El presidente Petro repetirá libreto
Una vez empiece la discusión del presupuesto 2026 el presidente colombiano, en lugar de reconocer el elevadísimo nivel de gasto de su Gobierno, otra vez le echará la culpa al Congreso


A veces el gobierno Petro parece un completo despelote. Un grupo descoordinado y poco ejecutivo que sufre para alcanzar sus metas. No importa si se trata del Ministerio de Transporte que a duras penas puede mostrar como logros de infraestructura algunas vías terciarias desarrolladas de la mano de las comunidades y la licitación para la reactivación de una única línea férrea. De resto, la parálisis. Algo similar ocurre con el Ministerio de Comercio e Industria, que supuestamente debería haber sido el gran motor de la reindustrialización de Colombia que prometió el presidente cuando era candidato. ¿Dónde están las nuevas industrias? ¿Qué están produciendo? Nadie lo sabe. El Ministerio de Minas y Energía ni ha promovido la minería ni ha adelantado grandes proyectos de generación de energía. Y ni hablar del Ministerio de Hacienda, que se supone debería ser el principal garante de que las finanzas del país se manejen con responsabilidad, pero que en los últimos dos años no ha hecho más que presentar abultados e insostenibles presupuestos donde el ahorro no existe y para cuyo déficit la única solución es crear nuevos impuestos. Más que un ministerio de la economía parece el ministerio del derroche irresponsable.
Pero ese ministerio y sus presupuestos impagables, contrario a lo que se podría pensar, son el resultado de un plan bien pensado por el presidente Petro para seguir manteniendo en vilo al país y seguir culpando a los demás de su propio desastre. No es necesario ir al oráculo de Delfos para desde hoy (1 de agosto) anticipar qué va a pasar en los meses por venir con el presupuesto general de la nación que el Gobierno presentó al Congreso para su aprobación y la subsecuente reforma tributaria que, de no aprobarse, dejará dicho presupuesto desfinanciado.
Una vez empiece la discusión del presupuesto 2026 y las comisiones económicas enciendan las alarmas ante el elevadísimo nivel de gasto del Gobierno y la imposibilidad de acompasarlo con los ingresos corrientes del Estado, el presidente Petro irá poco a poco alzando el tono diciendo que el Congreso quiere afectar a los colombianos, que el Congreso es indolente con los más vulnerables, que el Congreso no entiende que el país necesita todo ese dinero para funcionar correctamente, que el Congreso está lleno de corruptos, que el Congreso es enemigo del pueblo, que el Congreso merece ser revocado… Y así la letanía de frases contra el Congreso se irá multiplicando entre Petro, los miembros de su Gobierno y los políticos del Pacto Histórico, porque ellos, aunque hacen el presupuesto, no se hacen responsables del mismo.
La pantomima es tan absurda, pero la repetición del mensaje culpabilizando al Congreso resulta tan efectiva que esa realidad paralela y falaz que construye Petro y su Gobierno viene a ser como si yo fuera el administrador de un conjunto residencial donde se cobra mensualmente una cuota de administración de 100.000 pesos a cada copropietario, pero en julio se me va la mano en los gastos obligando a todo el mundo a pagar 200.000. Llegan las protestas y los llamados de atención, pero en vez de revisar por qué me pasé en julio y tomar todas las medidas para evitarlo y así regresar al cobro normal de los 100.000, más bien gasto más y más haciendo que la cuota suba a 250.000 y luego le echo la culpa a los copropietarios por el incremento. ¿A ver a quién le pagan para que mantenga las cuentas saneadas?
No hay que ser adivino. Petro repetirá el libreto. Porque no le queda más para justificar su mal gobierno. Hay que culpar a los demás.
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