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La crónica | Sánchez se aferra al ‘y tú más’ en un Congreso incendiado

El presidente se encara incluso con Rufián mientras Sumar hace patente su distancia con el PSOE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso durante la sesión de control este miércoles.Foto: Claudio Álvarez | Vídeo: EPV
Xosé Hermida

Llegó un momento en que el volumen del griterío era tal que resultaba imposible discernir qué estaba diciendo Pedro Sánchez. Apaleado por la oposición, con el Congreso convertido en una caldera explosiva y sus socios de Gobierno poniendo tierra de por medio -los ministros de Sumar que no tenían preguntas, entre ellos la vicepresidenta Yolanda Díaz, se ausentaron del banco azul en la sesión de control de este miércoles-, el presidente hasta patinó con un desliz y se le escapó la afirmación de que el PSOE tiene “tolerancia absoluta con la corrupción”. Sánchez se aferró al y tú más contra el PP como línea de defensa casi exclusiva. Hasta acabar estallando de cólera.

Lo llamativo fue que la reacción más airada del presidente no se desencadenó ante Alberto Núñez Feijóo, que lo había tildado de “lobo que lidera una manada corrupta”. Ni siquiera ante Santiago Abascal, que había acabado su intervención llamándole “corrupto y traidor”. Fue ante Gabriel Rufián, hasta ayer tan sólido defensor del Gobierno que el PP se burlaba de sus “masajes” a Sánchez. El portavoz de ERC lo conminó con un tono casi de fiscal: “Jure y perjure que esto no es la Gürtel del PSOE”. Y Sánchez se encaró con él destapando una vena iracunda pocas veces vista.

Combo formado por Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo con imágenes tomadas este miércoles en el Congreso.

El Congreso es ya solo ruido y furia. Al diputado del PNV Joseba Agirretxea -que casi tuvo que excusarse por preguntar sobre pesca al ministro del ramo- el hemiciclo le recordó a Mad Max: “La cúpula del trueno”. El espectáculo se desplegó con coreografía perfecta: el alboroto para poner nervioso a Sánchez, la desenfrenada ovación de la bancada popular a su líder, el coro manifestante gritando “¡dimisión, dimisión!”, la espantada de Abascal, que se fue dándose un aire muy digno sin escuchar la respuesta del jefe del Ejecutivo… Hubo hasta batalla de ovaciones. Los socialistas reaccionaron poniéndose en pie para arropar al presidente, mientras algunos diputados populares les hacían gestos irónicos para que continuasen.

En medio de la barahúnda, la presidenta, Francina Armengol, se desgañitaba: “¡Un poco de respeto!¡Dejen hablar! La democracia es escuchar al otro…” Lo único que conseguía cada reconvención era elevar los decibelios de la protesta. Armengol apeló al propio Feijóo rogándole: “Ponga orden en su grupo”. Allí, el portavoz, Miguel Tellado, lucía en su papel de gran animador de la fiesta. Se llevó una amenaza de expulsión, igual que el diputado de Vox José María Sánchez, después de que un torrente de insultos brotase desde la zona del grupo ultra: “¡Inútil!, ¡sinvergüenza!”.

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, este miércoles en el Congreso.

El primer pleno de control tras la explosión nuclear detonada la pasada semana por la UCO arrancó con Feijóo lanzando una de esas preguntas-insinuación al presidente sobre su grado de conocimiento de las andanzas del exsecretario de Organización socialista Santos Cerdán: “¿Es verdad que a usted le advirtieron hace meses que el señor Cerdán era un corrupto?”. Feijóo reiteró por milésima vez su exigencia de elecciones con uno de esos juegos de palabras tan queridos por los guionistas de Génova: “No tiene que salvar a los españoles de sí mismos. Los españoles tienen que salvarse de usted”.

