El partido uribista Centro Democrático busca un salvavidas tras la condena contra su máximo líder
La formación política de derecha apuesta sus cartas en la apelación de la sentencia y en controlar la narrativa de ‘lawfare’ de cara a las elecciones de 2026

Si la condena de Álvaro Uribe supone una sacudida de la política nacional, para el Centro Democrático —el partido que fundó el expresidente— representa un terremoto de consecuencias imprevisibles. La formación política de derechas se encuentra en horas bajas, en un momento más complejo que el que sufrió en 2022, cuando Iván Duque finalizó su mandato con un muy bajo nivel de aprobación. El atentado contra Miguel Uribe, senador del mismo partido, frenó la agenda política a principios de junio, y ninguno de los otros cuatro precandidatos presidenciales puntea en las encuestas. Ahora, su líder natural ha sido hallado culpable de soborno a testigos y fraude procesal. La apelación a la pena, que se conocerá este viernes, podrá ser clave para la colectividad, que busca un salvavidas de cara a las elecciones de 2026.
El partido reaccionó a la decisión de la jueza Sandra Heredia en un comunicado muy escueto, si se compara con otras declaraciones de los meses previos en las que señalaban su malestar por el juicio en contra de Uribe. “Queremos manifestar nuestra tristeza y dolor por el sentido del fallo [...]. Seguiremos actuando con respeto institucional, firmeza jurídica y plena confianza en que la verdad y la inocencia del expresidente prevalecerán”, se lee en el documento publicado este lunes. La defensa ya anunció que apelará el fallo ante el Tribunal Superior de Bogotá el 11 de agosto, la fecha límite para hacerlo.
Varias figuras del partido tienen puesta la fe en la decisión en segunda instancia. “Habrá apelación ante un injusto proceso. ¡Hay Uribe y uribismo para rato! Para verdades, el tiempo, para justicia, Dios”, expresó la senadora María Fernanda Cabal, al tiempo que calificó la sentencia como “el resultado de una persecución política sistemática”. La congresista Paloma Valencia, muy cercana al expresidente, manifestó en una columna de opinión que la batalla es entre “Uribe y la institucionalidad, contra la historia retorcida que pretenden imponernos los defensores de la violencia política y la impunidad”. En otras palabras, que el juicio contra el exmandatario es un lawfare, un caso de judicialización de la política.

Definir el caso contra Uribe como tal puede verse como una estrategia política, aduce el analista y estratega político Carlos Arias. “La derecha puede sacar provecho para determinar una persecución y una cooptación de la justicia por parte de este Gobierno”, considera en un intercambio de mensajes. Esta sentencia, que llega después de 13 años de un laberinto judicial, tendrá una “incidencia en la narrativa y en la retórica del discurso de la confrontación” con la izquierda, según augura Arias. El abogado principal de la defensa, Jaime Granados, había argumentado en una entrevista con este periódico que una condena contra el expresidente “solo se explica si es un lawfare”.
Una narrativa para la compaña
El impacto que la decisión de la jueza tendrá sobre las expectativas electorales del Centro Democrático es la gran duda que se abre de cara al año electoral en 2026. Para Arias, dependerá de “la narrativa que construyan los líderes del partido”. El voto uribista, afirma, probablemente no cambie; pero los votantes de otros espectros de la derecha pueden encontrar una propuesta similar de aglutinar el voto contra Gustavo Petro en candidatos como Vicky Dávila o Abelardo de la Espriella.
Daniel Briceño, concejal de Bogotá por el Centro Democrático y una de las figuras crecientes del partido, se muestra optimista. “Vamos a crecer muchísimo y no solo por lo que está pasando”, asegura en una conversación telefónica. El diputado local argumenta que su formación ha sido la única firme en haber hecho oposición durante todo el Gobierno de Petro y que eso les da mayor peso sobre otros partidos de la misma esfera como el Partido Conservador o el Cambio Radical.
El concejal también reconoce el capital electoral que han tenido hechos como el atentado contra Miguel Uribe, en junio pasado, y la condena de Álvaro Uribe: “El atentado ha hecho que el partido se cohesione, pues muestra que vive una persecución constante y, con lo que pasó ayer, se va a percibir una clara asimetría en la aplicación de la ley en Colombia, que hace que la gente se solidarice y el partido se fortalezca”. Briceño no califica la situación de lawfare, pero sí recalca que hay “graves errores jurídicos”.
Sin Miguel Uribe, los cuatro precandidatos restantes del partido —María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín y Andrés Guerra— no gozan de una popularidad diferencial para señalar en este momento a un líder. La última encuesta Invamer no pone a ninguno por encima del 5% en la intención de voto. Ni siquiera Iván Duque, presidente entre 2018 y 2022, pudo salir de la sombra de Álvaro Uribe, que es hasta la silueta del logo del partido.

“Viene un golpe mediático y reputacional para los candidatos que puede ser visto como una crisis, pero en estrategia política se puede convertir en una oportunidad. El camino, lamentablemente, va a aumentar la polarización”, prevé el analista Arias.
El efecto Trump
El fallo no solo ha recibido el rechazo del Centro Democrático, sino también de varias figuras del Partido Republicano de Estados Unidos, al que es muy cercano. Marco Rubio, secretario de Estado, tachó de una “instrumentalización del poder judicial” la condena a Uribe, al tiempo que otros congresistas norteamericanos, como el senador de origen colombiano Bernie Moreno, rechazaron la decisión.
Para el Centro Democrático se abre un escenario de difícil equilibrio. El apoyo de los funcionarios republicanos le da fuerza en sus denuncias de lawfare, pero la respuesta estadounidense de Rubio ha hecho cuestionar a muchos si Donald Trump tomará una decisión similar contra Colombia como la que tomó contra Brasil. El mandatario anunció aranceles de castigo por la “caza de brujas” contra el ultraderechista Jair Bolsonaro, que espera sentencia en septiembre. La medida le dio aire al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y acabó por aislar a Bolsonaro.
Aunque no está claro si esta vez Washington empleará la presión comercial para defender al expresidente colombiano, pues Bolsonaro es más contemporáneo a Trump que Uribe, el presidente Petro ya se montó a la ola patriótica y rechazó las declaraciones de Rubio. “Una intromisión en asuntos judiciales de otro país, es una intromisión a la soberanía nacional. El mundo debe respetar los jueces de Colombia, muchos han caído asesinados por ayudar al mundo”, indicó en X.
El partido fundado por Uribe, concluye Arias, debe maniobrar con prudencia su estrategia para los comicios legislativos y presidenciales de 2026, en los que se juega su influencia: “Tras el golpe emocional, se activa la indignación y el rechazo que pueden capitalizar en comportamiento electoral, se radicalizan las ideas ya preconcebidas y se busca la coincidencia del discurso. Ahí es donde pueden sacar provecho”.
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