Ir al contenido
_
_
_
_

Sánchez intenta recoser la mayoría tras su choque con Trump en un momento crítico por la corrupción

El PP, salvo Ayuso, da un giro rápido a su discurso y dice que no está ni con el presidente español ni con el estadounidense

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ofrece una rueda de prensa en el marco de la cumbre de la OTAN que se celebra, este miércoles, en La Haya, Países Bajos.Foto: J.J. Guillén (EFE) | Vídeo: EPV
Carlos E. Cué

En su momento más difícil, con una situación política crítica con los dos últimos secretarios de organización del PSOE imputados en el Supremo por casos graves de corrupción, Pedro Sánchez encontró en La Haya, en la cumbre de la OTAN, un nuevo marco muy parecido al de la campaña de las elecciones de 2023, pero esta vez con un rival global: Donald Trump. El estadounidense entró en tromba contra España y contra su presidente, uno de los pocos mandatarios europeos progresista, el único en uno países de los grandes de la UE.

La arremetida fue dura, no buscada —Sánchez evitó en todo momento el choque directo con el americano, incluso se sentó rápidamente para no tener que saludarlo— y el Gobierno ha decidido no contestar a la espera de ver qué consecuencias económicas reales tiene la amenaza de Trump, que puede quedarse solo en eso o escalar, aunque es difícil porque España no negocia la política comercial en solitario, todo lo hace la UE en conjunto. De hecho, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, respondió con diplomacia: “España es un socio esencial de esta relación transatlántica. Es una relación ya duradera, profunda, que tenemos con Estados Unidos, tanto a nivel bilateral como desde el punto de vista de la Unión Europea. La relación entre la UE y EE UU es la relación comercial más importante del mundo. Es un tesoro que queremos proteger”, señaló.

Pero desde el punto de vista de política interna española, para Sánchez este choque tiene muchas ventajas. Primero, el presidente intentará usarlo para recoser su mayoría. Aunque Podemos insiste en que España al final cumplirá con el 5% y el Gobierno está entregado a Trump, la arremetida sin matices del presidente de EE UU complica mucho esa crítica por la izquierda y es recibida de manera positiva por el socio de coalición, Sumar, que pactó con Sánchez este plante ante la OTAN, y también por otros socios progresistas, y tampoco está mal vista por otros que lo son menos como el PNV o Junts.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (d); el presidente estadounidense, Donald Trump (i); el turco, Recep Tayyip Erdogan (c); y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni (3d), entre otros líderes, posan en la foto de familia de la cumbre de la OTAN que se celebra este miércoles en La Haya, Países Bajos.

El golpe de Trump no fue provocado directamente por Sánchez, que ya se había marchado de la cumbre y no había hecho ninguna mención directa al presidente de EE UU pese a que se le preguntó específicamente —solo dijo, contestando a una pregunta sobre la frase del americano de que “España es un problema” que “España nunca es un problema y siempre está en la solución”— pero tuvo consecuencias inmediatas en la política española.

El PP, que se había lanzado contra Sánchez por “mentiroso”, porque pensaba que en realidad sí había aceptado el 5% —Feijóo llegó a hacer un tuit específico sobre el asunto— tuvo que girar rápidamente pero también alejarse de Trump, que está amenazando directamente a España y, por tanto, a los agricultores y empresarios del país.

Después de atacar a Sánchez por sus “mentiras”, el principal partido de la oposición añadió: “El PP tampoco consiente las amenazas a España del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Y menos si pretende utilizar a los productores de nuestro país para vengarse de la insolidaridad del presidente del Gobierno. Por tanto, ni con el presidente que miente ni con el presidente que amenaza. Nuestro país volverá a ser un país respetado, fiable y solidario. Y lo será muy pronto”. El PP, salvo Isabel Díaz Ayuso, tuvo que recalcular. La presidenta madrileña hizo un discurso muy duro contra Sánchez desde Nueva York, donde se encuentra de viaje internacional. Ayuso se mostró en contra de “quemar puentes” con Estados Unidos. “Queremos dejar claro que España es un país plural, descentralizado, que tiene unas comunidades que ven las cosas de otra manera”, dijo.

Rueda de prensa de Pedro Sánchez en La Haya, este miércoles.

Sánchez, sin embargo, se coloca ahora en un marco en el que siente siempre muy cómodo desde la campaña de 2023, que logró una fuerte e imprevista movilización de la izquierda que no se había producido en las autonómicas y locales dos meses antes y que le permitió seguir en La Moncloa con una compleja mayoría con ocho grupos muy distintos.

