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Auge y caída de Montoro y asociados, el despacho investigado por manejar el Congreso desde Hacienda

Detrás del estrecho vínculo que unió al que fuera todopoderoso ministro con la empresa que él mismo fundó, aflora un capitalismo de amiguetes que explica casi dos décadas después cómo han funcionado las relaciones entre la alta política y el poder económico

El exministro de Hacienda Cristóbal Montoro, en un acto en Madrid el pasado 28 de marzo.Foto: Carlos Luján / Europa Press (Europa Press) | Vídeo: EPV / Jesús García Bueno

Dos kilómetros separan la sede en el barrio de Salamanca de Equipo Económico, el despacho investigado como centro neurálgico de una trama de corrupción, con la Real Casa de la Aduana, flamante sede del Ministerio de Hacienda desde el que ejerció con puño de hierro Cristóbal Montoro. Más allá de la distancia física, lo que al juez que investiga el caso le interesa es si la proximidad personal entre quienes habitaban ambas dependencias conformó un tándem organizado para influir en todo un Congreso de los Diputados, en favor de intereses empresariales que pasaban por caja. Un triángulo perfectamente delimitado en los mapas que un juez de Tarragona investiga desde 2018 para aclarar si también estaba conectado de manera oculta e ilegal.

La corrosión democrática que implica este caso, que investiga la captura del legislador en lugar de las habituales tramas que corrompen los poderes ejecutivos, bien podría tener su embrión en la debilidad humana. Fuentes que estuvieron en el germen de Montoro y Asociados y que conocen bien al exministro glosan los apuros económicos que sufrieron los hermanos Montoro durante su niñez en el Jaén franquista de los años 50. Suficiente para forjar carácter y para dotar al expolítico de una cierta superioridad intelectual, propia de quien considera que su éxito profesional es fruto del esfuerzo personal y familiar.

Ese Cristóbal Montoro académico cruzó su camino durante los años de Gobierno de José María Aznar con el de Ricardo Martínez Rico, un brillante economista que fue secretario de Estado de Presupuestos. Quienes le conocieron en esa época no dudan en atribuirle una mezcla de ego y ambición. Ese cóctel de personalidades unió de algún modo sus caminos en el mundo de la empresa privada una vez que terminó la primera parte de la carrera pública de Montoro con el fin del Gobierno de Aznar, en 2004.

El miércoles 14 de junio de 2006 el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba la reforma laboral que puso límite al encadenamiento abusivo de contratos temporales. Gobernaba en el Palacio de La Moncloa el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero y la burbuja inmobiliaria seguía creciendo camino de su estallido unos años después. España, sin embargo, estaba más pendiente del debut de la selección española en el Mundial de Alemania, que acabó con una goleada a Ucrania (4-0). Los Mossos d’Esquadra sitúan en este día de casi verano la constitución de Montoro y Asociados Asesores, el despacho fundado por el exministro de Hacienda y que más tarde se convertiría en Equipo Económico, de acuerdo a los informes entregados al Juzgado de Instrucción número 2 de Tarragona, que investiga el bautizado como caso Montoro, a cuyo sumario ha tenido acceso EL PAÍS.

Al proyecto inicial se unieron otros perfiles afines como Salvador Ruiz Gallud, ex director general de la Agencia Tributaria, e imputado también por esta trama. Aún figura en el despacho. También otras personalidades del mundo económico y político como José Manuel Fernández Norniella, el economista Lorenzo Bernaldo de Quirós o Luis De Guindos, hoy vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) y secretario de Estado de Economía con Aznar cuando Montoro lo era de Hacienda; ambos bajo el cetro del todopoderoso vicepresidente económico, Rodrigo Rato.

Mención aparte merece para algunos la figura de Norniella, que años después fue condenado por las tarjetas black de Caja Madrid y que presidió el Consejo General de las Cámaras de Comercio también en los años de Aznar. En ese momento, a mediados de la primera década del siglo, hay quien creyó que incluir a un hombre de confianza de Rodrigo Rato, a la sazón director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y entonces una de las personalidades más reconocidas en el mundo empresarial y económico español, servía a Equipo Económico como signo de atracción para potenciales clientes.

