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Trump anuncia la destrucción de una instalación de producción de drogas en Venezuela, pero no da detalles

El ataque, si se confirma, sería el primero terrestre de Estados Unidos contra el país latinoamericano

Donald Trump

Fue una declaración confusa, en cuya gravedad no pareció reparar siquiera el entrevistador. El multimillonario de los supermercados John Catsimatidis, propietario de la emisora de radio neoyorquina WABC, habló el viernes pasado con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pero el audio no captó la atención de las redes sociales hasta este domingo. Trump dijo lo siguiente: “Tienen una gran planta o una gran instalación desde la que salen los barcos. Hace dos noches la eliminamos”.

El republicano estaba hablando de Venezuela. Y si dijo lo que pareció que quería decir, estaba confirmando un ataque, el primero por tierra, tras meses de amenazar con que lo haría; con que escalaría la ofensiva contra el Gobierno de Nicolás Maduro. Ni las autoridades estadounidenses ni las de Caracas han dado más detalles de la operación militar, lanzada en Nochebuena. Tampoco el propio Trump.

Catsimatidis le preguntó por la campaña militar que Estados Unidos llama Operación Lanza del Sur, que desde septiembre pasado ha tomado la forma de ataques contra supuestas narcolanchas que ya arrojan un saldo de más de un centenar de asesinatos extrajudiciales de sus tripulantes. Después llegaron las interceptaciones de petroleros, dos, hasta la fecha, en su entrada o salida de Venezuela. De confirmarse el ataque a esa “gran instalación”, la tercera fase habría comenzado por tierra.

Trump no dio la ubicación exacta de la planta. Por no estar, tampoco estuvo del todo claro que el ataque fuera dirigido contra Venezuela. Las autoridades estadounidenses han declinado compartir detalles sobre este, incluida la localización del objetivo, cómo se desarrolló la operación, o el papel de la planta destruida en el narcotráfico desde Venezuela, país que tiene una participación residual en el tráfico de la cocaína que llega a Estados Unidos, y que no envía fentanilo, potente opiáceo responsable de la mayor crisis de muertes por sobredosis de la historia del país norteamericano. La producción ilegal de esa sustancia corresponde a México y a China.

Varios altos cargos estadounidenses han respaldado las declaraciones de Trump y han confirmado a The New York Times que la planta atacada se trataba de una instalación de narcotráfico, aunque no compartieron más información. Tanto la CIA como la Casa Blanca se negaron a comentar sobre el asunto.

Llama la atención en este brumoso asunto que Caracas no haya denunciado el ataque, o que hayan trascendido más informaciones sobre el terreno.

Las operaciones militares de Washington contra Venezuela, que el Pentágono ha apoyado con un despliegue naval sin precedentes en el Caribe, persiguen, ya nadie se esfuerza en ocultarlo, ejercer presión sobre Maduro para forzar un cambio de régimen.

Estados Unidos también ha mostrado en las últimas semanas interés por el petróleo del país sudamericano. El pasado 10 de diciembre, su ejército interceptó un carguero sancionado por el Departamento de Comercio, el Skipper, que navegaba con 1,9 millones de barriles de crudo. Trump aseguró la semana pasada que la intención era quedarse con esa carga.

Las amenazas de pasar a una “segunda fase” de ataques por tierra empezaron hace meses. Trump ha reconocido a la prensa varias veces que ya había concedido a la CIA su autorización para planificar acciones encubiertas en Venezuela. En este tiempo, no ha estado claro qué forma podrían tomar estas. A esas incógnitas se suma ahora la de si la nueva fase de hostigamiento al chavismo comenzó el día de Nochebuena con el ataque a una instalación en un lugar aún por determinar.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal jefe de EL PAÍS en EE UU. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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