La izquierda acusa al presidente del Parlamento andaluz de infringir el reglamento, de parcialidad y atropello
El portavoz del PP asegura que la oposición ha puesto en marcha una estrategia de desgaste porque “van para abajo que escarban”


Jesús Aguirre (Córdoba, 70 años) ha sido médico de Atención Primaria, vicepresidente del Sindicato Médico de Córdoba, senador, consejero de Salud y desde hace tres años, presidente del Parlamento de Andalucía. Cuando llegó al primer Gobierno de Juan Manuel Moreno (casi un año antes de la pandemia) Aguirre ya se hizo notar en la foto de la toma de posesión a pie de calle cuando los periodistas le pidieron unas declaraciones. “Aquí, lo primero que hay que saber es dónde está el cuarto de baño”, le escucharon.
La segunda autoridad de la comunidad autónoma tiene soliviantados a los grupos de oposición de izquierda (a veces, también a Vox) que llevan meses votando en contra de los órdenes del día de los plenos, por lo que entienden son decisiones partidistas y arbitrarias de Aguirre para incluir o no los temas de debate. Desde el inicio de la actual legislatura, PSOE, Por Andalucía y el Grupo Mixto-Adelante Andalucía han presentado en el registro escritos de queja, de amparo y reconsideraciones por la elaboración de los órdenes del día, también por “irregularidades en los procedimientos”, por la actuación de terceros (el Gobierno contesta lo que le da la gana) y, sobre todo, por impedir la celebración de un debate general sobre la sanidad andaluza desde hace dos años.
Andalucía presenta las listas de espera más abultadas de España y los contratos de emergencia sanitarios concedidos a dedo (una vez acabada la cobertura legal por la pandemia) y el fraccionamiento de contratos menores por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) están siendo investigados por dos juzgados (en Cádiz y Sevilla) por posibles delitos de malversación y prevaricación. Parte de esos contratos sucedieron en la etapa de Aguirre como consejero. Hay tres gerentes del SAS, la actual y sus predecesores, investigados.
El portavoz del Grupo Mixto-Adelante Andalucía, José Ignacio García, apunta: “Aguirre empieza a ponerse nervioso con los casos de corrupción que salen del SAS. Todos los grupos hemos tenido mucho cuidado, pero cada vez las cosas lo señalan más y es muy hostil con las minorías porque sabe que lo estamos señalando”. Desde el gabinete de prensa del presidente del Parlamento contestan con el reglamento en la mano: “La propuesta del orden del día del pleno es a propuesta de presidencia, oída la Mesa y de acuerdo con la Junta de Portavoces. El presidente ya se ha pronunciado sobre esta cuestión en el transcurso de las Juntas de Portavoces y, como no puede ser de otra manera, nada tiene que ver con sus anteriores desempeños”.
Las protestas sanitarias, hasta hace poco ceñidas al ámbito sindical, han ido a más, pero Aguirre no ve motivo para celebrar un debate específico pedido por PSOE y Por Andalucía. “No ha lugar”, suele decir en la Junta de Portavoces cuando los grupos le preguntan por qué no se ha incluido. “No hay nada especial para celebrar un monográfico”, dice. Su gabinete de prensa añade: “Los dos últimos debates generales se produjeron en circunstancias especiales, como fue la listeria o el Covid”. Nada dice de la circunstancia especial de las investigaciones judiciales.

Cuando la portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, solicita que se vote en la Junta de Portavoces el cambio del orden del día, el presidente del Parlamento, al que se le oye resoplar cuando la escucha, dice que “no hay ninguna circunstancia extraordinaria” para ello, cuando la petición, recogida en el artículo 72.4 del Reglamento, no es esa.
Se reclama votación y el riesgo del PP a perderla es cero, ya que tiene mayoría absoluta. Lo último ha sido infringir el plazo reglamentario de 48 horas para facilitar documentación a los grupos sobre candidatos a órganos de extracción parlamentaria. El letrado mayor en estos casos no emite opinión jurídica y opta por la pose estatuaria, lo cual tiene preocupados al Cuerpo de letrados de la Cámara por su “subordinación” a los criterios políticos del PP, señalan fuentes parlamentarias.
Los socialistas han registrado 37 quejas y 25 peticiones de amparo desde el comienzo de la legislatura. Por Andalucía también tiene otro puñado de reclamaciones. ¿Qué han sido de ellas? “Por el sumidero”, contestan en el PSOE, aunque en realidad esta expresión es una versión muy, muy corregida de la real. Fuentes jurídicas destacan que el que haya más o menos quejas y peticiones de amparo no es concluyente, porque puede responder a una maniobra política. “Pero lo que llama especialmente la atención es la actitud de la Mesa y del presidente, que no amparan ni nada que se le parezca, sino que se limitan a remitir el escrito de queja al Gobierno ‘a los efectos pertinentes’, que vaya usted a saber cuáles son. Una absoluta dejación de competencias”, señalan.
Como consejero a Aguirre se le entendía perfectamente cuando explicaba cómo se debía poner una mascarilla: “No hay ninguna evidencia científica de que la mascarilla tenga algún efecto cuando se lleva en la muñeca”. O cómo aprovechar hasta la última gota de un vial de la vacuna contra el Covid: “Se podían sacar hasta cinco dosis y quedaba un culillo”. Ese lenguaje pedestre lo sigue usando en los plenos: “¡Usted, callaíta!”, le ordenó a la diputada socialista Rocío Arrabal en la última sesión de control cuando exigía a voces explicaciones al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, sobre el alcalde de Algeciras y senador del PP, José Ignacio Landaluce, sobre el que pesan acusaciones anónimas por presuntos abusos sexuales.
Fue esta diputada la que en otra ocasión pidió amparo a Aguirre ante las interrupciones de la bancada popular. Su respuesta fue: “Es que quien siembra vientos recoge tempestades”. Los socialistas se quejaron de la “falta absoluta de decoro y respeto” del presidente y lo acusaron de ser un “instrumento partidista” del PP. En otro debate, Aguirre recogió las quejas por escrito de PSOE y de Vox. El portavoz del partido ultra, Manuel Gavira, que no ha querido hacer declaraciones a este periódico, lo calificó entonces de “mal presidente” y lo acusó de hacer “cacicadas” por retirar del diario de sesiones su afirmación de que “UGT es un sindicato corrupto”.

