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Puigdemont avisa al PSOE de que no dé por descontado el voto de Junts en el Congreso

El expresident celebra el quinto aniversario de Junts en Prats de Molló: “Nacimos para combatir la normalidad”

Acto de los cinco años de Junts per Catalunya, en la localidad francesa de Prats de Molló, con Carles Puigdemont.
Camilo S. Baquero

En política, el sitio también es el mensaje. De ahí que no sorprende que Junts per Catalunya haya escogido la población francesa de Prats de Molló, a solo cinco kilómetros de la frontera española, para celebrar este domingo su quinto aniversario. Su líder, el expresident Carles Puigdemont, ha querido convertir la fiesta en un gran acto de autoestima para el partido. Recordando las dificultades para crearlo —con los líderes del procés en prisión preventiva y él detenido en Alemania—, ha asegurado que “nacía de manera innata para combatir la normalidad”, remarcando así la “anormalidad” que ve en que no se le haya aplicado la ley de amnistía. Una idea que ha enlazado con la advertencia a los socialistas, tanto en Madrid como en Barcelona, de que no piensa alejarse de su planteamiento de condicionar cada votación e ir apretando partido a partido.

En 1926, la población francesa fue el sitio desde el cual el también exjefe del Govern catalán Francesc Macià pretendió la invasión armada de Cataluña e intentar así la independencia. El llamado Complot de Prats fracasó tanto como el intento de secesión en 2017 pero pese al giro copernicano del partido, la dirección de Junts sigue logrando conseguir el equilibrio entre mantener la encendida la llama de un relato procesista cada vez más escuálido y exprimir la vía de la negociación con el Gobierno de Pedro Sánchez.

Acto de los cinco años de Junts per Catalunya, en la localidad francesa de Prats de Molló, con Carles Puigdemont.

Unas 1.500 personas se han reunido en el acto, las mismas que hace un año le acompañaban en otra población francesa, un poco más alejada de la frontera, Amélie-les-Bains. Justamente, en esta misma, fecha, Puigdemont y Turull se emplearon a fondo en vender que el expresident volvería a Cataluña para la investidura de Salvador Illa y que intentarían bloquearla. El expresident, a quien se le sigue sin aplicar la amnistía y sobre el que aún pesa una orden de detención nacional, no ha hecho referencias a un posible regreso pero sí ha intentado dar un relato alternativo a la “normalidad política” que pregonan los socialistas.

“La prueba de que no hay la normalidad política en Cataluña que nos quieren hacer creer es que aún hay personas en el exilio y perseguidas por sus convicciones políticas”, ha dicho la número tres del partido, Judith Toronjo, ante un Puigdemont que se ha abrazado al llegar con dos de sus exconsejeros que siguen sin regresar a España ni ser amnistiados, Toni Comín y Lluís Puig. El secretario general, Jordi Turull, ha recogido ese guante y ha denunciado “los cantos de sirena de Madrid”, erigiendo a Junts como “la espina en la garganta” de aquellos que “quería normalizar la represión y el autonomismo resignado”.

Jordi Turull es aplaudido al termino de su intervención, este domingo.

Puigdemont, fiel a su promesa de la fiesta de quinto aniversario como un momento de autoestima para Junts, no ha querido entrar en ningún tema candente de la actualidad nacional, como los casos de corrupción en el seno del PSOE y del PP, o de denunciar duramente a los jueces por no aplicarle la amnistía. Tras cerrar un periodo de sesiones demostrando que en el Congreso puede hundir lo que no se le consulte —lo último, el decreto antiapagones—, el expresident ha recordado que seguirá con el método de ir votación por votación y que no se puede dar por descontado su apoyo. Y, en un ataque velado a ERC, se ha querido contraponer a los que, asegura, “salen pactados de casa”.

“Este es el método Junts”, ha dicho ante un público con muchas cabezas con canas y que le esperaba agitando banderas estelades. “Es plantearse unas cuántas preguntas básicas cada vez que nos piden el voto. ¿[La medida] Es positiva o puede serlo para los catalanes y Cataluña? ¿Respeta las competencias y nuestra identidad? ¿Se han aceptado nuestras propuestas? ¿Es útil para avanzar en el camino a la independencia?”, ha explicado el expresident, asegurando que la fórmula que se usa en todos los sitios y permite negociar “sin apriorismos”.

Carles Puigdemont, este domingo durante su intervención.

Puigdemont ha reivindicado la imprevisibilidad en su quehacer en el Congreso. “Nuestro voto no es tan previsible como el de la mayoría. Nuestro voto no se puede dar por descontando, nunca ni en ningún sitio. Nuestro voto hay que ganárselo”, ha insistido, en un aviso para Sánchez, también en el ecuador de la legislatura española. La voz del líder siempre ha permitido calmar las aguas cuando cierta manera de hacer, sobre todo en el Congreso, de la sensación de ser el autonomismo que le critican siempre a ERC. Por eso, Puigdemont también ha aprovechado para enviar un mensaje que sirve tanto contra la CUP como contra el partido ultra de Aliança Catalana, cuyo fortín está muy cerca en el lado español de la frontera y encuestas como el CEO muestran que le está ganando terreno.

Contra los “arquitectos del caos”, que resuelven todo con mensajes simples contra la inmigración o el turismo, su partido ha de ser el de los “peones de la esperanza”. “Somos el partido de las competencias”, ha dicho para referirse a las de inmigración, un pendiente más en la lista del acuerdo de investidura Junts- PSOE.

La dirección del partido ha dejado claro que tiene la maquinaria engrasada para las elecciones municipales. Tanto así que, antes de que comenzara el acto, el presentador recordó que quedan 22 meses y 3 días para esos comicios, donde la formación se jugará mucho. “A los que durante cinco años nos han enterrado seis veces y mañana lo harán una séptima vez, les tenemos que decir: que os zurzan, porque nosotros seguiremos”, ha dicho Puigdemont, haciendo un guiño a la expresión usada por Xavier Trias cuando, por el pacto entre el PSC, Comunes y PP, vio cómo le quitaban de las manos la alcaldía de Barcelona.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.
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