Asesoría estratégica

En noviembre de 2007, la firma cambió su objeto para asemejarse más a una consultora y sustituyó su asesoría en “las materias económicas” por las “vinculadas al desarrollo del objeto social propio de las mismas [empresas] y de comunicación”. Las frías palabras administrativas esconden el potencial germen de la trama. Fuentes próximas al despacho señalan que Montoro y Asociados se funda con el objeto de hacer asesoría estratégica internacional. La firma hizo trabajos para entidades supranacionales como el FMI, pero pronto se dio cuenta de que ese tipo de proyectos requería un esfuerzo que no se traducía en facturación rápida. El cambio de objeto responde a un giro en el tipo de cliente. Querían empresas españolas a las que asesorar en la materia que dominaban y habían tratado en su paso por la Administración: la fiscalidad, un elemento clave en la cuenta de resultados de cualquier gran compañía.

Tras este cambio estratégico, Guindos y Bernaldo de Quirós, hasta entonces administrador único, abandonaron. Se formó un consejo de administración y el despacho se nutrió de antiguos colaboradores de Montoro en el ministerio. Entró Francisco Piedra, otro imputado de la trama que había sido jefe de Gabinete de Montoro hasta 2004 en Hacienda. Dos años después, en 2006, Manuel Vicente-Tutor, director de Gabinete de la Agencia Tributaria hasta dos años antes. También está investigado ahora en la causa que sigue el Juzgado de Tarragona, junto al exministro y otras 26 personas por los delitos de cohecho, fraude contra la administración pública, prevaricación, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas, corrupción en los negocios y falsedad.

Una de las cuestiones clave que investiga el juez fue la venta de acciones de Cristóbal Montoro en 2008 a su hermano Ricardo, quien había sido un reputado sociólogo y presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) desde 2000. Sin embargo, los que vivieron esa época señalan que Ricardo, más allá de tenedor de las acciones de su hermano, no había guardado ninguna relación con el despacho. El Montoro ministro siempre defendió su desvinculación de Equipo Económico cuando vendió las acciones, pero dado el destinatario de las mismas, muchos dudaron de que dicha desvinculación fuera real. También la propia Agencia Tributaria.

Tras pasar por el Parlamento Europeo, Cristóbal Montoro volvió en 2009 a la política nacional como diputado y uno de los gurús económicos del PP en la oposición. La trama que ahora investiga el juez Rubén Rus llegó a su punto culminante en 2011, cuando Montoro tomó posesión como ministro de Hacienda, tras la victoria por mayoría absoluta de Mariano Rajoy en el cruce de años entre 2011 y 2012. Ahí armó un equipo dentro de la cúpula que ahora se observa como clave en las sospechas de tráfico de influencias. Nombró como todopoderoso jefe de gabinete a Felipe Martínez Rico, otro de los imputados y hermano de Ricardo (desde 2008 presidente de la firma de asesores), con quien montó Montoro y Asociados. También fichó desde Equipo Económico a Pilar Platero, a la que designó subsecretaria de Estado de Hacienda y que posteriormente fue presidenta de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), el conglomerado de participadas y empresas públicas, alguna de las cuales también contrató al despacho, como Red Eléctrica. Los movimientos de personal entre Equipo Económico y el Ministerio de Hacienda también alcanzó a ejecutivos, en concreto en el ámbito de la comunicación.

“En esos años Montoro se transformó”, señala un antiguo colaborador suyo. “Pasó de Luke Skywalker a Darth Vader”. Esta fuente cree ahora, visto con perspectiva, que bajo las órdenes de Rato y Aznar, Montoro estuvo limitado en sus poderes, pero cuando Rajoy le nombró ministro, tuvo rienda suelta. Más aún en un momento como aquel, cuando se convirtió en el señor de los recortes que España debió tomar para esquivar una y otra vez la ola de rescates que asolaba a los países del sur europeo hasta que, finalmente, el rescate financiero llegó para sostener a todo el entramado bancario, herido de muerte por el estallido de la burbuja inmobiliaria. En ese mismo contexto, una de las líneas de investigación que sigue el juez es que los años de Montoro como ministro coinciden con el auge en la facturación de Equipo Económico, que fue cayendo en el tramo final de los gobiernos populares.

Ese exceso de poder, las carcajadas burlonas en público frente a propios y extraños que le costaron memes, le han pasado factura con el paso de los años. Estos días en que se han conocido las imputaciones, buena parte de la derecha sociológica, en especial en Madrid, ha descorchado champán, revelan fuentes próximas al PP. Montoro formaba parte de un núcleo de poder que comandaba la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, los hermanos Álvaro y Alberto Nadal o Fátima Báñez, y que cargó contra todo aquel que dudase de su política económica. Presumía, gráficos en mano, de haber rescatado a España y sus comunidades autónomas de la peor crisis económica que se vivió en décadas precisamente en los años más complicados. También a las empresas, con sus medidas para agilizar el pago a proveedores. Era, como todo ministro de Hacienda, el que cerraba el grifo del dinero al resto.

