Sionismo y elogio del mestizaje: ‘Malinche’, el musical. Yë’ët
Es muy importante no permitir que la derecha utilice a Malintzin en contra de las luchas de nuestros pueblos como ya está sucediendo


El empresario Ricardo Salinas Pliego, un ultraderechista mexicano, anunció el pasado septiembre su precandidatura presidencial con miras a las elecciones de 2030. Es dueño de Elektra, Televisión Azteca y Banco Azteca, entre otros. Meses antes, a principios de 2025, la esposa de Salinas Pliego, María Laura Medina anunció en redes sociales que habían decidido traer a México el musical creado por Nacho Cano, llamado Malinche. Desde su perfil, Medina explicó que “Malinche no solo fue una extraordinaria traductora, sino también una figura clave en nuestra historia, cuyo tacto político y destreza forjaron el mestizaje. Es la madre de nuestra raza, a través de su hijo Martín Cortés. Su historia merece el reconocimiento que no siempre ha tenido, y este musical busca honrarla como se debe”. Desde su estreno en marzo de este año, las empresas de Salinas Pliego, en particular Banco Azteca han sido las principales impulsoras y financiadoras de este espectáculo que sigue en cartelera en Ciudad de México.
Resulta demasiado inquietante cómo las fuerzas de la ultraderecha se están involucrando en disputar la narrativa de la colonización mediante elogios del mestizaje, éste se utiliza para, una vez, más negar las violencias que han sufrido los pueblos indígenas. Malinche, el musical, se está convirtiendo en el centro de su estrategia propagandística. Se han apropiado de la figura de Malintzin para contar su historia en los términos de la derecha más recalcitrante en ambos lados del océano. Por otra parte, la izquierda mexicana en el poder, con su “Año de la mujer indígena” está planteando una contra-narrativa nacionalista. La nueva escuela de historiografía que ha revistado la Conquista desde la academia ha puesto en la mesa posturas sobre Malintzin que muestran con mayor complejidad aspectos sobre su vida y contexto; las mujeres de pueblos indígenas nos hemos acercado también a su figura desde nuestra memoria y las diversas experiencias de nuestros pueblos; entre todo, estas últimas reflexiones y acercamientos, para sorpresa de nadie, han sido las más ignoradas en el debate público.
Una vez más, la figura de Malintzin está siendo desgarrada para utilizarse como arma en la disputa narrativa sobre la colonización. Creo que es muy importante no permitir que la derecha utilice a Malintzin en contra de las luchas de nuestros pueblos como ya está sucediendo.
Entre todo esto, es fundamental apuntar el entramado sionista y negacionista del genocidio en Gaza que está detrás de Malinche. En la página electrónica de este espectáculo, el nombre de María Laura Medina, esposa de Salinas Pliego, aparece junto a la de David Hatchwell, acreditados ambos como productores ejecutivos de este musical. Hatchwell es el presidente del consejo de administración de la empresa Excem y presidente de la Fundación Hispano-judía en España, un personaje además muy cercano a la derecha de Isabel Díaz Ayuso quien también quedó encantada con el musical el día de su estreno en Madrid al que también acudió José Maria Aznar, otro entusiasta del discurso del mestizaje y negacionista del genocidio en Gaza. La empresa de Hatchwell que se enfoca en seguridad y ciberinteligencia mantiene lazos con la industria israelí y financia el lobby sionista en España. Malinche, el musical, está siendo financiado no sólo por uno de los mayores representantes de la, por fortuna, no muy popular, ultraderecha mexicana sino también por Hatchwell, uno de los mayores donantes a la campaña del genocida y criminal de guerra Benjamin Nethanyahu.
Malinche, el espectáculo que elogia el mestizaje, se ha convertido en el punto de encuentro de la ultraderecha que financia genocidios y consolida su alianza con Ricardo Salinas Pliego. El relato propuesto en este espectáculo ha encontrado eco también en historiadores y funcionarios que aparecieron en La creación de Malinche, el documental de Netflix, mediante el cual Nacho Cano intentó darle justificación histórica a su engendro musical. Es urgente denunciar Malinche, el musical, como la defensa del mestizaje de la ultraderecha genocida y como propaganda que emerge de la alianza que han establecido.
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