Sánchez, Lula y Boric unen en Chile un grupo progresista para defender la democracia y la cohesión social
“Ante los discursos de odio, no cabe el inmovilismo ni el miedo. Defendamos la esperanza”, señalan cinco presidentes


Pedro Sánchez llegará este lunes a Santiago de Chile en un viaje de claro contenido político, aunque también tiene un componente económico —en el viaje le acompañan van varios empresarios y el líder de la patronal, Antonio Garamendi— que tiene como hito central un acto de cinco líderes progresistas iberoamericanos en defensa de la democracia frente a la ola de ultraderecha, totalitarismo y racismo que recorre el mundo. Sánchez comparecerá allí conjuntamente con el brasileño Lula da Silva, el chileno Gabriel Boric, que es el anfitrión, el colombiano Gustavo Petro y el uruguayo Yamandú Orsi para reivindicar la democracia como la mejor garantía para la cohesión social ahora puesta en peligro, según su visión, por políticas de recortes involucionistas y en muchos casos autoritarias.
Cinco figuras progresistas destacadas, las más potentes la de Lula y el propio Sánchez, que se cruza el océano para mostrar su apoyo a esta iniciativa, para dar un mensaje contra Donald Trump, aún sin citarlo, y todos los políticos de su estilo que están triunfando en el mundo. De hecho, después de Chile, Sánchez irá a Uruguay y a Paraguay, rodeando así Argentina pero sin pisarla por motivos políticos obvios, dada su enorme distancia y tensión con el presidente del país austral, Javier Milei. En Uruguay y en Paraguay Sánchez tiene más bien agenda económica, centrada sobre todo en la búsqueda de oportunidades de obra pública para empresas españolas, y por eso le acompañan algunas como Sacyr, Renfe, Acciona, Indra, pero también multinacionales de otros sectores como Prosegur, BBVA, Santander o Mapfre.
Los cinco presidentes iberoamericanos que se verán en Santiago de Chile han firmado un artículo conjunto en el diario chileno El Mercurio, en el que son muy claros: “La historia nos ha demostrado una y otra vez que la democracia es el mejor camino posible para garantizar la paz, la cohesión social y las oportunidades para todos. Impulsar estrategias comunes en favor del multilateralismo, el desarrollo sostenible, la justicia social y los derechos humanos resulta un imperativo ético y político. Porque la democracia es frágil si no se cuida”, señalan estos líderes.
Los tres dedican buena parte del texto a condenar las “derivas autoritarias”, pensando claramente en Trump y otros aunque sin citarlos. El propio presidente de EE UU ha mostrado su tensión con estos líderes progresistas, y después de amenazar a Sánchez con represalias comerciales duras por no aceptar subir al 5% de gasto en defensa en la cumbre de la ONU, ahora amenaza también a Lula porque, según ha explicado, Brasil está tratando mal a su “amigo” Jair Bolsonaro, el anterior presidente, investigado por alentar un intento de golpe de Estado después de su derrota frente a Lula.
“La erosión de las instituciones, el avance de los discursos autoritarios empujados desde distintos sectores políticos y la creciente desafección ciudadana son síntomas de un malestar profundo en amplios sectores de la ciudadanía”, apuntan, para centrarse después en su visión progresista del mundo, ahora en retroceso. “A estos síntomas se suman las persistentes desigualdades, el retroceso en derechos fundamentales, la difusión de desinformación y discursos de odio en plataformas digitales, y la expansión de redes criminales que desafían la legitimidad del Estado. Ante este escenario, no cabe el inmovilismo ni el miedo. Defendamos la esperanza. En un mundo cada vez más polarizado, como líderes progresistas tenemos el deber de actuar con convicción y responsabilidad frente a quienes pretenden debilitar la democracia y sus instituciones”, rematan. Su solución, explican, es “resolver los problemas de la democracia con más democracia”, para que “vuelva a ser significativa” para quienes “sienten sus promesas incumplidas”.
La cita, a la que están convocadas decenas de organizaciones sociales y centros de pensamiento progresistas de todo el mundo, es, pues, importante desde el punto de vista internacional y para Sánchez en particular como una forma de reforzar su imagen en un momento de extrema debilidad después del escándalo de corrupción que ha afectado a su entorno más directo, con Santos Cerdán, hombre de su máxima confianza, en la cárcel.
Pero desde el punto de vista interno español también supone un mensaje de continuidad de Sánchez, cuya supervivencia política estuvo en cuestión hace unas semanas. El presidente viaja con Garamendi y otros empresarios de alto nivel -algunos de ellos se suman a la parte más económica y menos política, a partir de Montevideo- un símbolo más de que sigue en el puesto y piensa intentar terminar la legislatura en 2027. El caso Montoro ha hecho que ahora sea el PP el que sufre el desgaste de la corrupción, y ha dado algo de aire al Gobierno, que lo está aprovechando para intentar reconstruir la mayoría y mostrar su fuerza este martes, cuando están previstas varias votaciones importantes en el Congreso que sucederán mientras Sánchez esté en Montevideo con el progresista Orsi, pupilo de José Mujica, recientemente fallecido y gran referente mundial de la izquierda. Sánchez visitará a la viuda, Lucía Topolansky, también una política muy respetada en Uruguay en toda la izquierda latinoamericana.
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