Sánchez dijo desde La Haya que “por supuesto” que sigue teniendo una mayoría para gobernar -“si no, no estaría aquí”, llegó a decir- pero la realidad es que eso está en cuestión aún después de los escándalos de corrupción y es la gran pregunta a responder para saber si el presidente puede seguir adelante o se verá forzado a adelantar las elecciones en algún momento. Sus socios le están pidiendo medidas más contundentes, y Sánchez está preparando algunas de ellas, no solo los cambios en el PSOE que anunciará el 5 de julio sino también las propuestas de reformas anticorrupción que está negociando con los socios y que se presentarán el 9 de julio.

Con todo este paquete, y con la esperanza de que no haya muchas más revelaciones de gran calibre en manos de la UCO y el escándalo se quede encapsulado en el “triángulo tóxico” con algunos colaboradores necesarios, también imputados, Sánchez y su equipo más cercano esperan controlar la crisis y seguir adelante, pero todo está muy abierto y los grupos siguen inquietos ante la posibilidad de que la UCO guarde más bombas políticas en la cartera.

La Cumbre de la OTAN, este miércoles.

Sánchez está ahora concentrado en su agenda internacional, este jueves y viernes con cumbre en Bruselas, pero en realidad todos los ojos del Gobierno, del PSOE, de Sumar y de los grupos de la mayoría están puestos en las consecuencias del escándalo de corrupción que amenaza la supervivencia política del presidente porque afecta a colaboradores del máximo nivel y de su absoluta confianza, que eligió y mantuvo él hasta el final, como Santos Cerdán, que declarará este lunes en el Supremo.

El presidente no para de moverse de forma discreta para seguir adelante. Ha mantenido muchas reuniones discretas para controlar el PSOE, donde ha recibido el apoyo de las figuras más relevantes del partido -no ha llamado a los que le critican, como Emiliano García Page- y también con sus socios, con los que mantiene también interlocución directa casi diaria Félix Bolaños.

Pero además acaba de tener otro hito en la consolidación de su mayoría, debilitada por el escándalo. El Tribunal Constitucional se prepara para avalar este jueves definitivamente la ley de amnistía, algo que acerca la posibilidad del regreso a España, aunque no de forma inmediata, de Carles Puigdemont, líder de Junts. Sánchez reivindicó en La Haya la ley de amnistía frente a todas las críticas que ha recibido, porque cree que el tiempo le está dando la razón.

“Yo heredé una crisis constitucional como no habíamos tenido en 45 años, con líderes independentistas presos, otros fugados, una sociedad rota, enfrentada, como Cataluña, que es el 18% del PIB español”, aseguró Sánchez. “Una crisis constitucional de enormes proporciones. Pero la política ha ido encontrando la solución a una crisis que viene larvándose desde 2010, y estamos en 2025. Las sociedades tienen que mirar hacia adelante, apostamos por la convivencia y la coexistencia pacífica”, remató, sin aclarar si ahora al fin se reunirá con Puigdemont en Bruselas. También hizo una mención indirecta a algunos jueces, que según la interpretación del Gobierno se han vuelto en contra del Ejecutivo por la ley de amnistía. “Soy muy consciente de los ataques que estamos recibiendo, también por esto [la ley de amnistía]. Aun siendo conscientes, hoy se ha demostrado que merece la pena”, aseguró.

Sánchez tardará aún unos días en volver a Madrid, y lo hará para viajar inmediatamente después, el domingo, a Sevilla a la cumbre de la ONU en la que pretende estar cinco días seguidos. La agenda internacional, como se ha visto en La Haya, casi siempre ayuda al líder del PSOE en los momentos difíciles, aunque esta vez no ha sido por un éxito sino por un enfrentamiento directo con Trump, un personaje que genera mucho rechazo en el mundo progresista pero también en parte del conservador. Pero entre sesión y sesión de las cumbres, Sánchez sigue pendiente de un problema que ninguna gestión internacional resolverá, esto es, la crisis de credibilidad derivada de un escándalo de corrupción muy grave en el seno de su núcleo duro. Las decisiones importantes llegarán justo después de estas cumbres, que coincidirán con el momento más complicado. El próximo lunes, por ejemplo, se solapará la declaración de Cerdán en el Supremo con una rueda de prensa de Sánchez con el secretario general de la ONU, António Guterres, en Sevilla. Después, Sánchez tendrá que rematar cambios importantes y medidas drásticas si quiere conservar su mayoría. En las próximas semanas se podrá responder mejor a la pregunta sobre la supervivencia política del presidente. Aunque puede que la respuesta no sea definitiva.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos E. Cué
Es corresponsal político de EL PAÍS, encargado de la información del Gobierno y de los viajes del presidente. Antes fue corresponsal en Buenos Aires y está especializado en información política, siguiendo a distintos gobiernos y a varios partidos. Ex alumno del Liceo Italiano de Madrid, se licenció en Economía y cursó el máster de EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_