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La masacre de Gaza reorienta toda la política

Sánchez multiplica su ofensiva con un espaldarazo en la cumbre de la ONU, donde llegarán a 156 los países que reconocen a Palestina. Feijóo defiende una posición intermedia. El presidente irá a la Universidad de Columbia a reforzar su papel de modelo anti Trump

Carlos E. Cué

La política española y la internacional han dado un giro muy relevante en las últimas semanas, a la vuelta del verano. La masacre de Gaza, que empeora cada día, con una brutal ofensiva ordenada por Benjamín Netanyahu contra una capital de la Franja en la que aún quedan 600.000 personas, ha reorientado toda la agenda, no solo en España sino también en casi todos los países europeos. Todo indica que la situación se agravará en las próximas semanas, y con ello la indignación de millones de personas que presionan a sus respectivos gobiernos para que hagan algo para frenarlo. Por eso es tan relevante la posición de cada partido en este momento.

En el Ejecutivo ven cada vez más claro que la realidad le da la razón a Pedro Sánchez, quien apostó por ir más lejos que nadie en Europa en este asunto desde el primer momento, y tuvo por ello tensiones diplomáticas graves con Israel, pero también muchas críticas de la oposición en España.

Cada vez más países europeos reconocerán a Palestina. Francia dará definitivamente este lunes el paso que España ya dio en mayo de 2024 y arrastrará a muchos otros, con lo que se llegará a 156 países de 193 en la posición en la que está Madrid. Mientras en España el PP sigue dudando, varios países europeos en manos de aliados de los populares, como la vecina Portugal, han decidido dar el paso esta semana, al tiempo que se celebra la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. También lo harán Reino Unido, Canadá, Australia, Bélgica, Luxemburgo, Malta, Andorra o San Marino. Un gesto claro y masivo de presión a Netanyahu.

Es un goteo constante, en el que solo resisten de momento Alemania e Italia, cuya primera ministra, Giorgia Meloni, tiene mucha presión social en un país con una opinión pública en este asunto similar a la española. De hecho, la flotilla que partió de Barcelona para ayudar a Gaza, y que esta semana debería intentar llegar a sus costas, tiene una importante presencia de italianos. La flotilla también tendrá mucho protagonismo en una semana donde Gaza, la Asamblea General de la ONU y el escenario internacional marcarán todo y obligarán a todos los políticos a retratarse.

Sánchez viaja así a Nueva York convencido de estar “en el lado correcto de la historia”, como suele repetir, y también de que el PP se ha equivocado radicalmente en este asunto en el que Alberto Núñez Feijóo titubea presionado por las dos almas de su partido, a un lado José María Aznar e Isabel Díaz Ayuso, claramente alineados con Netanyahu, y al otro varios barones cada vez más escandalizados con la matanza de niños en Gaza que ven a diario millones de españoles, como la extremeña María Guardiola, que ha sido muy clara.

El presidente del Gobierno se encuentra cada vez más cómodo en un terreno de juego que ha sido siempre el que mejor ha dominado: la política internacional. Y en La Moncloa creen que el Ejecutivo, después de un mes de junio en el que muchos pensaron que iba a caer por el caso Cerdán, ha recuperado la iniciativa política frente a un PP que no sabe moverse en un campo que nunca fue la especialidad de Feijóo. Un ministro opina que esto dibuja una realidad de fondo: “En cuanto se habla de contenido y de cuestiones relevantes como Gaza, y no de Sánchez sí o Sánchez no como si fuera un partido de fútbol, la oposición naufraga. Porque se han quedado en el antisanchismo y no tienen posición sobre casi nada. Esto no se hace en dos días”.

“Para que luego digan que la política exterior no mueve ni un voto”, ironiza otro miembro del Gobierno. “Si sabes estar donde debes, y demuestras solvencia y una posición coherente, que es la única moralmente defendible, esto es, la de hacer todo lo posible para que dejen de morir víctimas inocentes, los ciudadanos te van a premiar. Esa tontería de que a la gente solo le interesa lo que pasa en su país se está demostrando falsa. Nadie puede ser indiferente ante esta tragedia que sucede al otro lado del Mediterráneo. Esto está al nivel de la guerra de Irak. Los políticos tienen que definirse”, remata.

En el PP, por el contrario, admiten que Sánchez ha podido recuperar iniciativa con una cuestión de política internacional en la que el Gobierno siempre tiene una gran ventaja, pero aseguran que Feijóo no está incómodo en un punto intermedio entre el Gobierno y Vox. “Representamos a esos votantes de Vox que no están de acuerdo con el bombardeo indiscriminado a civiles en Gaza y a esos votantes del PSOE que defienden la causa palestina sin respaldar al presidente cuando induce a algaradas callejeras que acaban con policías heridos”, señalan en la cúpula del PP, donde insisten en que cuando Sánchez vuelva de Nueva York, los problemas nacionales seguirán desgastando al Ejecutivo. El líder de los populares, presionado como todos por la opinión pública que en un 80% rechaza la ofensiva de Netanyahu, ha ido girando y esta semana por primera vez ha hablado de “masacre”, aunque aún evita el término “genocidio”.

