Los escándalos de corrupción golpean el respaldo de Morena entre sus electores
Omar García Harfuch y Marcelo Ebrard salen bien evaluados por su gestión en el Gobierno mientras las principales figuras de Morena se desploman, según la encuesta de Enkoll para EL PAÍS

La evaluación de los mexicanos sobre la presidenta, Claudia Sheinbaum, y su partido, Morena, sigue cursos diferentes. Mientras la mandataria mantiene una aprobación inquebrantable a su gestión en su primer año en el Gobierno, la formación oficialista ha perdido adeptos, según la más reciente encuesta de Enkoll para EL PAÍS. Entre mayo y septiembre, la cifra de mexicanos que se identifica con Morena ha caído seis puntos, al pasar de 51% a 45%. El periodo de la caída coincide con el verano negro de Morena, cuando varias de sus principales figuras estuvieron en el centro de la polémica por sus derroches en sus vacaciones, sus fortunas inexplicables y los vínculos de sus colaboradores con el narco.
La caída de la aprobación de Morena puede parecer testimonial, pero indica el malestar de los mexicanos con la corrupción. El expresidente Andrés Manuel López Obrador decía que ese era el principal problema del país, y una de las banderas de su movimiento era, precisamente, el combate a ese flagelo, con resultados discutibles en la práctica. Según la encuesta, el 21% de los ciudadanos considera que Morena se parece al resto de los partidos en que no es más honesto ni ataca la corrupción, uno de los indicadores en los que sale peor evaluada la formación guinda.
A las vacaciones ostentosas de varios dirigentes de Morena siguió la revelación de su patrimonio. Mario Delgado, secretario de Educación y expresidente del partido, posee en Ciudad de México un piso de 15 millones de pesos que no incluyó en su declaración patrimonial “por error”. El diputado Arturo Ávila, vocero de Morena en San Lázaro, compró de contado una propiedad en Estados Unidos de 80 millones pesos. El senador Gerardo Fernández Noroña tiene una casona de 12 millones de pesos en Morelos. El senador Adán Augusto López reconoció haber amasado en dos años una fortuna de 79 millones de pesos. El legislador, muy cercano a López Obrador, lleva semanas en el ojo del huracán por los presuntos vínculos con el narcotráfico de uno de sus más cercanos excolaboradores, Hernán Bermúdez.
La encuesta, levantada entre el 24 y el 26 de septiembre entre 1.019 personas, indica que el 28% de los ciudadanos critica que Sheinbaum no tenga poder para tomar decisiones dentro de su partido y sobre sus principales dirigentes, lo que podría explicar también por qué los encuestados creen que el combate a la corrupción es una de las principales deudas en el primer año del sexenio, después del problema de la inseguridad. Sheinbaum decidió marcar una sana distancia de su formación para transmitir que gobernaría sin sesgos políticos, pero a veces se ha visto obligada a intervenir en la vida interna, cuando los escándalos amenazan con convertirse en un obstáculo para su Administración.
En medio del desprestigio de los líderes de Morena, se han abierto camino Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, y Marcelo Ebrard, secretario de Economía, que consolidan así su posición como presidenciables hacia 2030. El primero ha sido la mano derecha de Sheinbaum para atacar a los carteles de la droga, reducir la migración irregular y disminuir los delitos de mayor impacto, lo que le ha dado a la mandataria una carta de negociación con Donald Trump, su homólogo de Estados Unidos, en medio de las tensiones arancelarias; el segundo ha sido fundamental en la relación bilateral desde el punto de vista del intercambio económico, y ahora es el representante de México en la revisión del tratado comercial con EE UU y Canadá, el TMEC, donde deberá resistir las imposiciones de Washington.
Un 77% de los ciudadanos tiene una opinión positiva de Harfuch, y un 67% la tiene de Ebrard. Los negativos de ambos son muy bajos. Caso contrario de Adán Augusto López y el diputado Ricardo Monreal, otros aspirantes presidenciales dentro de Morena, que proyectan en la ciudadanía más opiniones negativas que positivas. Aunque faltan algunos años, la siguiente contienda presidencial está en el horizonte cercano. Sería la tercera vez que Ebrard busque convertirse en jefe del Ejecutivo (en la elección pasada, Sheinbaum lo venció en las primarias del partido). Por su parte, Harfuch, aunque es un policía de formación, no es ajeno a la política; hace un par de años quiso ser candidato a jefe de Gobierno de Ciudad de México, pero el ala dura de Morena le cerró las puertas, en beneficio de Clara Brugada, la actual mandataria.
No hay todavía en el horizonte de la oposición una formación o figura que aproveche el desencanto por el desgaste morenista, lo que ha dado lugar a que aumente, en cambio, el apartidismo, que pasó de 13% en diciembre de 2024 a 20% en septiembre. El PRI, que gobernó México durante siete décadas, es calificado negativamente por el 73% de la población, seguido por el PAN, rechazado por el 58%. MC, PT y PVEM —estos dos últimos aliados de Morena— presentan cifras equilibradas entre su aprobación y rechazo. Morena es respaldado por el 62% de los ciudadanos. El 58% dice que nunca votaría al PRI, el 17% que no votaría al PAN y el 13% a Morena.
En las filas de la oposición los ciudadanos no ven alternativas. El dirigente priista, Alejandro Alito Moreno, es el político peor evaluado, con el 67% de las opiniones negativas. Legisladores panistas de renombre, como los senadores Ricardo Anaya y Lilly Téllez, quienes son vistos negativamente por el 50% de los encuestados, y tienen más negativos que positivos. Otros políticos, si bien son evaluados positivamente, son poco conocidos. Solo Jorge Álvarez Máynez, excandidato presidencial de MC, equilibra un buen porcentaje de reconocimiento (53%) y una opinión positiva (57%). La encuesta preguntó a los ciudadanos por el magnate Ricardo Salinas Pliego, muy confrontado con el Gobierno y que ha abierto la puerta para saltar a la política. Aunque es muy reconocido (por el 57% de la población), un 48% lo valora negativamente.
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