

El Madrid no cambia: el estreno de Xabi Alonso comienza con un empate en el Mundial de Clubes
El Real, impreciso, no puede contra un Al Hilal más estructurado, después de que Valverde fallara al final un penalti, el séptimo de 19 intentos esta temporada

El Real Madrid ilusionado de la nueva etapa con Xabi Alonso a los mandos comenzó con sensaciones similares a las del final frustrante de la de Carlo Ancelotti. Sobre todo por el sinsabor final, ya casi fuera de tiempo, el penalti que Bono le detuvo a Fede Valderde, el séptimo lanzamiento de 19 desperdiciado por el equipo en lo que va de este curso con dos eras. Pero no fue lo único. Antes del penalti, al Real le volvió a faltar ideas, fluidez y amenaza, y se mostró bastante vulnerable cuando Al Hilal tenía la pelota, sin mordiente para cortarle los circuitos, más bien contemplativo. El Madrid empieza el Mundial de Clubes con un empate con el que no contaba después de un partido del que esperaba bastante más.


Aunque tampoco es sencillo medir la evolución de algunas cuestiones pendientes, como la actitud y el compromiso en un encuentro que comenzó algo después de las tres de la tarde, en un ambiente sofocante de calor y humedad. Xabi había advertido que haría falta tiempo. Y es cierto, porque por ahora lo que muestra el equipo se parece mucho a lo que se había visto en esta temporada decepcionante.
También se vio algo nuevo, sí. La primera incógnita que despejó Alonso fue el sistema. El equipo salió dispuesto en un 4-3-3, con Tchouameni de pivote, Bellingham a la izquierda y Valverde a la derecha. Por delante, Rodrygo volvió al once por la derecha después de varias semanas de ausencias. Vinicius se instaló en su costado izquierdo y, entre ellos, Gonzalo. Con Mbappé fuera de la convocatoria por su proceso febril de los últimos días, el técnico optó por el canterano en lugar de introducir por ejemplo otro centrocampista con más rodaje, como Ceballos o Arda, o incluso un perfil más atacante como el de Brahim. La decisión apunta a un intento de empezar por afianzar el esquema, en el que entrará enseguida Mbappé.
En este punto, al Madrid todavía le encajaban mejor las piezas en la pizarra, con el juego detenido, que es donde se muestran las intenciones. Para empezar, ir a buscar muy arriba al rival, sobre todo en los saques de puerta de Bono, con la línea defensiva en el centro del campo y Bellingham y Gonzalo sobre la frontal, esperando el golpeo como un pistoletazo de salida para lanzarse a presionar.
Son detalles casi topográficos, como la posición de Trent cuando ataca el equipo. El inglés se instalaba en zonas centradas, dejando la banda para Rodrygo. Todas estas eran cuestiones que se podían representar en una pizarra. Luego la pelota echaba a rodar y el Madrid todavía no descifra su mapa. Hay aspectos de funcionamiento que todavía no fluyen, claro, pero también se acumulaban las imprecisiones en los pases, un aroma muy de pretemporada, aunque los futbolistas no han parado tanto. Pero la vida casi ha empezado de cero.
Tampoco sobraban las ideas. El centro del campo se atascaba con la pelota, con un panorama bastante estático por delante. El más iluminado para encontrar salidas era Huijsen, un central, que filtraba a alguna aparición de Bellingham por el centro. Pero apenas salía nada de aquello, y Vinicius no acertaba ni en el regate ni en el pase, desesperado al punto de ver una amarilla porque el árbitro entendió que había fingido una falta.
Nada encajaba. Nada fluía. Tampoco la estructura defensiva. Al Hilal perdió enseguida el respeto inicial por el Madrid y parecía un par de meses por delante en su rodaje, pese a que también estrenaba entrenador. Pero los desajustes el Real vienen de lejos, y el equipo saudí había terminado algo más afinado. João Cancelo y Malcolm hacían sufrir mucho a Fran García, que no encontraba ayuda en Vinicius y Bellingham. Y por el otro lado Renan Lodi y Salem Al-Dawsiri tocaban alrededor de Trent. Al Hilal comenzó a acumular ocasiones con el Madrid llegando siempre tarde a todo, persiguiendo las secuencias de pases de los saudís, un paso por detrás. Como desajustados.
Entonces, cuando se veían un poco a la deriva, Trent robó una pelota y encontró un apoyo en Gonzalo, que se descolgó para apoyar, girarse y arrancar hacia la otra portería. Dio con Vinicius, que enlazó con Valverde y Rodrygo en la derecha. El brasileño se sacó un pase formidable al otro palo, por donde entraba Gonzalo. Remató con la derecha, le pegó en la izquierda, y ese pequeño fallo le sirvió para superar a Bono.
El gol les dio algo de aire, recuperaron algo la pelota, que habían perdido de vista. Pero el respiro no duró demasiado. Asencio derribó a Leonardo en el área en el punto de la jugada en el que Leonardo ya se alejaba y Neves acertó con el penalti.
Xabi retiró en el descanso a Asencio, con malestar los últimos días, retrasó a Tchouameni a la defensa y aprovechó para introducir a Arda en busca de alguna idea creativa, de cierta intención en el mando del juego. El turco aportó algo más de variedad, alguna velocidad distinta. Pero encontraba poco acompañamiento. Vinicius estaba desafinado, Rodrygo no enhebraba un regate. Ninguno de los dos terminó el partido, que Xabi cerró con una delantera compuesta por Gonzalo, Víctor Muñoz y Brahim.
El Real cercaba ya el área de Bono, pero no encontraba el camino. Todo se le hacía un atasco, pese a que también había comparecido Modric sobre el campo, jaleado constantemente desde que se asomó a conocer el campo mucho antes del partido.
La mejor ocasión que tuvo el Madrid para superar un Al Hilal al que apenas provocó problemas se la proporcionó el propio Al Hilal en una jugada que necesitó del chivatazo del vídeo. Al-Qahtani golpeó con el brazo en la boca a Fran García en el área y Valverde, con el brazalete de capitán, se vio ante la pelota a once metros de Bono. El portero marroquí, experto en la distancia, acertó el lado y ahí se le esfumó la oportunidad del primer rescate in extremis de la nueva era Xabi Alonso, en la que sigue todo pendiente.
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