Israel convierte el hambre en un arma: la crisis explicada en gráficos
Desde el inicio del conflicto, los ataques contra la cadena alimentaria han sido constantes. Su frecuencia y letalidad se han disparado
La escalada de violencia golpea a una población al límite, para la que buscar alimento implica arriesgar la vida: más de 1.000 personas han muerto y al menos 6.000 han resultado heridas intentando conseguir comida, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Nadie en la Franja tiene acceso estable a alimentación suficiente, según el último informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC). Además, casi medio millón de personas están en riesgo inmediato de inanición y, entre ellos, más de 70.000 niños menores de cinco años necesitan tratamiento por malnutrición aguda. A continuación repasamos los factores que han contribuido a esta crisis.
La mayoría de las tierras de cultivo han sido destruidas
Los daños se extienden por toda la Franja: hasta abril, el 83% de la superficie agrícola había resultado afectada. En Ciudad de Gaza, la destrucción alcanza el 91%. Rafah es la zona menos afectada, pero aun así supera el 70%.
Cultivar estos terrenos menguantes es cada vez más difícil: ocho de cada diez pozos de agua para uso agrícola y siete de cada diez invernaderos han sufrido daños.
La ayuda humanitaria está bloqueada desde marzo
Sin capacidad de autoabastecerse, los más de dos millones de gazatíes que permanecen en la Franja dependen de una ayuda humanitaria paralizada desde el fin del alto el fuego, el 18 de marzo.
La población está ahora a merced de las controvertidas distribuciones de la Fundación Humanitaria de Gaza —controlada por Israel— y lo poco que logran introducir las organizaciones humanitarias: el Programa Mundial de Alimentos (WFP) denunció en un comunicado reciente que, mientras sus almacenes en Gaza siguen vacíos, al otro lado de la frontera esperan 116.000 toneladas de comida —suficientes para alimentar a un millón de personas durante cuatro meses—. “Nuestras cocinas están vacías; ahora mismo sirven agua con un poco de pasta flotando”, advertía Carl Skau, director ejecutivo del WFP, tras una visita a Gaza a principios de julio.
La harina, el pollo o los huevos, 20 veces más caros
La falta de acceso a recursos agrarios y ayuda humanitaria se solapa con un comercio prácticamente inexistente: en abril, el 85% de los hogares tenían dificultades para acceder a puntos de venta. Los únicos mercados que siguen operativos son informales: solo aceptan efectivo y venden unos pocos productos básicos a precios disparados. Desde el inicio del conflicto, los precios se han multiplicado por 11, según la Oficina Palestina de Estadística.
La tregua apenas contuvo brevemente la inflación, y el bloqueo no hizo sino agravar la subida de precios. Hoy, un kilo de harina ronda los 50 euros en Gaza. Los precios de otros alimentos básicos se han multiplicado hasta por 60, como es el caso del azúcar blanco o las cebollas secas; la harina, el pollo o los huevos son 20 veces más caros. Entretanto, sin medios para obtener ingresos, el poder adquisitivo de los gazatíes se desploma.
De 400 puntos de reparto a solo cuatro
El último informe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), del 18 de julio, retrata el estrangulamiento del flujo de asistencia humanitaria. Durante el alto al fuego se repartieron alimentos a más de dos millones de personas. Desde el fin de la tregua hasta el 8 de abril solo alcanzaron a unas 77.000. A finales del mismo mes sus almacenes se quedaron vacíos.
Los centros de la Fundación Humanitaria de Gaza obligan a los gazatíes a desplazarse decenas de kilómetros para un reparto que no solo es insuficiente, sino que puede costarles la vida. El pasado 16 de julio murieron al menos 20 personas en una estampida en un punto de distribución cerca de Jan Yunis.
La inseguridad alimentaria llega también a las últimas zonas seguras
Entre el 18 de marzo y el 15 de julio, las fuerzas israelíes emitieron 55 órdenes de evacuación que forzaron el desplazamiento de 737.000 personas. Con más del 80% de la Franja en zonas militarizadas o bajo órdenes de evacuación, la población se concentra en refugios improvisados cada vez más pequeños.
Desde el fin de la tregua, Insecurity Insight ha registrado siete incidentes que comprometen la seguridad alimentaria incluso en zonas consideradas seguras.
Además, la extrema concentración de la población incrementa la letalidad de los ataques. “Cualquier bombardeo resulta a menudo en la muerte de familias enteras”, advierte un comunicado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.