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Colombia acusa a Perú de “apropiarse” de una isla en el río Amazonas

Gustavo Petro cuestiona la creación de un distrito en una formación de tierra que surgió frente a la ciudad colombiana de Leticia

Dina Boluarte, presidenta de Perú y Gustavo Petro, presidente de Colombia

Una vieja disputa territorial entre Colombia y Perú en el río Amazonas ha escalado este martes y parece a punto de explotar. Atrás han quedado las notas de protesta de Bogotá por la creación hace unas semanas de un distrito peruano en la isla de Santa Rosa, una formación de tierra que surgió después de los tratos limítrofes de hace un siglo. El presidente Gustavo Petro se ha apersonado del tema y ha acusado al país vecino de “copar un territorio” que, dice, le pertenece a Colombia. Ha anunciado que esta situación lo ha llevado a mover las conmemoraciones del próximo jueves por la Batalla de Boyacá, que tradicionalmente se organizan en ese departamento del centro del país. Hablará en la ciudad amazónica y fronteriza de Leticia, a unos 1.000 kilómetros del sitio donde Simón Bolívar selló la independencia en 1819 y justo el lugar que, tras una pequeña invasión peruana, desencadenó en 1930 el único conflicto bélico que ha tenido Colombia con un país vecino.

“Han aparecido islas que están al norte de la actual línea más profunda, y el Gobierno del Perú acaba de apropiárselas por ley”, ha denunciado el presidente colombiano en X. “Esa acción unilateral y violatoria del tratado de Río de Janeiro [de 1934] puede hacer desaparecer a Leticia como puerto amazónico, quitándole su vida comercial”, ha agregado. La isla de Santa Rosa (unos 3.000 habitantes), que cada vez se acerca más a la costa colombiana, está justo en la triple frontera con Brasil. Leticia es el punto de entrada de Colombia al río más caudaloso del mundo, y un importante centro comercial y de transporte.

La Cancillería colombiana, en tanto, ha emitido un comunicado en el que señala que los territorios que han surgido sobre el río desde los tratados de 1922 y 1929 deben surtir “un proceso de asignación de común acuerdo”. “Durante años, Colombia ha sostenido la necesidad de que se realice el trabajo binacional para la asignación de islas, y ha reiterado la posición de que la ‘Isla de Santa Rosa’ no ha sido asignada a Perú”, se lee en el texto. Según la entidad, ambos países se encontraban en un proceso de diálogo que se paralizó hace unas semanas, cuando Perú sancionó la ley que crea el Distrito de Santa Rosa .

Triple frontera entre Colombia, Brasil y Perú, en la región amazónica.

La crisis ha tomado por sorpresa a Lima. La presidenta Dina Boluarte y su ministro de Relaciones Exteriores, Elmer Schialer, se encontraban en pleno vuelo a la XVI Reunión del Consejo Empresarial Peruano-Japonés. La única voz peruana durante varias horas fue la de Javier González-Ochoa, excanciller de Boluarte. Ha considerado que el mensaje de Petro es “provocador” y ha enfatizado que la frontera “está claramente establecida” por el Tratado Salomón-Lozano, que acordó los límites entre ambos países y que fue suscrito en marzo de 1936. “Puso fin a prolongado conflicto territorial entre ambas naciones”, ha subrayado en una radio local.

El Palacio de Torre Tagle, la sede de la Cancillería peruana, ha respondido hacia las once de la mañana, tres horas y media después del mensaje de Petro. “El Gobierno del Perú expresa su más firme y enérgica protesta respecto a las declaraciones del Gobierno de Colombia con relación a los derechos soberanos y actos de jurisdicción que ejerce legítima y legalmente el Perú de manera pública y permanente hace más de un siglo sobre la integridad de su territorio nacional”, se lee en un comunicado.

Una disputa de larga data

La Isla de Santa Rosa es solo uno más de una serie de cambios morfológicos que están generando problemas en la frontera, que allí transcurre por el río Amazonas. De esas formaciones, es la que ha adquirido un mayor perfil a raíz de su ubicación frente al puerto de Leticia. El año pasado, la tensión escaló cuando un diplomático colombiano se quejó al respecto en una reunión local con autoridades peruanas. En el Festival de la Confraternidad Amazónica, el director de Soberanía Territorial de la Cancillería habló de una “ocupación” peruana de la isla. Lima mandó una nota de protesta y, en ese entonces, fue Bogotá la que se disculpó. Ambos países limaron asperezas a nivel ministerial y la crisis se resolvió rápidamente.

Después, a principios de julio de este año, vino la promulgación de una ley peruana que establece la creación de Santa Rosa como un distro de la región de Loreto. En un comunicado, el Congreso de ese país señala que la norma apunta a “fortalecer la presencia del Estado, mejorar la provisión de servicios públicos, y consolidar la soberanía en una zona crítica de frontera internacional”. Para Oscar Vidarte, internacionalista y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, es claro que la ley fue una reacción a la crisis del año pasado, que sacó el tema de los ámbitos académicos. “El incidente dejó una espina en Perú, una alerta de que en Colombia empieza a darse esa versión de que Santa Rosa es colombiana”, explica en una llamada telefónica.

El experto comenta que Santa Rosa surgió de la isla de Chinería, existente desde antes de los tratados limítrofes, y que “siempre tuvo autoridades peruanas y elecciones”. Para él, la ley no puede interpretarse como que Lima anexó un territorio nuevo. “Perú siempre reconoció a Santa Rosa. Lo que busca la creación del distrito es darle más legitimidad al reclamo y fortalecer a la isla ante cualquier pretensión colombiana”, apunta. Por otro lado, considera que Colombia tiene “una preocupación válida” sobre su acceso al río Amazonas y que ambos países deben dialogar al respecto. “La solución no es escribir mensajes en X que agravan la situación. Espero que Perú responda de manera clara y firme, pero sin entrar en una fase de enfrentamiento verbal, innecesario”, resalta.

Las relaciones entre ambos países son tensas desde diciembre de 2022, cuando el Congreso peruano destituyó a Pedro Castillo. Petro consideró la decisión como “un golpe de Estado” y retiró a su embajador. La desde entonces presidente Dina Boluarte, que se apoyó en sectores de derecha, denunció “injerencias” y tomó la misma medida en reciprocidad. Desde entonces, las delegaciones diplomáticas han estado dirigidas por encargados de negocios. Los tibios acercamientos de los últimos meses apenas dieron resultados. La actualidad no es esperanzadora: en mayo pasado, Boluarte le hizo un desplante a Petro en la ceremonia de asunción de Daniel Noboa como mandatario de Ecuador. Lo dejó con la mano estirada. Un momento incómodo que refleja cómo marchan las relaciones.

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