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Ayuso se suma al discurso de Vox y afirma que la “agenda ideológica” dificulta los trabajos de prevención contra los incendios

La presidenta de Madrid defiende la gestión del gobierno tras el fuego en Tres Cantos y dice que en España hay “un choque cultural” a raíz de la polémica en Jumilla

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante el acto de entrega de las Palomas de Bronce-Bomberos de Madrid, en la Casa de la Villa, este viernes.
Juan José Mateo

Con los rescoldos del incendio de Tres Cantos aún humeando, y media España ardiendo en un verano trágico, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se suma este viernes al discurso de Vox y afirma que la “agenda ideológica” y “los grupos de presión” dificultan los trabajos de prevención contra el fuego. La argumentación autoexculpatoria de la baronesa conservadora, centrada en las supuestas dificultades para limpiar cauces o pastos, es casi mimética a la enunciada minutos antes por Javier Ortega Smith, el concejal del partido de extrema derecha en el Ayuntamiento de la capital. Juntos en la ceremonia de entrega de las Palomas de Bronce de los bomberos del Ayuntamiento de Madrid, la coincidencia entre los dos políticos es una explicación más de la capacidad de Díaz Ayuso para neutralizar a Vox: ante propuestas a veces parecidas, los votantes prefieren a quien tiene el poder para convertir las ideas en hechos.

El primero en hablar es Ortega Smith, que llega de buena mañana a la Plaza de la Villa, donde bomberos uniformados y vehículos de servicio esperan a los políticos para celebrar el día de su patrona.

“Los terribles incendios no son por casualidad”, dice, sin esperar siquiera a que nadie le pregunte sobre los terribles incendios que asolan toda España. “Por un lado están los pirómanos, los fanáticos, capaces de destruir nuestros ecosistemas, nuestros medios naturales, por su locura”, sigue. “Pero también está la locura y el fanatismo climático de aquellos que con sus agendas 2030, con sus pactos verdes europeos y con su fanatismo climático no permiten que se limpien los montes; el pastoreo tradicional, que ayuda a limpiar veredas, los cortafuegos; la limpieza de los márgenes de los ríos y la acumulación de agua, porque están empeñados en destruir las pequeñas presas, fundamentales a la hora de atajar los incendios”.

Son las palabras de un político que representa a un partido sin responsabilidades de gestión en la lucha contra el fuego, y por lo tanto libre para decir y proponer, sin ataduras para extremar y radicalizar el discurso, porque no tiene que rendir cuentas ante la realidad de los hechos. Díaz Ayuso sí. Presidenta de la Comunidad desde agosto de 2019, el fuego de Tres Cantos la encuentra de vacaciones fuera de España. No vuelve de urgencia, y así delega en Carlos Novillo, su consejero de Interior y bombero de profesión, la gestión de la crisis. Cuando acaba el asueto veraniego, Díaz Ayuso se dirige inmediatamente a Tres Cantos, y el jueves visita la zona del siniestro, donde largas lenguas de fuego queman unas 1.700 hectáreas, según una fuente gubernamental.

La velocidad con la que la presidenta se hace presente en la zona del desastre evidencia el coste político que se cobra su ausencia durante lo peor del incidente. Pero un día después de su vuelta, este viernes, Díaz Ayuso no rehúye el tema. Al contrario, a preguntas de los periodistas, se zambulle en él y se suma al discurso más radical de Vox.

“Hay que dejarse de burocracia rígida”, dice sobre las supuestas dificultades para los trabajos de prevención que se realizan en otoño e invierno. “Muchas veces [son] por grupos de presión que nos impiden limpiar márgenes de los ríos, desbrozar, y que se dejan llevar por agendas ideológicas que no son nada efectivas”, sigue. “Como bien nos señalan las gentes del campo, que son las que viven a diario allí, lo único que hacen es impedir su trabajo cotidiano, cuando antaño había muchas más labores de pastoreo preventivo, desbroce y limpieza de los bosques...”

Polémica en Jumilla

Díaz Ayuso defiende las inversiones de su gobierno, y que no tiene competencias para negociar con los bomberos forestales, que han estado estas semanas de huelga, y han atendido los incendios en servicios mínimos, para reclamar una mejora de sus sueldos (que cifran en 1.300 euros) y una mayor estabilidad de la plantilla (el 40% sería temporal).

La presidenta habla en la antigua sede del Ayuntamiento, donde la ilumina el sol que se cuela por la vidriera del patio central, y la mira Quevedo desde un busto colocado en lo alto de la pared. Podría acabar ahí su intervención, pero Ayuso es entonces preguntada por su opinión sobre que el PP y Vox hayan impedido en Jumilla (Murcia) la celebración en espacios municipales de las dos grandes festividades musulmanas.

Por un instante, parece que la presidenta de Madrid va a regatear la polémica. Al fin y al cabo, eso pasó hace casi dos semanas, no es de su competencia y ni siquiera ha ocurrido en la región que gobierna. Pero al final Díaz Ayuso entra al trapo y deja otro ejemplo de mímesis con las tesis de Vox, sin que a estas alturas sea posible discernir, más allá de la coincidencia, quién originó los argumentos.

“Cosa distinta son los choques culturales que se están produciendo en España”, dice tras navegar entre dos aguas con la polémica de Jumilla. “Tenemos una larga tarea por delante, porque la demografía en España está cambiando, y lo va a hacer ahora en velocidad en los próximos años”, argumenta, en referencia velada a la teoría de que la población de origen musulmán tiene más hijos que la media. “Tenemos que decidir cómo queremos convivir y si va a haber un choque cultural que nos va a hacer regresar [al pasado] en ocasiones”, añade. Y remata: “(...) Cuando hemos alcanzado unos niveles de libertad y de igualdad entre hombres y mujeres, yo no quiero regresar porque hay un choque cultural, y en algunos pueblos de España, y algunas zonas, se nos intenta cambiar todo lo que nos hemos dado hasta aquí, y se nos intenta imponer otra forma de vivir o de pensar a manos de algunos que no quieren integrarse”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Comunidades y está especializado en información política. Trabaja en EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.
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