Aguirre les da la palabra a los diputados con la distinción de ilustrísimo o excelentísimo (según el caso) y suele ausentarse de los plenos durante la hora de la siesta (“el presidente se va a su despacho cuando se ausenta en algún momento de la sesión plenaria por motivos de agenda o de trabajo”, dicen desde su equipo). No se anda por las ramas cuando llama al orden, como ocurrió hace dos años cuando la diputada de Adelante Andalucía. Maribel Mora, derramó arena en el escaño del presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, en el debate de una iniciativa que abría la puerta a ampliar regadíos en el entorno de Doñana.
—¡Está muy mal, es una falta de educación! ¡Un poquito de por favor, de dignidad! Le llamo al orden. Si quiere llamar la atención, cómprese un mono, le dijo.
Pero la oposición va más allá de su lenguaje y que el portavoz de Adelante califica como propio de un “abusón de colegio, con un tonito molesto especialmente agresivo con las mujeres, con un componente machista”. Añade José Ignacio García: “Hay una constante de saltarse el Reglamento, que es mejorable: los plenos monográficos, los plazos y los cupos de las minorías. Hay un atropello constante y lo hace con total impunidad, porque aparte de presentar recursos de amparo, la otra salida es acudir al Tribunal Constitucional, con un coste económico que no podemos afrontar. Y luego está la figura del letrado mayor, que calla y otorga. El letrado dice unas cosas en privado y otras en público. Yo quiero que actúe en público para que se cumpla la legalidad”.
La portavoz del grupo socialista y vicesecretaria general del PSOE, María Márquez, abunda en la denuncia de que la Mesa de la Cámara, con mayoría del PP, “retuerce el reglamento cada vez que quiere” y añade: “Es obvio que el presidente no solo no es imparcial, sino que sentimos un enorme desamparo. Indefensión total. No sabe mantener el orden y no puede pedir respeto, faltándonoslo como cuando le dice a una diputa “calladita”. Aguirre ya ni nos contesta”.
La portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, suele ser la diputada que más explicaciones pide a Aguirre en la Junta de Portavoces parar recordarle que en “ningún sitio está recogido que pueda ejercer el derecho de veto”, como cuando se niega a que se vote el cambio del orden del día. “La presidencia de Aguirre es un desatino, completamente enfocada a las indicaciones de su partido. Tiene que garantizar el ejercicio de la actividad parlamentaria respetando los derechos de los diputados. Y por supuesto de todos los grupos, con independencia de su tamaño. El Reglamento se lo salta constantemente, sin problema”. Nieto también afirma sobre el letrado mayor: “Parece haber olvidado que no es el letrado del presidente o del partido que gobierna. Es el letrado mayor del Parlamento y debería asistirnos al conjunto de diputados, así como velar por que las decisiones se tomen en el perímetro reglamentario. Lamentablemente, no hace ni lo uno ni lo otro”.
El portavoz del PP, Toni Martín, admite que las explicaciones que a veces da Aguirre “no son muy científicas, pero se le entiende” y destaca el ser una persona muy accesible, algo que le reconocieron todos los grupos durante la pandemia. Martín cree que tras las críticas de los grupos de la oposición lo que hay es una estrategia política para “intentar desgastar tanto al presidente de la Junta como al presidente del Parlamento” por ser, en su opinión, “dos baluartes” de su partido. “Cuando uno va perdiendo un partido por 6 a 0 te dedicas a dar tarascadas para hacer que el terreno de juego se embarre. Todas las encuestas dicen lo mismo: van para abajo que escarban, no pueden estar quietos y han optado por esto”.
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