En este contexto, Sánchez y José Manuel Albares, su ministro de Asuntos Exteriores, aprovecharán esta semana en la ONU con múltiples reuniones a todos los niveles, pero especialmente el europeo, para intentar arrastrar al máximo de países posible a la posición que España ha marcado desde que estalló el conflicto: condena rotunda de Hamás, exigencia de la liberación de los rehenes, pero rechazo tajante a la “reacción desproporcionada” de Netanyahu, un término que usó incluso e canciller alemán, el conservador Friedrich Merz, esta semana en La Moncloa en una comparecencia con Sánchez.

La intervención de Merz, sumada al gesto de Portugal de reconocer a Palestina, deja cada vez menos margen al PP para jugar a posiciones intermedias, y mucho menos a Ayuso y a Aznar en su afán de defender a Netanyahu y calificar cualquier crítica como antijudía. Además, este año el discurso en la ONU lo dará el rey Felipe VI, no Sánchez. Aunque se está ultimando el texto, que se discute entre La Zarzuela y La Moncloa, es seguro que será rotundo en la condena a la masacre en Gaza. Tal vez no tanto como la que hace el presidente, que usa la palabra genocidio, pero sí de forma nítida, algo que dejará aún menos espacio para las ambigüedades del PP.

En el Gobierno están sorprendidos por la posición de Feijóo, pero aún más con la de Ayuso. Un ministro resume la sensación extendida en el Ejecutivo, donde siempre se sigue de cerca a la presidenta madrileña, un referente de la oposición y del antisanchismo: “Miguel Ángel Rodríguez [mano derecha de Ayuso] siempre usa la misma técnica. En las curvas nunca frena, acelera. Y nunca retrocede. Le suele funcionar, pero aquí, claramente, se han salido de la curva. Ayuso está muy sola en esto. Sus votantes no pueden estar con Netanyahu. Todo el mundo está viendo las mismas imágenes de este genocidio”.

Sánchez no se limitará a las citas en la ONU, donde la tensión será máxima entre Netanyahu, siempre retador en este foro, o el propio Trump, y la enorme mayoría de países que defiende la solución de los dos Estados que el primer ministro israelí quiere hacer inviable. El plato fuerte será, precisamente, una conferencia en la sede de Naciones Unidas sobre la solución de los dos Estados, en la que el francés Emmanuel Macron dará el salto de reconocer a Palestina en la ciudad de Trump.

El presidente del Gobierno ha organizado, además, un acto este lunes en la Universidad de Columbia, uno de los grandes referentes académicos de EE UU, símbolo de ese mundo del conocimiento, de la intelectualidad y del periodismo de calidad que tanto detesta Trump, quien está ahogando este y otros centros de élite. Sánchez hará una charla con alumnos y consolidará así su imagen internacional de anti Trump en un momento en el que presidente de EE UU pone en riesgo, precisamente, la libertad de expresión al amenazar con retirar la licencia a los medios que le critiquen. A la vuelta de Estados Unidos, el jefe del Ejecutivo irá a Londres para protagonizar un encuentro de líderes progresistas, de nuevo con Gaza como gran protagonista.

Además, el Gobierno sigue de cerca el movimiento de la Fiscalía, con la exministra Dolores Delgado detrás, para investigar posibles crímenes de lesa humanidad en Gaza. La jurisdicción universal en España quedó muy limitada después de varias reformas que hacen casi imposible un nuevo caso Pinochet, pero la Fiscalía sí puede aportar pruebas relevantes al proceso que se sigue en el Tribunal Penal Internacional.

Todos los movimientos caminan en el mismo sentido desde hace casi dos años: convertir a España en un referente de la presión contra Netanyahu. El Gobierno de Sánchez y de Yolanda Díaz cree que, por una vez, España no está tan dividida: la enorme mayoría, incluida buena parte de la derecha, está de acuerdo con hacer todo lo posible para detener la masacre. Y cualquiera que se coloque en otra posición, aventuran en el Ejecutivo, puede perder la conexión con sus votantes.

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Sobre la firma

Carlos E. Cué
Es corresponsal político de EL PAÍS, encargado de la información del Gobierno y de los viajes del presidente. Antes fue corresponsal en Buenos Aires y está especializado en información política, siguiendo a distintos gobiernos y a varios partidos. Ex alumno del Liceo Italiano de Madrid, se licenció en Economía y cursó el máster de EL PAÍS.
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