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Leire Díez niega ser una enviada del PSOE en una comparecencia reventada por Aldama

“Mi trabajo es mi trabajo y no lo he realizado en representación de nadie”, afirma la exmilitante socialista

Víctor de Aldama y Leire Díez, tras su comparecencia este miércoles en Madrid. Foto: Claudio Álvarez

El vodevil de la política española ha dejado hoy una mañana difícil de superar. Leire Díez ha desvinculado, en una comparecencia esperpéntica un día después de solicitar su baja voluntaria como militante, al PSOE de las reuniones que mantuvo con abogados y empresarios en las que ofrecía tratos de favor incluso con la Fiscalía a cambio de trapos sucios de mando de la Unidad Central Operativa (UCO), la unidad anticorrupción de la Guardia Civil que tiene abiertas investigaciones que afectan a dirigentes del PSOE y del Gobierno. “Mi trabajo es mi trabajo y no lo he realizado en representación de nadie. No soy empleada pública ni tengo ningún cargo en el PSOE”, ha afirmado Díez, que no ha aceptado preguntas y ha llegado a las 9.30, 30 minutos antes de la hora de la convocatoria en un hotel madrileño. Ese tiempo lo ha pasado en silencio, sentada frente a los periodistas, mientras le hacían fotografías desde todos los ángulos y la sala se iba abarrotando en medio de una gran expectación mediática que ha obligado a ampliar la sala que se había reservado. Empleados del hotel no han querido explicar quién ha alquilado la sala ni su coste. El show ha terminado con una trifulca entre Víctor de Aldama, conseguidor y pieza clave de la presunta trama corrupta del caso Koldo, y Javier Pérez Dolset, empresario que afirma investigar con Díez las cloacas del Estado desde hace años.

Díez ha justificado su comportamiento en las grabaciones que se han conocido y que terminaron motivando la apertura de un expediente informativo del PSOE y que fuese citada este martes en Ferraz, donde durante dos horas declaró ante el director de los servicios jurídicos del partido, Alberto Cachinero, que era el instructor de su caso. “Como es evidente, cualquier relación con la Fiscalía correspondería a los abogados de los implicados (…) Puse encima de la mesa las posibilidades que existen en nuestro ordenamiento. No comprometí ningún comportamiento de ningún servidor público. De eso estoy absolutamente segura. Ni de fiscales, ni de nadie”, ha asegurado. “Si se ha interpretado otra cosa, puede ser una mala interpretación, quizás es que me haya equivocado en mi cálculo, pero hasta el juez Peinado parece que se equivoca y es humano”, ha querido zanjar aludiendo de forma expresa al magistrado que ha imputado varios delitos a Begoña Gómez, la esposa del presidente del Gobierno.

La socialista, que hoy tramitará su baja como afiliada —espera que sea “temporal”—, ha reivindicado en su comparecencia de nueve minutos el trabajo periodístico que, sostiene, ha realizado durante años investigando a las cloacas del Estado. El martes entregó en Ferraz un pendrive con la información que dice haber recabado sobre la trama multimillonaria de los hidrocarburos y sobre la denominada policía patriótica, la trama parapolicial responsable de la guerra sucia contra los independentistas catalanes y Podemos durante el Gobierno de Mariano Rajoy.

“Soy una ciudadana con derechos, creo que se puede ser socialista y periodista. Se puede ser socialista y realizar un trabajo de investigación que llevo desarrollando durante varios años para publicar un libro que versará sobre los estragos del falso patriotismo y la trama de los hidrocarburos”, se ha justificado. Díez ha sostenido que en esa tarea “ha tenido conocimiento del detalle de muchos escándalos directamente de las personas afectadas, con entrevistas, con reuniones, recopilación de datos, recuperación de antecedentes, análisis de procesos judiciales, relación del funcionamiento de los servicios públicos y los derechos de los ciudadanos”. “En resumen, lo que se conoce como una tarea de periodismo e investigación con el objetivo de publicar un trabajo que evalúe diversos casos de gran trascendencia para nuestro Estado de derecho”, ha reflexionado. El martes, tras entregar esa documentación, pidió como último deseo comunicarle su renuncia en persona a Santos Cerdán, el secretario de Organización del partido. El número tres de los socialistas atendió su solicitud.

