Un bombero de Castilla y León: “Para ganar 1.300 euros míseros hay que hacer 22 días trabajando como una bestia”
El colectivo de extinción critica la desorganización de la Junta ante los graves incendios


Los múltiples incendios que arrasan Castilla y León, particularmente Zamora y León, están desafiando a los bomberos de la Junta, que lamentan las pésimas condiciones laborales y profesionales en las que tienen que ejercer. EL PAÍS ha estado en contacto con decenas de ellos desde que comenzaron los fuegos a finales de la semana pasada y los testimonios apuntan a varias claves compartidas: descoordinación, pocos efectivos autonómicos ante los diversos focos, escaseces de avituallamiento y la habitual indignación sobre sus sueldos y reconocimientos. Uno de ellos, que pide anonimato por temor a represalias de la consejería de Medio Ambiente, habla de esta precariedad.
El bombero forestal, aunque su convenio lo define como “peón forestal”, lamenta que a la ya complicada situación en las llamas de Zamora o León se une que a varias brigadas no les dejaron actuar. Una de estas, la de la zamorana Villardeciervos, veía y olía el humo desde su base, pero no pudieron trabajar porque sus superiores no los movilizaron: “Estábamos en la base a las seis de la tarde deseando que nos mandaran al incendio porque se está quemando nuestra tierra, pero nos quedamos hasta las 22 y nos mandaron a casa, podíamos haber ayudado a los compañeros”. Ellos decidieron vestirse con sus monos, arrancar sus coches en plena noche y pusieron rumbo al frente.
“Hemos ido a la cuadrilla itinerante, hemos rodeado el incendio y lo hemos contenido. Si no, a Sarracín de Aliste le hubiera pasado por encima”, resume el profesional. Todo ejecutado con sus conocimientos y al margen inicialmente de los responsables de extinción de ese flanco, otro problema detectado estos días de fuego, pues hay jefes sin los conocimientos o la capacidad adecuada. “Medios había y no estaban haciendo lo que tenían que hacer, éramos una cuadrilla de refuerzo, uno de nosotros se ha cogido a toda la gente y él solo ha dirigido el incendio como ha querido”, detalla su compañero, pues el susodicho maneja a la perfección la gestión de las llamas y decidió aplicar un contrafuego, una quema controlada en dirección al frente para dominar y contener su avance. “Como ha ido funcionando, un guarda le ha dicho que qué necesitaba, ha sido el jefe del incendio sin estar trabajando. Nos lo hemos comido entero, de momento”, destaca el brigadista voluntario, matizando ese “de momento” que tantos disgustos ha dado estas semanas, con muchos focos casi extinguidos, pero revitalizados por el viento y el calor porque nadie vigila esos puntos calientes. El problema es que pocos técnicos al mando se atreven a esas maniobras de riesgo porque entrañan peligro, y su inacción acaba complicando el asunto. De nuevo, el lastre de la falta de formación y experiencia: “Es arriesgada porque si sale mal la puedes joder, pero no se atreven”.
Estos trabajos se han visto recompensados con satisfacción personal y un bocadillo suministrado por el puesto de mando, generoso con sus salvadores. Nada más. “Para ganar 1.300 euros míseros [mensuales] hay que hacer 22 días trabajando como una bestia, incluyendo paga extra prorrateada y pluses. Sin ello, ni 1.000 euros, por debajo del salario mínimo”, lamenta el bombero, quien suspira porque sus condiciones mejoraron “un poquitito” tras la tragedia de la sierra de la Culebra (Zamora) en 2022, con cuatro muertos, entre ellos su compañero y amigo Daniel Gullón, y 60.000 hectáreas afectadas. “Ahora, pues mejorarán otro poquitito, solo hacen algo en las malas”, reprocha el trabajador forestal, antes de cerrar con otro tema conflictivo: los bocadillos y el avituallamiento. “El otro día comimos a las cuatro de la mañana en Las Médulas, fuimos a la base a la una y salimos hacia allá a las cinco y media de la tarde. Los vecinos de Yeres nos hicieron los bocadillos y nos trataron muy bien”, comenta. Nada de alimento de la Junta, algo habitual para quienes ya se han habituado a mendigar solidaridad: “Parece que vamos con la tómbola y que nos dan de comer en el pueblo si les caemos bien”.
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