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Sánchez se niega a asumir el objetivo del 5% de gasto militar en la OTAN: “No es razonable y es contraproducente”

El presidente del Gobierno rechaza el borrador de la declaración de la próxima cumbre aliada en La Haya presentado por Rutte

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en mayo en la VI Cumbre de la Comunidad Política Europea en Tirana (Albania).

España se niega a asumir el objetivo de destinar el 5% del producto interior bruto (PIB) a gasto militar en la próxima década, tal como ha propuesto a los aliados el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y ha exigido el presidente estadounidense, Donald Trump. El jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, ha remitido una carta a Rutte, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, en la que le advierte de que, “para España, comprometerse a un objetivo del 5% no solo sería irrazonable, sino también contraproducente” para el reforzamiento de la defensa europea; y resultaría, además, “incompatible con nuestro Estado del bienestar y nuestra visión del mundo”.

El borrador de declaración propuesto por Rutte refleja la exigencia de Trump: los socios de la OTAN deberán elevar el gasto en seguridad y defensa a un 5% del PIB en 2035, un porcentaje que no alcanza ni uno solo de los aliados, ni siquiera Estados Unidos. Para España, supondría aumentar el gasto en defensa en unos 80.000 millones de euros al año, casi la mitad de lo que supone la factura de las pensiones.

Fuentes gubernamentales aseguran que España no teme la adopción de represalias por parte de Washington, aunque “se han contemplado todos los escenarios”. Las mismas fuentes subrayan que a quien más daño harían eventuales acciones contra España sería a la propia OTAN, ya que se quebraría su principio de funcionamiento: que todos los acuerdos son adoptados libremente por consenso de sus países miembros. En su carta a Rutte, Sánchez recuerda que “es un derecho legítimo de cada gobierno decidir si quiere o no asumir” este compromiso.

El rechazo de Sánchez al borrador de comunicado, vaticina un escenario de tensión en La Haya, con un puñado de países —no solo España— en contra de un salto tan importante: el listón actual de gasto es del 2% del PIB. Después de que Emmanuel Macron predijera la “muerte cerebral” de la OTAN hace unos años, Putin revivió la alianza con la invasión a gran escala de Ucrania en 2022. Trump exige que Europa dé un paso adelante y que los socios de la UE asuman la defensa del Viejo Continente, mientras Washington dirige su atención a China. Pero en los Veintisiete las sensibilidades son muy entes: el centro y el este de Europa, de los bálticos a Polonia pasando por los nórdicos, el miedo a Rusia ha encendido todas las alarmas, mientras que en países como Italia, Portugal o España la sensación de peligro es muy diferente, con el foco en el Mediterráneo, la inmigración irregular y el terrorismo yihadista.

Rutte remitió el pasado miércoles a las 32 capitales aliadas el borrador de la declaración con la que debe concluir la cumbre de La Haya (Países Bajos) de los próximos 24 y 25 de junio, la primera tras el regreso de Trump a la Casa Blanca. En este texto, el secretario general de la Alianza Atlántica propone que todos los países aliados se comprometan a dedicar el 3,5% de su PIB anual a inversiones estrictamente militares, de acuerdo con la definición que de las mismas realiza la OTAN; y otro 1,5% anual para gastos relacionados con la defensa, como la protección de infraestructuras críticas, el desarrollo de la defensa civil o la industria militar.

El horizonte para alcanzar este objetivo —al principio fijado para 2030 y luego para 2032— se aplaza finalmente a 2035, dentro de una década, a petición de países como Italia y el Reino Unido. También ha sido Londres la que ha reclamado que en 2029, cuando se apruebe el nuevo objetivo de capacidades militares, se revise este plan. Se supone que para entonces Trump ya no será presidente.

Estaba previsto que la declaración de la cumbre se aprobara este viernes por el método de silencio positivo. Es decir, el texto pasaría a ser definitivo si ningún país se pronunciaba en contra. Sin embargo, la misiva de Sánchez rompe ese silencio; por lo que a partir de ahora tendrá que negociarse una nueva declaración o buscar un procedimiento que excluya a España de este compromiso.

