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Columna
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Santa Leire contra las cloacas

En tiempos de cinismo y venalidad, resulta emocionante ver que todavía hay quien confía en el periodismo

Leire Díez, este miércoles en Madrid.
Daniel Gascón

En tiempos de cinismo y venalidad, resulta emocionante ver que todavía hay quien confía en el periodismo, en la capacidad del conocimiento para cambiar las cosas, en el poder de la denuncia y la palabra. En tiempos de servidumbre voluntaria, con tantos reporteros atrapados en una red de simpatías y favores mutuos, y adocenados por la precariedad, es inspirador ver que alguien —¡una mujer, obviamente!—, por su cuenta y riesgo, sin ataduras ni hipotecas, sin intereses particulares aunque con simpatías legítimas, faltaría más, trata de desbaratar una trama oscura y poderosa de funcionarios que enredan contra un Gobierno desprotegido.

Es cierto que ha podido desviarse en el camino: engañar, prometer cosas que no estaban en su mano, dar a entender que trabajaba para el Ejecutivo solo porque trataba de desacreditar a fiscales y agentes cuyas investigaciones podían perjudicar al Gobierno. Los periodistas de verdad no hacen esas marrullerías, ya se sabe, pero en la ficción sí: Walter Matthau era un canalla en Primera plana; ¿no resultaba simpático al mismo tiempo? En este caso, más bien, hay una ingenuidad enternecedora: ¿cómo se explicaría si no que, para amedrentar a un fiscal anticorrupción se tratara presuntamente de difundir un vídeo sexual y que se entregara el documento a un periodista al que décadas antes habían tratado de amedrentar con un vídeo sexual? ¿Cómo, si no, se entendería que ofreciera el favor de la Fiscalía a quien colaborase en sus pesquisas, cuando eso estaba fuera de su área de influencia?

Hay que ser riguroso con esos supuestos excesos, pero indulgente con su pasión probada. Algunos han visto en ella una especie de versión femenina de don Quijote, que también tuvo una vocación tardía, y que, si nos ponemos pejigueros, cometió bastantes errores que no cancelaban otros rasgos admirables. Con todo, su empeño osado y solitario recuerda todavía más a Teresa de Jesús, que —me permito una leve modernización del estilo— escribía: “Me falta todo, Señor mío, mas si Vos no me desamparáis, no os faltaré yo a Vos. Que se levanten contra mí todos los letrados, que me persigan todas las cosas creadas, que me atormenten los demonios, pero no me faltéis Vos, Señor, que ya tengo experiencia de la ganancia con que sacáis a quien en solo Vos confía. Pues estando en esta tan gran fatiga (...) solas estas palabras bastaban para quitármela, y quietarme del todo. No tengas miedo, hija, que Yo soy, y no te desampararé: no temas”.

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Sobre la firma

Daniel Gascón
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. Ha publicado el ensayo 'El golpe posmoderno' (Debate) y las novelas 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).
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