El PSOE llevará a la Fiscalía el ‘pendrive’ con la información aportada por Díez. Fuentes del partido explican que la decisión se ha tomado para que se tomen en sede judicial “las medidas que consideren”. La intención era haberlo hecho este miércoles pero le ha resultado imposible a sus abogados, que tenían un juicio sobre el caso FP, en el que se investiga el presunto fraccionamiento irregular de contratos de centros educativos de la Comunidad de Madrid. La dirección del PSOE subraya que los servicios jurídicos han custodiado la memoria portátil y que ningún cargo ajeno a ese departamento ha tenido acceso a su contenido.

“Ni fontanera ni cobarde. Seguiré con mi trabajo para culminar el libro, defendiendo mis ideas como ciudadana libre, que ejerce sus derechos. Ni me van a intimidar, ni voy a renunciar a mis convicciones”, ha concluido Díez antes de que llegase la traca final. Víctor de Aldama ha reventado el final de la comparecencia.

De pronto, un hombre engominado, ataviado con un traje gris, camisa a juego y sin corbata, ha accedido a la sala, ubicada en la planta baja del hotel, por el lado izquierdo. Un periodista ha vociferado:

—¡Es Aldama!

Víctor de Aldama, el empresario investigado en la trama de hidrocarburos y presunto conseguidor en la trama del caso Koldo, se ha acercado a la mesa de Díez ante la mirada atónita de más 40 cámaras y reporteros. Aldama le ha espetado a Díez: “¿Me explicas?”. Inmediatamente, Diez ha sido consciente de quién tenía delante. Se ha levantado, rauda, y se ha dirigido al otro lado de la sala, donde existía una salida. Aldama, visiblemente nervioso, ha salido detrás ante la marabunta de medios que no daban crédito. La secuencia ha dejado empujones, agarrones, tirones, gritos, botellas de agua por el aire, el agua encharcando el suelo, roturas de cable… Aldama ha seguido la estela de Díez contestando a algunas preguntas de los periodistas y envuelto en un estado de nerviosismo muy visible.

—Señor Aldama, ¿por qué ha venido?

—No me agarre más.

Víctor de Aldama mira a Leire Díez, tras su comparecencia.

El espectáculo acababa de comenzar. Aldama ha continuado hasta el final de la sala, donde Díez ha desaparecido y un hombre ejercía de guardaespaldas. “Vale. Vale. Vale”. “¡Fuera de aquí! ¡Fuera de aquí!”. Y ha impedido el paso de Aldama, que insistía en llegar a Díez. “Llamad a la policía. Llamad a la policía. Venga, sacadla. ¡La sinvergüenza esta! ¿No os dais cuenta de que es una pantomima de estos sinvergüenzas del Gobierno?”. Nervioso, insistía. “¿En qué ha mentido?, en todo, ¿pero no os dais cuenta?”. La marabunta de medios ha seguido tras él, que reiteraba: “¿No habéis escuchado los audios?, se está riendo de todos los españoles. Al señor [José Luis] Ábalos lo expulsaron del partido [el exministro de Fomento y exsecretario de Organización del PSOE fue suspendido cautelarmente en febrero de 2024]. ¡Es una sinvergüenza!”.

—¿La va a denunciar?

—Por supuesto.

Aldama ha tratado de salir de la sala de la comparecencia de Díez por otro lado, junto a su portavoz ante los medios, Ramón Bermejo. Más nervioso, mantenía: “Esta señora no sabe lo que ha hecho con venir aquí [...] Ya veréis lo que va a pasar. También al presidente del Gobierno y al señor Cerdán [Santos Cerdán, actual secretario de Organización del PSOE]”. A continuación se ha subido a un ascensor, donde ha preguntado a su portavoz: “¿Quién me ha empujado? ¿El Dolset este, no?“. ”Sí, estaba ahí en la esquina“, le ha respondido Bermejo.

Aldama ha salido directamente a la calle O’Donnell y ha cruzado el asfalto en busca de un taxi.

—¿Esto sería el final del Gobierno de Sánchez?

—Esperemos que así sea. A ver si ya de una vez el señor Feijóo hace lo que tiene que hacer y saca a este Gobierno en el que estamos.

Aldama ha levantado la mano. Un taxista se ha parado. Se ha metido dentro y, casi 20 minutos después de su irrupción sorpresa, ha terminado el circo matutino.

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