‘Nuestro genocidio’, dos ONG israelíes rompen un tabú en Israel al acusar a su país de ese crimen en Gaza
B’Tselem y Médicos por los Derechos Humanos describen en sendos informes la “aniquilación” de los palestinos y la destrucción deliberada del sistema sanitario en la Franja


Nuestro genocidio. Ese título de dos palabras convierte en un hito el informe sobre la ofensiva de Israel en Gaza divulgado este lunes por la ONG israelí B’Tselem, un texto que ha sido presentado al mismo tiempo que otro documento de una segunda ONG israelí, Médicos por los Derechos Humanos (PHR en sus siglas en inglés), que también acusa a ese país de genocidio. Por primera vez desde el inicio de la invasión de la Franja, en octubre de 2023, esas dos organizaciones de derechos humanos osan hacer a su propio Estado ese grave reproche, cuando los ataques israelíes han matado ya de forma directa a cerca de 60.000 personas en la Franja, casi 18.000 de ellos niños. A ese infierno, Israel ha añadido ahora el horror del hambre extrema. Alrededor de la mitad de las al menos 147 personas muertas por inanición en Gaza desde octubre de 2023 han perecido en este mes de julio.
El informe de B’Tselem, de 88 páginas, no solo describe la “aterradora evolución” del trato dispensado a los palestinos, hasta llegar a la “aniquilación”, y recoge testimonios como el de una madre que vio cómo un tanque aplastaba a su marido y sus dos hijos, o los de personas que vieron a sus parientes arder vivos en bombardeos israelíes. También retrata a una sociedad israelí y a una comunidad internacional cómplices, que han hecho posible que ese “asalto genocida” contra los palestinos perdurara. B’Tselem les reclama ahora a ambos que actúen y detengan a Israel. Luego advierte del riesgo de que el ejército israelí extienda su “genocidio” a Cisjordania y a otros territorios.
El documento de PHR, de 45 páginas, titulado por su parte La destrucción de las condiciones de vida. Un análisis sanitario del genocidio en Gaza, se centra en la destrucción del sistema sanitario y concluye que actos como los “implacables” ataques a los hospitales del enclave “no son consustanciales a la guerra”, sino que “forman parte de una política deliberada dirigida contra los palestinos como grupo”.
La organización médica justifica su acusación de genocidio al asegurar que la ofensiva de su país en Gaza “cumple al menos tres actos fundamentales definidos en el artículo II de la Convención sobre el Genocidio”; es decir, “matar a miembros del grupo, causar daños físicos o mentales graves a sus miembros y someter deliberadamente al grupo a condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción total o parcial”.
En un Estado cuyo discurso oficial hace de otro genocidio —el del Holocausto nazi—, una de sus razones de ser, ninguna organización de derechos humanos israelí había dado hasta ahora el paso de acusar a su país del crimen más grave que recoge el derecho internacional. Esas dos prestigiosas ONG se suman así al creciente coro de voces de juristas —algunos israelíes— activistas y entidades humanitarias que sostienen que lo que Israel está ejecutando en Gaza es un genocidio.
B’Tselem es la abreviatura del Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios, una organización fundada para documentar las violaciones de los derechos humanos en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, que nació en 1989, durante la represión de la primera Intifada palestina. Médicos por los Derechos Humanos (PHR) había sido fundada un año antes por un grupo de médicos israelíes que abogaban por el derecho a la salud en Israel y en los Territorios Palestinos Ocupados.

Más de 35 años después, los informes de estas dos organizaciones, cuyos fundadores abogaban por un Israel democrático y humanista, entierran de alguna manera ese sueño.
El de B’Tselem, Nuestro genocidio, destaca cómo “un examen de la política de Israel en la Franja de Gaza y sus terribles consecuencias, junto con las declaraciones de altos cargos políticos y militares israelíes sobre los objetivos del ataque, lleva a la conclusión inequívoca de que Israel está llevando a cabo una acción coordinada para destruir intencionadamente la sociedad palestina en la Franja de Gaza”. “En otras palabras, un genocidio”.
PHR, sostiene, por su parte, que el “desmantelamiento deliberado y progresivo del sistema sanitario de Gaza y, con ello, de la capacidad de supervivencia de su población equivale a un genocidio”. Al menos 33 de los 36 hospitales y clínicas de Gaza han sido destruidos por las bombas o dejados fuera de servicio. Más de 1.800 trabajadores sanitarios han sido asesinados o arrestados. El resultado de los continuos ataques es el “colapso del sistema sanitario”, que ha dejado a enfermos crónicos y a heridos por la guerra sin tratamiento.
