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Hungría arrasa a España en la semifinal del Mundial de waterpolo

Las campeonas olímpicas de París caen 15-9 y lucharán por el bronce con Estados Unidos el próximo miércoles

Paula Camus intenta lanzar rodeada de defensoras húngaras, este lunes en la semifinal del Mundial disputada en Singapur.
Diego Torres

España, vigente oro olímpico, feudo de los últimos tres campeones de Champions, cuna de nadadoras ingeniosas y red de clubes sin igual en Europa, no superó el contacto con la borrasca húngara en la semifinal del Mundial de Waterpolo que se ha disputado este lunes en Singapur. Nada más elocuente que el 15-9 en el marcador. Después del baño, a la expedición solo le queda lidiar por el bronce con Estados Unidos, el próximo miércoles a las 11:35 (Teledeporte). Hungría le disputará el oro a Grecia.

La horda dirigida por Rita Keszthelyi (tres goles y cinco bloqueos) y Dorottya Szilagyi (tres goles y cuatro bloqueos) fue un dique en defensa y una ametralladora en ataque. La piscina de Singapur perteneció a las mujeres del Danubio, autoras de un primer cuarto arrasador: 6-2. Las españolas ya no emergieron del estupor. La profundidad de la derrota no tiene precedentes en la última década y coincide con una etapa delicada, tras la renuncia de Miki Oca como seleccionador y su relevo por Jordi Valls, hasta marzo su brazo derecho, gran formador de cantera, administrador meticuloso cuyo liderazgo todavía estaba por verificarse en la máxima exigencia.

Dicen que lo que empieza bien, bien acaba. Que se lo digan a Martina Terré, la portera española, que en la primera jugada del partido le paró un tiro a Eszter Varro como si la pelota acudiera a su regazo, voluntaria. En la siguiente acción, ataque español con una ligera brisa de poniente, Paula Leitón se giró en el embudo de la defensa adversaria antes de incrustar la pelota en la portería de Hungría con una potencia que parecía irresistible. Brillaba España camino del ocaso. Lo que vino después fue una cadena de calamidades.

Cuando Martina Terré fue sustituida, al final del segundo cuarto, tras el 10-3 de Szilagyi, solo había conseguido detener dos tiros de 12. Llevaba el gorro quemado de tantas peladillas que le habían hecho. En su lugar entró Mariona Terré, su hermana pequeña. Pero para entonces el lenguaje gestual de sus compañeras era lúgubre. Sabían que no les quedaba mucho por hacer.  

España se dejó el billete para la final en el primer cuarto. Episodio crítico fue el tiempo muerto que pidió Jordi Valls. Su predecesor, el impasible Oca, rara vez pedía tiempos muertos. Valls interrumpió el partido después del 4-1. Advirtió brazos lentos y hundidos en defensa, y mentes abotargadas en ataque, donde salvo la pequeña Elena Ruiz, gélida y calculadora, las demás parecían sofocadas en la búsqueda de huecos de lanzamiento. Valls intentó corregir los hechos con palabras. “Estamos intentando resolver el partido con acciones individuales”, les dijo a sus jugadoras atribuladas al borde de la piscina. Les pidió aprovechar las basculaciones de la portera húngara para encontrar línea de tiro y más energía en defensa. “¡[Tenemos que ser] más duras en defensa!”, reclamó. Quizás ese no era el problema: España venía de sufrir cinco expulsiones.

Al discurso de Valls le sucedió el caos. El árbitro ordenó reanudar y Martina Terré nadó hasta el centro de la piscina para darle un balón a Ani Espar, marcada por la omnipresente Szilagyi. Mala entrega y mal giro. Szilagyi se llevó el balón y marcó el 5-1 a puerta vacía. Al desplome en el marcador sobrevino la convicción de la ruina.

“Es una oportunidad para crecer”

“Nosotras como equipo nos caracterizamos por nuestra defensa y en eso ellas nos han superado en dureza y contundencia”, dijo Paula Leitón. “Ahí se han llevado el partido”. Ani Espar, la glosó, antes de irse a la ducha, exhausta. “La diferencia de goles en el primer tramo nos ha condenado”, proclamó la veterana. “Este es un equipo joven y esta es una oportunidad para crecer”.

Ani Espar habló como veterana. No hubo muchas en Singapur, después de que Maica García, Pili Peña y Judith Forca se tomaran el año sabático tras un 2024 agotador en el que ejercieron de pilares morales en los momentos de dificultad. España viene de subirse a cinco de los últimos siete podios de Mundiales. El golpe de Hungría amenaza con aturdir a una generación que iba lanzada. El miércoles, frente a Estados Unidos, tendrán ocasión de redimirse.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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