El secreto de Montoro que sabían tantos
Ahora sabemos que su sonrisa helada no era por ser entonces ministro de Hacienda, sino por aquello que el político le escondía al fisco, presuntamente


Al principio, muy al principio, cuando no se sabía muy bien qué era lo de Montoro, Juan Bravo pidió a la gente que no se confundiera, que esto no era un caso de prostitutas ni de colocación de amigas sino algo que, si se demostraba, habría aprobado el Congreso, porque las primeras informaciones hablaban de reformas en las leyes a cambio de beneficios económicos. No está claro, o quizá lo esté demasiado, si el vicesecretario del PP intentaba decir que había corrupción de distinto grado y que la trama de Montoro era menos chusca o de otra gama. También dijo que no había mordidas: pero ya hemos dicho que eso fue muy al principio.
El caso es que se fueron sabiendo detalles de la investigación y se supo que lo de cambiar las leyes después de haber pasado por la caja del despacho que fundó el ministro era solo una parte de lo que se investiga. Se investiga si torpedeó las pesquisas sobre la Gürtel, si benefició a sus afines y si recibió información confidencial de los contribuyentes a la que podía dar un uso político que acompañara con una de aquellas sonrisas heladas que parecía que le diera el cargo. Ahora sabemos que no, que su sonrisa helada no era por ministro de Hacienda, sino por aquello que el ministro de Hacienda le escondía al fisco, presuntamente. Cualquiera podía percibir la amargura de Rodrigo Rato cuando este martes le dijo a Abc: “Ese era el Gobierno que teníamos. He tenido varios ministros socialistas siendo yo contribuyente y nunca me ha pasado nada”.
El juez de Tarragona ha imputado a una veintena de personas y ha descrito una trama en lo más alto del ministerio: en el mismo lugar donde se guarda el caudal. No se trata solo de lo que hiciera Montoro, sino de que pudiera hacerlo. Se trata de que no saltó ninguna alarma allí donde saltan todas por una renta fuera de plazo. No es solo ―que también y por supuesto― lo que hiciera Montoro, sino con quién: es el grado de organización que implica un engranaje que formaban, por lo que se investiga, altos cargos que se dejaron vender y empresas dispuestas a pagar, aunque de ellas se hable menos. No fue una trama, entonces, sino un sistema; y eso es mucha gente. De manera que todo lo que ha estado siete años bajo secreto de sumario sucedió porque había muchos que no es que lo supieran, sino que quizá ahora anden pensando en las cosas que todavía queden por salir.
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