“Cada día mueren decenas de personas por desnutrición”, denuncia luego la organización médica. El “92% de los niños de entre seis meses y dos años no reciben suficiente comida” y “al menos 85 niños ya han muerto de hambre”, prosigue el texto. Israel “ha desplazado a nueve de cada diez habitantes de Gaza, ha destruido o dañado el 92 % de las viviendas y dejado a más de medio millón de niños sin escuelas”. También ha acabado “con servicios sanitarios esenciales, como la diálisis, la atención materna, el tratamiento del cáncer y el control de la diabetes”.
77 años de violencia
El informe de B’Tselem desmonta el discurso oficial israelí para justificar su actuación en Gaza. La “actual ofensiva contra el pueblo palestino”, subraya la organización, no se remite a una respuesta a los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023. Por el contrario, “debe entenderse en el contexto de más de 70 años en los que Israel ha impuesto un régimen violento y discriminatorio a los palestinos, que ha alcanzado su forma más extrema contra quienes viven en Gaza”.
Desde “la creación del Estado de Israel [en 1948], el régimen de apartheid y ocupación ha institucionalizado y empleado sistemáticamente mecanismos de control violento, ingeniería demográfica, discriminación y fragmentación del colectivo palestino”.
Esos 77 años de violencia son los que han permitido “lanzar un ataque genocida contra los palestinos inmediatamente después del ataque liderado por Hamás”. En esos atentados, recuerda la ONG, murieron 1.218 israelíes y extranjeros, 882 de ellos civiles, y 252 personas fueron secuestradas.
El informe destaca tres de los fundamentos de ese “ataque genocida” contra los palestinos. El primero es que estos viven viven “bajo un régimen de apartheid que impone la separación [de los israelíes], la ingeniería demográfica y la limpieza étnica". El segundo es “el uso sistemático e institucionalizado de la violencia contra los palestinos, mientras que los perpetradores gozan de impunidad”. El tercero son “los mecanismos institucionalizados de deshumanización y de presentación de los palestinos como una amenaza existencial” para Israel y los israelíes judíos.
Esas condiciones, sumadas al “catalizador” del “atroz” ataque de Hamás, provocaron “cambios sociales y políticos profundos en la sociedad de Israel”. Ese fue el contexto que permitió “al sistema en el poder a llevar a cabo un genocidio”.
Una encuesta de mayo divulgada por el diario Haaretz elevaba al 82% los israelíes judíos que apoyan la expulsión de todos los palestinos de Gaza.
“Hemos recopilado testimonios de testigos presenciales y documentado cientos de incidentes que implican una violencia extrema y sin precedentes contra civiles palestinos en todo el territorio controlado por Israel, mientras que políticos y mandos militares clave han declarado abiertamente las políticas que se están aplicando sobre el terreno”, asegura en su texto B’Tselem.
Uno de estos incidentes fue relatado a la ONG por el paramédico gazatí Muin Abu Al Eish, que, en octubre de 2024, se vio obligado a abandonar varios cadáveres, junto con una mujer herida moribunda y un bebé, cuando su ambulancia fue bombardeada. Cuando regresó al día siguiente, el sanitario descubrió que perros callejeros habían despedazado y devorado parte de los cuerpos, pero que el bebé había sobrevivido milagrosamente.
Las pruebas “innumerables” de “las consecuencias de estas políticas reflejan la aterradora transformación de todo el sistema israelí en su trato a los palestinos”, continúa B’Tselem. No solo a los del enclave asediado. El documento advierte del “peligro claro y presente de que el genocidio no se limite a Gaza, y que las acciones y la mentalidad subyacente que lo impulsan puedan extenderse también a otras zonas. El ataque a la Franja “no puede separarse de la escalada de violencia que se está infligiendo (...) a los palestinos en Cisjordania, incluido Jerusalén Este, y dentro de Israel".
B’Tselem advierte de que, incluso mientras se escribía el informe, Israel seguía “intensificando su brutal y despiadado ataque contra los palestinos” y cita el uso del hambre como arma de guerra. La ONG subraya luego la complicidad internacional con el proceder de las autoridades de su país: “Las matanzas y la destrucción sistemáticas en la Franja de Gaza, así como la creciente violencia y el desplazamiento forzoso de decenas de miles de personas en Cisjordania, no habrían sido posibles sin la inacción internacional ante la incomprensible magnitud y gravedad de estos crímenes”.
“Muchos líderes estatales, especialmente en Europa y Estados Unidos, no solo se han abstenido de tomar medidas efectivas para detener la aniquilación y la violencia, sino que han permitido que continúen”, incluso con el “envío de armas y municiones”. El informe documento reclama luego “una acción urgente e inequívoca tanto por parte de la sociedad israelí como de la comunidad internacional, así como el uso de todos los medios disponibles en virtud del derecho internacional para detener el genocidio del pueblo palestino por parte de Israel”.
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