Pedro Sánchez llama en Chile a la ofensiva contra la “internacional del odio” y apunta al PP: “La derecha ha sucumbido a la ultraderecha”
El presidente apoya una alianza internacional progresista para luchar contra la desinformación y defender la democracia
Todo está cargado de símbolos en esta reunión inédita de líderes progresistas iberoamericanos —los de Brasil, España, Colombia, Chile y Uruguay— a los que pronto se sumarán otros como los de México, Canadá, Australia, el Reino Unido y Sudáfrica. Para empezar, el lugar: el Palacio de La Moneda, sede la presidencia de la república chilena, y como recordaron este lunes el español Pedro Sánchez y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el símbolo de la lucha por la democracia en América Latina, que fue bombardeado el 11 de septiembre de 1973 para derrocar a Salvador Allende, que murió ese día en este espacio, con un golpe de Estado liderado por el general Augusto Pinochet. Sánchez, que se ha cruzado el océano para llegar a esta cita, ha lanzado un mensaje claro pero no solo internacional, sino también local, porque cree que el PP, como otras muchas derechas tradicionales en el mundo, está entregado a la ultraderecha de Vox.
“Es hora de dar un paso al frente para defender la democracia. De pasar a la ofensiva”, ha dicho Sánchez. “Nuestras sociedades se enfrentan a una amenaza real, liderada por una coalición de intereses entre oligarcas y la ultraderecha. Una internacional del odio y la mentira que avanza peligrosamente, por desgracia, en ambos continentes. Poniendo en riesgo los derechos y libertades por los que las generaciones que nos precedieron lucharon tanto, a veces sacrificando la propia vida”, ha insistido precisamente en un patio de La Moneda que vio ese histórico bombardeo golpista de la ultraderecha en 1973, y que hoy tiene a un presidente de izquierda como Boric que reivindica a Allende.
“Preservar la democracia no es solo una cuestión institucional o jurídica. Es una obligación moral. Es una responsabilidad que le debemos a las generaciones pasadas, pero también a las futuras”, ha insistido Sánchez, para cargar ahí contra la derecha tradicional, esto es, en España contra el PP. “Cada vez es más evidente que la derecha tradicional, con la que compartíamos consensos básicos, ha sucumbido al discurso de la ultraderecha”, ha rematado.
Sánchez defiende que de la misma manera que “la internacional reaccionaria” está coordinando sus esfuerzos en todo el mundo para destruir la democracia, los progresistas deben hacerlo en sentido contrario. “Esta internacional ha entendido que no hay fronteras, nosotros debemos hacerlo también. Por eso, hoy hemos acordado tres áreas de actuación clave: primero, fortalecer las instituciones y el multilateralismo, porque aquí se juega buena parte de la partida”. Por eso anunció que España acogerá la próxima cumbre de este estilo en 2026, se espera que para entonces con más países participantes. Segundo, combatir la desinformación. “Necesitamos una gobernanza digital democrática, colaborar para que los algoritmos no manipulen nuestras opiniones y nuestra convivencia”. Y por último, la igualdad. “La injusticia social y económica quiebra la confianza, es en la desigualdad donde la ultraderecha encuentra el caldo de cultivo para crecer, y en una nostalgia de un pasado que nunca existió”, ha rematado.
Sánchez ha viajado así hasta Chile para reforzar su papel como referente progresista europeo e internacional, como uno de los pocos líderes de esta corriente que quedan en un continente dominado por la derecha y la ultraderecha. Después irá a Uruguay y Paraguay, en un viaje ya de más claro contenido económico acompañado de empresarios, incluido el líder de la patronal, Antonio Garamendi. El plato fuerte político era este encuentro, que no solo es con líderes progresistas sino también con intelectuales y referentes de movimientos sociales, porque todos los dirigentes han insistido en que esta batalla no la pueden dar los gobiernos solos.
Sánchez está buscando en todo momento volver al marco de 2023, con el que logró una movilización extraordinaria de la izquierda para evitar que Vox llegara al Gobierno. Desde entonces, insisten en el entorno del presidente, la situación ha empeorado mucho y el regreso de Trump a la Casa Blanca ha mostrado las consecuencias de la llegada de la ultraderecha al poder. Por eso Sánchez piensa insistir en esta línea, y además cree que el endurecimiento del discurso del PP en temas muy sensibles como la inmigración, en los que compite con Vox, le ayuda para intentar convencer a a millones de personas de que la amenaza de una involución es real.
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