina autorizados por Israel a entrar en un territorio donde los ataques israelíes han matado ya a casi 60.000 personas desde octubre de 2023.
Una concesión
Aun siendo insuficiente, la decisión de Israel del sábado de autorizar lo que llamó “pausas” y “corredores humanitarios” constituye una primera concesión en un asedio a menudo descrito como medieval. En ese anuncio han pesado las imágenes de niños consumidos, con solo los huesos debajo de la piel, a las que han aludido líderes políticos como el primer ministro australiano Anthony Albanese. En un reproche prácticamente inédito, varios gobiernos europeos acusaron la semana pasada a Israel de bloquear la entrada de ayuda.
Durante buena parte de su actual invasión de Gaza, el Gobierno de Israel ha bloqueado o limitado la ayuda en la Franja, asegurando, sin aportar pruebas, que Hamás acaparaba los suministros distribuidos bajo el paraguas de la ONU. Según esa tesis, ese supuesto desvío de la ayuda permite a Hamás controlar a la población y mantenerse en el poder.
El viernes, una investigación publicada por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) desautorizó ese argumento al señalar que no existen pruebas de que eso haya sucedido de manera sistemática. El sábado, horas antes de que Israel anunciara las medidas para atenuar el bloqueo, el diario estadounidense The New York Times, que citaba a fuentes del propio ejército israelí, informó de que una investigación interna sobre ese asunto había llegado a la misma conclusión.
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