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Cartas al Director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

De las redadas en Estados Unidos a la caza de inmigrantes en Torre Pacheco

Los lectores escriben sobre el auge de la extrema derecha, el discurso ultra que vincula inmigración y delincuencia, la dependencia al móvil y los recuerdos olfativos

Varias personas con palos y botellas, este domingo momentos antes de los enfrentamientos con la policía, en Torre Pacheco (Murcia).

Los sucesos de Torre Pacheco son un episodio más del auge de la ultraderecha que va creciendo por toda Europa, jaleada por partidos políticos que van ganando posiciones en todos los países y que se miran en Estados Unidos y las políticas de Donald Trump. Sinceramente, no veo diferencia entre la “caza al inmigrante”, y las redadas de los agentes del Servicio de Inmigración y control de Aduanas (ICE, en inglés) en las calles de Estados Unidos, actuando con las caras tapadas y sin identificación, despertando el temor en las calles. Pero tampoco veo mucha diferencia entre estos sucesos y las redadas anti judíos de los camisas pardas nazis en la Alemania de los años treinta del siglo pasado. Deberíamos recordar la famosa frase de Martin Niemöller: “Primero vinieron por los socialistas, y no dije nada porque yo no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por mí, y ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí”. ¿Estamos ciegos?

Antonio María de Régil Arteaga. Madrid

Extranjeros y criminalidad

Los datos son elocuentes: España tiene hoy el doble de extranjeros que en 2005, pero la tasa de criminalidad es menor. Sin embargo, la extrema derecha, para hacerse propaganda, ha montado nada menos que una “cacería” al inmigrante, a pesar de que este ocupa puestos de trabajo necesarios pero más duros y/o menos remunerados. La policía ha puesto orden a ese inhumano acoso y los ciudadanos han realizado ya varias manifestaciones en contra de esos enloquecidos racistas; este mismo jueves se celebrará otra en Madrid.

Emilia Novas Soler. Madrid

Perderse la vida en mayúsculas

Al amanecer tengo una costumbre de jubilado feliz que consiste en subir a unos campos y bosques que tengo relativamente cerca de mi domicilio. Me acompaña un perro joven que desde que me levanto ya me produce una alegría y optimismo para el resto del día. Tras un amanecer impresionante con todas las gamas rojizas me siento pleno en mi estado de ánimo. Mi perro retoza y se baña en la hierba mojada de rocío y yo me siento en un tocón. Lo que me urge es sacar el móvil y mirar las noticias en varias aplicaciones para luego mirar qué tiempo va a hacer hoy y mañana para planificar las actividades. Ha pasado un tiempo que no sabría precisar y observo que el perro está cerca de mí con mirada ansiosa para que le eche el palo que ha acercado a mi vera. No sé cuanto tiempo lleva, pero lo que en ese momento he advertido es que nos estamos perdiendo la vida en mayúsculas.

José Ramón Iribar Argote. Donostia

Las uñas de mamá

De niño, a veces pintaba las uñas a mi madre y, hoy que la acompaño en el hospital donde está ingresada, lo vuelvo a hacer. De repente, toda la habitación huele a infancia, aunque ahora soy yo quien la cuida a ella. Mi madre sonríe bajo la mascarilla de oxígeno. Es increíble el poder del olfato para hacernos viajar por el tiempo. Es increíble también el poder del tiempo para zafarse de nuestras ganas de detenerlo.

David Martínez Pradales. Alcorcón (Madrid)

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