Suecia – Inglaterra: la tanda de penaltis con más fallos en la historia de las Eurocopas: “No recuerdo nada como esto”
Las selecciones se jugaban el pase a la semifinal: ejecutaron 14 penas máximas y fallaron nueve. Ganaron las inglesas, que han avivado el debate: ¿suerte o preparación?

La Eurocopa de Suiza pasará a la historia, entre otros muchos motivos, por la tanda de penaltis del partido de los cuartos de final que enfrentó a Suecia con Inglaterra. Medios de comunicación deportivos —y generalistas— de todo el mundo, propios y extraños del fútbol femenino se han acostado y se han despertado hablando del mismo tema: ¿Cómo es posible que se fallen nueve penaltis [de 14] en una misma tanda?
Es difícil detectar cuánta culpa se le puede echar a la falta de preparación de los mismos y cuánta a la suerte. En el caso de las inglesas, Sarina Wiegman admitió que ya los habían entrenado previamente y que antes del partido las futbolistas ya sabían quiénes participarían en la tanda de penaltis. Sin embargo, admitió que “al final del partido, hay que valorar quién de ellas sigue en el campo y tiene la confianza suficiente para anotar”. “Lo resolvimos rápido porque es una tarea en la que está involucrado todo el cuerpo técnico”, detalló.
Peter Gerhardsson, el seleccionador de Suecia, fue más crítico: “Cuando miras una plantilla de 23 jugadoras y te preguntas cuántas de ellas lanzan penaltis en sus clubes, no son muchas. ¿Cuántas son absolutamente decisivas? Puede que una”. Como ocurre en Inglaterra, fue el cuerpo técnico quien decidió las lanzadoras para un momento que cuenta con pocos precedentes en la historia. Hasta la fecha, es la tanda de penaltis con más fallos en la historia de las Eurocopas, ya sean femeninas o masculinas. Según los registros, en el encuentro entre Alemania e Italia de los cuartos de final del torneo masculino celebrado en 2016, se ejecutaron 18 penaltis y se fallaron siete.

El partido fue caótico de principio a fin. Cuando Suecia encaminaba su pase a las semifinales —marchaba 2-0 en el minuto 79, Sarina Wiegman, que parece tocada por una varita mágica, sacó su arma secreta: Chloe Kelly. La atacante inglesa cambió el partido y asistió a Lucy Bronze (79’) y a Agyemang (81’). El empate derivó en una de las tandas de penaltis más catastróficas que se recuerdan y que mantuvo pegados al televisor a 9,3 millones de espectadores (el pico de audiencia) en Inglaterra.
“No recuerdo nada como esto, es el partido más caótico que he vivido”, confesó Sarina Wiegman en la rueda de prensa posterior. La tasa de penaltis detenidos por las porteras también fue inusual: Jennifer Falk paró cuatro y Hannah Hampton, dos. Los otros tres se marcharon fuera.
La cronología de la tanda de penaltis es digna de un Óscar a mejor thriller de suspense. Alessia Russo los estrenó marcando: un fuerte disparo, ajustado al palo, a la derecha de la portería defendida por Jennifer Falk. Las inglesas fallarían las tres siguientes penas máximas (Lauren James, Beath Mead y Alex Greenwood) y volverían a anotar la quinta gracias a una Chloe Kelly en estado de gracia. La falta de puntería de las vigentes campeonas del torneo permitiría que las suecas disfrutaran de hasta tres oportunidades para ganar el partido. Y la primera de ellas la tuvo Jennifer Falk —sí, la guardameta sueca—. Henchida de gloria tras haber detenido tres penaltis, mandó el suyo a las nubes y revivió a las inglesas. La resolución del partido se iba a decidir a vida o muerte desde el punto de cal. Los dos siguientes disparos se fallaron. Jennifer Falk, que pasó de villana a heroína sin que apenas le diese tiempo a recuperarse del disgusto, detuvo el penalti de Grace Clinton y Hannah Hampton hizo lo propio con el de Sofia Jakobsson.
Cuando los seguidores del partido se llevaban las manos la cabeza mientras se preguntaban qué tipo de espectáculo tenían frente a sus ojos, el partido les tenía reservado un final a la altura de los minutos anteriores. Lucy Bronze, que había acabado el partido con un vendaje en el muslo y de la que Sarina afirmó que “no la sacaría del campo en silla de ruedas”, anotó su penalti: un fuerte disparo con el empeine directo al centro de la portería. Y llegó el turno de Smilla Holmberg, de 18 años, y que disputaba su primera Eurocopa. La futbolista del Hammarby lanzó el penalti por encima del larguero y rompió a llorar.
La decisión de confiar la suerte de todo un país a Smilla Holmberg y someterla a tanta presión le trajo fuertes críticas a Peter Gerhardsson. Sin embargo, el seleccionador sueco afirmó que la joven promesa del fútbol sueco es una de las “lanzadoras más seguras” y que “las decisiones deben tomarse en el momento, sin dejarse llevar por la crítica posterior”. Hoy, España se enfrenta a Suiza en los cuartos de final del torneo y, por si acaso, en la penúltima sesión antes del trascendental choque, Montse Tomé ya ensayó los penaltis.
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