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Petro aumenta la tensión en la frontera: “No se ha cumplido el tratado de límites, Perú lo violó”

Mientras Gustavo Petro traslada su discurso del día de la independencia al puerto de Leticia, frente a la isla en disputa, una delegación ministerial peruana la visita como muestra de soberanía

Gustavo Petro, en Leticia, este jueves.
Santiago Torrado

La tensión escala. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha redoblado este jueves su reivindicación territorial de una isla en el río Amazonas que ha emergido como motivo de un diferendo limítrofe con Perú. “Colombia no reconoce la soberanía del Perú sobre la denominada isla de Santa Rosa y desconoce a las autoridades de facto” en esa formación, proclamó ante una pequeña multitud de simpatizantes, funcionarios y congresistas oficialistas. Había trasladado las conmemoraciones de la Batalla de Boyacá desde el lugar del combate en el que Simón Bolívar selló la independencia en 1819 hasta el puerto fronterizo de Leticia, unos mil kilómetros al sur. Desde esta ciudad amazónica, que por primera vez acoge las celebraciones de la fiesta nacional colombiana, el presidente hizo énfasis en que leía una declaración diplomática como jefe de Estado en la fecha que también marca el tercero de sus cuatro años en el poder.

En respuesta, el primer ministro peruano, Eduardo Arana, visitará la formación en disputa durante la misma jornada. Los dos actos, separados por apenas algunas horas y un par de kilómetros, señalan la relevancia que los dos Gobiernos han concedido en los últimos días a una disputa que por años ha estado durmiente.

El presidente colombiano, que ha asumido un tono de campaña política de cara al último año de su cuatrienio, ha dado también un giro nacionalista a su discurso al reflotar esta semana una vieja disputa por la isla Santa Rosa, que surgió hacia 1970, décadas después de los tratados limítrofes de hace un siglo. “Han aparecido islas que están al norte de la actual línea más profunda [del río Amazonas], y el gobierno de Perú acaba de apropiárselas por ley y poner la capital de un municipio en un terreno que, por el tratado, debe pertenecer a Colombia”, trinó Petro el martes al informar el inédito traslado de las celebraciones a Leticia, en el extremo sur del país y en la triple frontera junto a Brasil.

“Claro que los ríos cambian, porque están vivos, porque el planeta es un fluir”, se reafirmó Petro este jueves. “El río ha cambiado, y lo preveía el tratado”, aseguró. “No se ha cumplido el tratado, Perú lo violó”, subrayó.

Santa Rosa, con unos 3.000 habitantes que se consideran peruanos, se acerca cada vez más a la costa colombiana. La Cancillería defiende que la isla nunca ha sido formalmente adjudicada a Perú, y que los territorios surgidos sobre el río desde los tratados de 1922 y 1929 deben surtir “un proceso de asignación de común acuerdo”. En juego está el acceso directo de Leticia al Amazonas, en riesgo por los cambios en el cauce del río más caudaloso del mundo. “El Gobierno del Perú ha copado un territorio que es de Colombia”, aseguró Petro.

La crisis ha tomado por sorpresa al Ejecutivo de Dina Boluarte. Perú ha manifestado su “enérgica protesta” por las palabras de Petro, que suele manejar la diplomacia a golpe de publicaciones en X, su canal de comunicación predilecto. Para la cancillería peruana, no existe ningún debate: Santa Rosa nació de otra isla, Chinería, que los tratados otorgan a Perú. Por ello, afirma, tienen todo el derecho a crear un municipio o distrito nuevo. “Dicha circunscripción territorial se encuentra bajo la soberanía y jurisdicción de nuestro país”, argumenta en un comunicado de prensa. “Tenemos las pruebas técnicas, científicas: la isla de Santa Rosa no es una extensión de la isla de Chinería”, ripostó Petro en su discurso.

La población de Santa Rosa siempre ha funcionado como parte de ese país. Allí hacen presencia instituciones públicas como la policía, el Banco de la Nación o las aduanas, además de tener una escuela y un hospital. Entre ella y Leticia, sustancialmente más grande, con unos 55.000 pobladores, pasaba el brazo principal del río, pero en los últimos años los cambios en el afluente han hecho que el caudal se haya ido reduciendo allí, hasta el punto de que diferentes autoridades y expertos temen que el puerto deje de ser funcional y Colombia pierda su conexión con el Amazonas.

La isla de Santa Rosa no es la única formación nueva en el río desde que Colombia y Perú definieron sus límites. Tras un conflicto bélico entre 1930 y 1932 por la demarcación, los países acordaron que una comisión binacional resolvería cualquier diferencia futura. Esto no ha ocurrido, pese los cambios de los dos ríos que sirven de límite (más al occidente se trata del Putumayo). El año pasado, la tensión escaló durante el Festival de la Confraternidad Amazónica en Leticia. Frente a autoridades peruanas, el director de Soberanía Territorial de la Cancillería colombiana habló de una “ocupación” de la isla, Lima mandó una nota de protesta y Bogotá se disculpó.

Luego, Perú dio un paso para reforzar su soberanía, con la promulgación de la ley que crea a Santa Rosa como un distrito de la región de Loreto. Para Óscar Vidarte, internacionalista y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, fue una reacción a la crisis del año pasado. “Lo que busca la creación del distrito es darle más legitimidad al reclamo y fortalecer a la isla ante cualquier pretensión colombiana”, apunta.

Las relaciones entre ambos países son tensas desde diciembre de 2022, al punto de que Petro ha considerado ilegítima a la presidenta Boluarte. Argumenta que su antecesor, Pedro Castillo, salió de una manera indebida del cargo –destituido tras un episodio ampliamente considerado por otros países como un autogolpe–. Petro consideró la decisión como “un golpe de Estado” y retiró a su embajador; Boluarte, que se apoyó en sectores de derecha, denunció “injerencias” y tomó la misma medida. Desde entonces, las delegaciones diplomáticas son dirigidas por encargados de negocios. En mayo pasado, Boluarte dejó a Petro con la mano estirada en la ceremonia de asunción de Daniel Noboa como mandatario de Ecuador.

Para este nuevo capítulo del deterioro de las relaciones, Petro estuvo flanqueado por varios ministros de un gabinete en constante remodelación. Estaban el de Interior, Armando Benedetti, que ha sido vocero de la inesperada crisis con Perú; la canciller encargada, Rosa Villavicencio; o el ministro de Defensa, el general en retiro Pedro Sánchez. También lo acompañó la vicepresidenta Francia Márquez, a pesar de estar públicamente distanciados. Diferencias que se pueden aparcar cuando se pone sobre la mesa la soberanía nacional.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.
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