Cristóbal Montoro explicando los Presupuestos Generales del Estado de de 2017.

Mientras todo eso pasaba en público, vivió dentro del Gobierno un fuerte enfrentamiento, más o menos larvado, con su exsocio en Equipo Económico Luis de Guindos. También con próximos a este como José Manuel Soria u otros como José Manuel García Margallo, Rodrigo Rato o Esperanza Aguirre, alguno de los cuales también fueron investigados por Hacienda.

El ministro era capaz, aseguran quienes estuvieron cerca de él, de sacar una tablet en una comida para comprobar cuál era la situación fiscal de aquellos que tanto criticaban su política económica, para incomodo de alguno de los que compartía mesa y mantel. Han sido varios los periodistas que han denunciado que el ministro amenazaba con subir impuestos a sus grupos editores o directamente les abría inspecciones personales. Durante su mandato, artistas y deportistas tuvieron problemas con Hacienda de los que el ministro era perfectamente consciente.

En ese intercambio de información entre Montoro y la Agencia Tributaria, otras fuentes aseguran que jugaba un papel clave Felipe Martínez Rico. El hermano de Ricardo, a diferencia del presidente de Equipo Económico, prefería estar fuera de los focos, pero se le consideraba una pieza clave dentro del ministerio, señalan fuentes conocedoras de su impronta dentro del departamento. Esa conexión, según investigan los Mossos d’Esquadra, es por donde creen que muchas empresas se acercaban a Equipo Económico.

El caso conocido en las últimas semanas parte de unos mails de empresas gasistas que aseguraban que la mejor forma de que se les bajaran los impuestos era contratando a esta firma. “La vías más directa, como siempre, es pagar a este equipo económico [sic] que tiene contacto directo con el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro”, reza un mensaje que uno de los investigados en la causa, Rubén Folgado, director técnico de Messer Ibérica de Gases, envió en diciembre de 2013 al director general de la compañía y también imputado, Karl Hauck. Y en el sumario figura la foto de los empresarios del sector sentados con el ministro de Hacienda.

Fotografía de la reunión entre el exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y los representantes de la AFGIM, el 4 de marzo de 2014, que consta en el sumario del 'caso Montoro'.

Entre los competidores de Equipo Económico se subraya, pese a todo, que los socios del despacho son profesionales con la más alta capacitación técnica e intelectual. Lo que desconocen es si durante la etapa de Montoro como ministro ofrecían algo más que asesoramiento. Desde luego, las empresas manejaban ese sobreentendido. Por la caja de Equipo Económico han pasado firmas como Abengoa, donde Ricardo Martínez Rico fue secretario del consejo; Solaria, que contrató a Manuel de Vicente-Tutor, otro socio del despacho imputado en la trama; o la propia Redeia, que esta misma semana ha roto la relación con el despacho. La antigua Red Eléctrica no solo fue cliente del despacho fundado por Montoro, sino que su expresidente José Folgado coincidió con el exministro en los años de Gobierno de Aznar. Los Mossos d’Esquadra y la Guardia Civil investigan si todas estas empresas pagaron a este despacho para que Montoro intercediera en la reforma energética, un cambio regulatorio que supuso un fuerte impacto económico para las empresas del sector.

Ahora que avanza la investigación, la cuestión se ha convertido en motivo de preocupación para el Partido Popular. Existen algunas conexiones entre aquella Hacienda de Montoro y algunos miembros de la actual cúpula de Génova. La parte más afín al exministro sigue ocupando un papel importante en el entorno de Alberto Núñez Feijóo. Los hermanos Nadal, Fátima Báñez o Juan Bravo, todos ellos en la órbita económica del equipo actual del líder popular, han estado más o menos vinculados en algún momento con Montoro, algo que erosiona la estrategia del PP frente al PSOE en relación a la corrupción.

Queda por ver hasta qué punto la justicia puede demostrar la culpabilidad de los imputados en el caso. Si con las investigaciones incluidas en el sumario concluyen que desde hace más de 15 años las conexiones entre las oficinas del despacho en la madrileña calle Velázquez y la Real Casa de la Aduana donde se ubica el Ministerio de Hacienda pudieron presentar leyes en el Congreso de los Diputados a favor del gran poder económico sin contar con el interés común. Si las conexiones unían las tres esquinas de un lucrativo triángulo a la sombra de la democracia.

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