Fundación para el Estado de Derecho: guardianes del imperio de la ley

“Defendemos las reglas de juego. Somos el niño mamón que, jugando fútbol con los amigos, dice que hay fuera de lugar”, es como Andrés Caro define el estado de derecho y el trabajo de la Fundación para el Estado de Derecho (FEde) para resguardarlo.

Todo surgió cuando un grupo de creyentes en las ideas liberales comenzó a hablar sobre sus inquietudes por el momento que atravesaba el país. Así lo recuerda Caro, uno de sus cofundadores: “Empezamos a conversar, entre 2020 y 2021, sobre dos elementos que nos parecían muy graves: el estallido social, como esta idea de un sistema político que se veía muy desgastado para un pedazo importante de la población y cuyas instituciones estaban perdiendo legitimidad; y la emergencia del populismo en Colombia, que nos preocupaba bastante”.

A finales de 2022, dieron un paso al conformar lo que en principio sería un Centro de Pensamiento Liberal (“no libertario”, acota Caro), que rápidamente cambió de rumbo. “Creíamos que podíamos ser una voz importante en un debate público cada vez más radical, cuando este Gobierno empezó a emitir una serie de decisiones de regulación abiertamente ilegales”, cuenta. Ante esa situación, la junta directiva y que ya eran 40 fundadores, de todo el espectro político, decidieron defender el estado de derecho a través de los litigios estratégicos y de un área de ideas que promoviera la formación y participación de una ciudadanía activa.

Y así lo vienen haciendo hasta ahora, como cuenta Luis Guillermo Vélez Cabrera, cofundador y presidente de la junta. “Tenemos el mejor equipo de litigio de asuntos públicos en el país”, dice el exdirector de la Agencia Nacional para la Defensa Jurídica del Estado. “En los últimos tres años hemos adelantado más de 230 acciones públicas de diversa naturaleza en defensa del estado de derecho y del régimen constitucional. Nuestros resultados, como es natural, dependen de los tiempos de la justicia, pero aun así hemos obtenido fallos favorables en más del 82% de las decisiones”.

Son litigios que siguen unas normas básicas, establecidas desde que se creó la fundación: no reciben dinero, no litigan individualmente ni a nombre de terceros ni por intereses particulares. Litigios que, a pesar de parecer alejados del día a día del ciudadano desprevenido, tienen un gran impacto en su cotidianidad; por ejemplo, una acción de cumplimiento obligó al Estado a pagar subsidios de energía a los estratos 1, 2 y 3 por 2,5 billones de pesos, otro caso impulsó la creación de alertas tempranas para prevenir la violencia sexual en la infancia.

Pero la Fundación no acude a la justicia como primera opción: “Lo deseable es que las autoridades corrijan sus actos y cumplan sus deberes sin necesidad de intervención judicial. Por eso, antes de demandar, formulamos requerimientos y advertencias para prevenir afectaciones al orden jurídico. Solo acudimos a los jueces cuando esos esfuerzos no prosperan”, advierte Ana María Moncada, consultora líder del equipo de litigios.

En paralelo, la entidad cuenta con profesionales que hacen seguimiento a las principales iniciativas legislativas. “Son, si se quiere, unos cazamicos que han alertado sobre medidas legislativas y regulatorias que atentan contra derechos fundamentales como la separación de poderes, la libertad de empresa y la propiedad privada”, agrega Vélez.

En este mismo sentido nació –gracias a una idea de Laura Arboleda, cofundadora– el Semáforo del Estado de Derecho, que opera en alianza con Open Society. “Es un análisis de proyectos de regulación para los tomadores de decisiones y los medios de comunicación La idea es que, si eres un ministro que está tomando una decisión de regulación que nosotros encontramos inconveniente o conveniente, te mandamos el documento para darte argumentos. No solo queremos litigar, sino prevenir”, afirma Caro.

Convicción, sinceridad, trabajo riguroso, arrojo y una actitud “pendenciera”, dice Caro, son las cualidades que han llevado a la también conocida como FEde a consolidarse en corto tiempo como un referente y establecer alianzas con organizaciones nacionales e internacionales como National Endowment for Democracy, Transparencia por Colombia y ProAntioquia.

Se muestran conscientes de que hacen un trabajo importante, que van a continuar. Como reflexiona Moncada: “La FEde ha asumido la tarea de proteger principios y libertades que se creían consolidados, pero que hoy enfrentan amenazas reales: las libertades individuales y económicas, la separación de poderes, la autonomía territorial, la seguridad pública y la vigencia de las instituciones democráticas. En esa misión radica su importancia y su diferencia”. Caro lo resume en una frase que revela qué generación pertenece, porque aparecía antes de terminar un juego de Nintendo: “Everything not safe will be lost” (lo que no se salva se perderá). “Nuestro ejercicio es salvar y conservar el derecho de estado y la libertad”, concluye.