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COLUMNA
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Volverán los incendios

Apostar por lo público es la mejor forma de luchar contra el fuego

Vecinos de Vilar de Condes (Ourense) intentaban el viernes extinguir las llamas de un incendio forestal.
Pilar Mera

A veces el verano huele a quemado. La bruma rojiza cubre el cielo. El humo pica en los ojos, irrita la garganta. Parece que hay un incendio, dice alguien. No hace falta oírlo en las noticias. Lo sabes. Y la certeza te deja el corazón en un puño. Porque también sabes qué trae el fuego. Hectáreas de montes y bosques devastadas. Tierras negruzcas. Palitos que sobreviven tiesos, como banderas fantasmagóricas, donde árboles vigorosos dominaban orgullosos el paisaje. Vecinos obligados a abandonar sus casas a la carrera, sin saber si volverán. Animales perdidos. Heridos y, en el peor de los casos, muertos. Pérdidas cuantiosas, irrecuperables y mucho dolor.

Las noticias sobre incendios son un eterno lamento. Un estallido de indignación que se apaga en cuanto el fuego desaparece de los informativos. En la tierra que arde queda el dolor, el paisaje y las consecuencias, desde las pérdidas personales al manto de cenizas que cubre los suelos y que puede convertirse en riadas de lodo con las primeras lluvias.

En el resto del país, los incendios volverán a ser noticia el año que viene. Volverán, porque los incendios no son gratuitos y con la biodiversidad en cada quema se pierden también barreras naturales contra el fuego. Volverán porque las olas de calor han venido para quedarse y no prenden la chispa, pero regalan el combustible. Volverán porque nuevas circunstancias, como el cambio climático, amplifican problemas estructurales. Volverán, porque los diagnósticos se pierden en vaguedades discursivas para eludir responsabilidades y, de paso, acusar al contrario.

Entre las acusaciones más frívolas están las de un Ortega Smith que apunta al “fanatismo climático” y a “sus agendas 2030”. Su hablar es gratis porque no gobierna, aunque repite los bulos esgrimidos tras la dana en Valencia, donde su partido sostiene al Gobierno de Mazón. O las de una Isabel Díaz Ayuso que hacía menos daño con su ausencia vacacional en Miami que repitiendo las consignas de Vox y sus denuncias contra agendas ideológicas. Las falacias de la ultraderecha plantean siempre una disyuntiva. ¿Responder les brinda un altavoz y distrae el foco de los problemas reales? ¿No responder les regala el relato, dejando que cuelen mentiras y mensajes destructivos?

Como quizás ambas son ciertas, me aferro al dato que desarbola al relato engañoso para mantener el foco en lo importante. Cuando los incendios se apaguen, ¿qué podemos hacer para evitar portadas tan dolorosas el año que viene? Quienes sufren los incendios o trabajan contra ellos repiten siempre la misma palabra: prevención. Planificación de actuaciones y medios para llevarlas a cabo. Frente a esto, resulta que la inversión pública forestal ha caído en picado: de los 1.742 millones de euros de 2009 a los 1.295 de 2022. ¿Las partidas con más recortes? La de prevención, algo más de la mitad, y la de gestión forestal, es decir, la prevención indirecta. Sólo la partida de extinción se mantiene. Si no contamos la inflación, claro.

Si a esto añadimos la situación de las brigadas forestales, con modelos que varían según la comunidad, pero donde predominan los sistemas privados y mixtos, completamos un combo que imposibilita la planificación. Con servicios que se adjudican en subasta a la baja, donde gana el que menos coste supone, ¿cómo podemos asegurar la inversión adecuada? El precio menor siempre se sostiene en menos personas contratadas, en malas condiciones laborales y recortes de medios. ¿Cómo coordinar un servicio cuando operan al menos 35 empresas, como en Castilla y León? ¿O cuando las vacantes se cubren con planes de empleo en el último momento, como en Galicia, sin garantías de formación ni tiempo para prepararse?

Como en otros temas vitales para la sociedad, la lucha contra los incendios debe seguir una agenda ideológica, sí. La que apuesta por lo público y no privatiza ni regatea con los problemas de la ciudadanía.

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