España ante la Gran Adaptación
Debemos apoyar entre todos un pacto de Estado para afrontar la emergencia climática o el país será sobrepasado por una crisis sin precedentes


Incendios devastadores arrasan España. Cuatro muertos, numerosos heridos, bomberos exhaustos, 1.400 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) movilizados en labores de extinción, decenas de miles de vecinos desalojados, agotados y angustiados, casas y pueblos incendiados, 350.000 hectáreas de bosque destruidas, numerosísimos fuegos simultáneos, sensación por momentos de desbordamiento de los equipos ante la extraordinaria extensión, fuerza y velocidad de las llamas, el mayor dispositivo europeo de colaboración contra incendios de la historia,… La sociedad española se siente conmocionada, hay sensación de impotencia, existe alarma social. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha acertado al proponer un pacto de Estado frente a la emergencia climática. Estamos de hecho ante una iniciativa de calado histórico. Para situarla en su contexto, se necesita comprender la fase de la emergencia climática en la que nos hemos adentrado.
A principios de este año, 2025, el director del prestigioso Instituto Postdam para la Investigación del Impacto Climático, Johan Rockstrom, se dirigía a su audiencia en la cumbre de Davos aportando un dato de extraordinaria importancia. El aumento de la temperatura media global en la última década, 2015-2024, ha sido de 0,27 grados centígrados, notablemente superior a la media registrada en cada una de las cuatro décadas anteriores. Poco tiempo después, en el mes de junio, un grupo de 61 científicos liderados por Piers M. Forster de la Universidad de Leeds, presentaba el informe Indicadores del cambio climático global 2024. El incremento de la temperatura media de origen antropogénico ya ha alcanzado en 2024 los 1,36 grados y con los niveles de emisión actuales se alcanzará el umbral de 1,5 grados (el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París) para el año 2030, conclusión compartida por la Organización Meteorológica Mundial en su reciente informe anual. En nuestro país el aumento de la temperatura respecto a la época preindustrial se sitúa ya en 1,8 grados.
En otras palabras, nos estamos adentrando en el abrupto territorio de la emergencia climática. Por ello, si bien continúa siendo extraordinariamente importante reducir las emisiones nacionales, europeas y globales (la próxima cumbre climática de Belem, Brasil, podría ser muy importante), es necesario desarrollar un salto cualitativo en la preparación de nuestra sociedad ante los gravísimos impactos que ya se están manifestando con un aumento de 1,8 grados. La lista es bien conocida: incendios de sexta generación, danas catastróficas, oleadas de calor extremo, sequías recurrentes y persistentes, elevación del nivel del mar, extraordinario calentamiento de las aguas del Mediterráneo, reducción de recursos hídricos, pérdidas notables en la agricultura, desertización creciente de amplias franjas del territorio, afecciones a la biodiversidad y a la salud de los ecosistemas, impactos que, y este es un mensaje crucial, se van a agravar en los próximos años.
Teniendo en cuenta la inercia del sistema climático, así como las existentes en los sistemas demográfico, económico y energético globales, y guiados por el principio de precaución, habríamos de preparar a nuestro país ante un posible escenario en el que el incremento de la temperatura media global se aproxime a los dos grados hacia el año 2050, lo que implicaría un aumento de la temperatura media en España de alrededor de tres grados en esas fechas, como viene advirtiendo desde hace años la Agencia Estatal de Meteorología, Aemet, (Francia ya está trabajando ante un posible escenario de incremento de la temperatura de 2,7 grados en su territorio nacional hacia mediados de siglo).
En términos prácticos, nuestras ciudades, en las que vive el 81% de la población, se habrían de acondicionar para un escenario en el que, en el plazo aproximado de una década, sean cada vez más frecuentes veranos con temperaturas máximas de 45 grados, puntualmente se rocen los 50 y sean habituales las noches tórridas por encima de los 30 grados (Barcelona ya ha puesto en marcha trabajos iniciales para prepararse ante escenarios en que se alcancen los 50 grados en la ciudad).
En consecuencia, los responsables políticos, institucionales, de opinión, empresariales, sindicales de nuestro país han de comprender y asimilar que España afronta una alteración de su climatología de carácter estructural. Estudios recientes de la Universidad Politécnica de Cataluña (Arellano y otros, 2024) apuntan, en ese sentido, a que la mayor parte del territorio nacional dejará de clasificarse hacia mediados de siglo como de tipo mediterráneo, pasando a incluirse en una variedad de tipo estepario. Y el clima está en la base misma de la economía y el bienestar de la nación.
Nuestro país precisa, en consecuencia, afrontar una adaptación de carácter sistémico que le permita reducir drásticamente su vulnerabilidad ante los mencionados impactos. Si España no logra en los próximos años fortalecer significativamente su resiliencia, podría verse sobrepasada por una crisis sin precedentes. La concatenación de impactos cada vez más graves y frecuentes podría quebrar en buena medida el espinazo de su desarrollo económico y social. Ante una amenaza de esa naturaleza, la estrategia más inteligente y solidaria es unirnos como país, apoyarnos en las importantes fortalezas económicas, científicas y tecnológicas existentes, reclamar el apoyo decidido de las instituciones comunitarias hacia el sur de Europa y afrontarla desde la confianza.
Por todo ello, dada la trascendencia de lo que está en juego en términos de prosperidad y bienestar de nuestra sociedad y de nuestra economía, no sólo para las actuales generaciones, sino para el legado que dejaremos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos, desde la perspectiva que me otorgan 30 años dedicados a este tema pido, por favor, a los responsables políticos e institucionales, a las fuerzas parlamentarias, a los líderes empresariales y sociales y al conjunto de la sociedad española que apoyemos entre todos el proyecto de un pacto de Estado para afrontar la emergencia climática. Sin precondiciones, sin exigencias previas, desde un espíritu de humildad, reconocimiento y respeto mutuo. Nadie tiene toda la razón, se necesitan todas las miradas, todas las perspectivas para que España pueda afrontar con éxito este formidable reto.
En esa dirección, dos aspectos se presentan a corto plazo como imprescindibles. Primero, movilizar al mejor conocimiento científico y técnico nacional y ponerlo a disposición de ese pacto. Segundo, elevar en varios órdenes de magnitud los recursos económicos del Estado y sus diversas instituciones territoriales a disposición de la Gran Adaptación.
Señalar, finalmente, que ante el dilema de “adaptarse o morir”, España habría de desarrollar una visión estratégica de país en el horizonte 2050 con objetivos intermedios ambiciosos. Por ejemplo, poner los medios económicos, científicos, técnicos y humanos necesarios para convertirnos, en los próximos cinco-diez años, en la nación más avanzada del mundo en prevención y extinción de incendios forestales.
Afrontamos un desafío extraordinario. Que las llamas que asolan España quemen todas las vanidades políticas y desde un espíritu constructivo sea la hora de la unidad. Pongamos entre todos en pie un gran pacto de Estado frente a la emergencia climática.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.