Las primeras palabras de Sánchez fueron para insistir, también por milésima vez, que no habrá elecciones y anticipar el discurso del que ya no se desprendería: “El único adelanto que va a haber es el de la sentencia de los muchos casos de corrupción que afectan al PP”. Rugido estrepitoso en la cúpula del trueno. El presidente, como es habitual, dejó la pregunta sin contestar. Y se adentró en las procelosas aguas del y tú más con el pretexto de que el PSOE actúa con contundencia allá donde el PP mira para otro lado. En su segunda réplica perseveró entregándose a un pormenorizado repaso geográfico: el novio de Díaz Ayuso, Mazón, las denuncias de los interventores de la Junta andaluza, el conselleiro gallego dimitido tras una denuncia por agresión sexual… Los rugidos alcanzaron entonces proporciones selváticas. Y el discurso de Sánchez se fue transmutando en un lejano ruido de fondo.

Abascal amasó un revuelto con el caso de Cerdán y las investigaciones a la esposa y al hermano del presidente para llegar a una extraordinaria conclusión: “El dinero con el que no se llenan los bolsillos se lo entregan a los inmigrantes ilegales y a las ONG”. Luego anunció que no se quedaría a escuchar la respuesta para “no soportar su chulería”. Mientras el líder ultra abandonaba el hemiciclo, Sánchez recitaba los procedimientos por financiación ilegal abiertos a Vox en el Tribunal de Cuentas.

El líder de Vox, Santiago Abascal, abandona la sesión de control al Ejecutivo celebrada este miércoles en el Congreso.

Lo que nadie podía esperar era que el momento de máxima tensión llegase con la pregunta de Rufián. Tantas veces tildado de demasiado condescendiente con el PSOE, el portavoz de ERC sacó esta vez el machete: “Usted quiere que nosotros nos creamos que supo antes de ayer quiénes eran Ábalos y Cerdán, con los que compartió miles de horas en viajes por todo el país en un coche”. Dicho esto, le asestó la exigencia de que “jurase y perjurase” que no se trata de un caso de financiación ilegal del PSOE. A Sánchez se le hincharon las venas del cuello. “Lo que no voy aceptar es que usted haga de la anécdota categoría”, respondió irritadísimo. “La izquierda no es corrupta, la izquierda no roba”, sentenció tras confesar lo “doloroso en lo político y en lo personal” que le están resultando el caso. Ya sin turno de réplica, Rufián descargó su enojo ante los periodistas en el pasillo y durante unos minutos mantuvo la incógnita de si asistiría al encuentro al que lo había citado el presidente en La Moncloa.

Los casos de corrupción del PP, de los más próximos a los más remotos, siguieron acaparando las respuestas de los ministros y desatando la escandalera en la bancada opositora. Solo la logró acallar el titular de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, en su duelo con Cayetana Álvarez de Toledo. Bolaños leyó unas antiguas declaraciones de la diputada popular en las que arremetía contra la UCO por los informes que acabarían llevando a prisión al exministro Rodrigo Rato. El ministro también afeó a Tellado la “violencia verbal” del PP que, denunció, “legitima y justifica la estrategia de intimidación de Vox contra los militantes socialistas”.

La ministra de Sanidad, Mónica García, y el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, conversan durante la sesión de control al Gobierno de este miércoles.

De Sumar solo acudieron los ministros de Sanidad, Mónica García, y de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, que tenían que responder a los grupos. Este último aprovechó una pregunta de Néstor Rego, del BNG, sin relación con el caso, para explicitar la línea fronteriza con su socio de Gobierno. Después de que Sánchez hubiese repetido en la sesión que no existe la “corrupción cero”, Bustinduy proclamó con gran vehemencia que “no es verdad” que ese tipo de comportamientos “sean inevitables”. Y se refirió entonces a “las organizaciones de izquierda”: “Hemos sufrido lawfare, montajes, persecuciones, decenas de querellas falsas, la policía patriótica que montaron los demócratas estos de aquí...”, prosiguió señalando a la bancada del PP, “¡y ni un solo caso de corrupción!”. Sonó tan vibrante que levantó de sus asientos a los diputados de Sumar.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.
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