En su carta a Rutte, Sánchez asegura que no tiene “intención de limitar las ambiciones de gasto [militar] de otros países, ni de obstruir el resultado de la cumbre” de la semana próxima. Por ello, le propone incluir en la declaración “una fórmula más flexible”, que convierta en opcional el objetivo del 5%, o “exima a España” del cumplimiento del mismo. “Excepciones similares se han hecho en el pasado para otros aliados y hay razones convincentes para hacerlo ahora”, agrega. “No queremos vetar nada. No nos oponemos a que otros países se fijen el objetivo del 5%, pero nosotros no podemos comprometernos a ello, no sería serio”, explican fuentes gubernamentales.

Contribuir a la arquitectura de seguridad

El presidente explica al secretario general de la OTAN que España seguirá cumpliendo sus obligaciones y contribuyendo a la arquitectura de seguridad europea, pero, agrega, “no puede comprometerse a un objetivo específico de gasto [militar] en esta cumbre” de La Haya. “Porque no es necesario para cumplir nuestros compromisos con la Alianza”, dice la carta. Estos compromisos están fijados en el Objetivo de Capacidades, aprobado este mismo mes por los ministros de Defensa aliados y vigente hasta finales de esta década.

El jefe de Gobierno español explica que cada país puede necesitar un esfuerzo económico diferente para alcanzar los objetivos que le asigna la OTAN —debido a variables tan diversas como el coste de producción—, “lo que no tiene nada que ver con el nivel de compromiso con la defensa colectiva”. En el caso de España, se remite a las “estimaciones militares” para considerar que le basta con el 2,1% del PIB.

Sánchez argumenta, además, que Europa necesita mejorar la interoperatividad de sus ejércitos, los procedimientos de compra y su base industrial para disuadir a Rusia y equilibrar el reparto de cargas con Norteamérica; y que el objetivo propuesto “dificultaría los esfuerzos de la UE para fortalecer su ecosistema de seguridad y defensa”.

“Para hacer progresos reales”, subraya, “necesitamos tiempo y espacio de maniobra y temo que un acelerado aumento al 5% podría dañar este proceso”, al impedir el desarrollo de su propia industria y aumentar la dependencia de suministradores no europeos, pasando de 300.000 a 400.000 millones anuales. Además, ese objetivo de gasto militar, agrega, “provocaría una desaceleración económica, presiones inflacionistas y desinversión en actividades que tienen un efecto multiplicador mayor que el gasto en defensa (por ejemplo, educación, salud o tecnología digital)”.

Finamente, explica que “tal nivel de gasto” militar es “incompatible” con el Estado de bienestar y la visión del mundo de España. Sánchez ve “imposible” alcanzar el 5% “si no es al precio de aumentar los impuestos a las clases medias, recortar servicios públicos y beneficios sociales a nuestros ciudadanos y retroceder en nuestro compromiso con la transición verde y la cooperación internacional al desarrollo”. “Elegimos no hacer esos sacrificios”, remacha.

Estados Unidos lleva meses presionando para fijar la meta del 5% del PIB en gasto militar, con Rutte (un supuesto “frugal” en términos de política fiscal) convertido en el estilete del trumpismo. Pero la división en el seno de la alianza ha sido evidente desde el principio: otros países, entre los que figura España, subrayan que el objetivo no deben ser porcentajes fijos, que son una especie de señuelo, sino el cumplimiento de los objetivos y las capacidades militares fijadas.

Las fuentes consultadas subrayan que no se puede descartar que Europa alcance algún día el 5% ante la militarización expansionista de Rusia, pero consideran que es precipitado fijar esa meta. “España no está a favor, y hay una coalición de países que tampoco”, apuntan las fuentes consultadas. Vienen curvas en la cumbre de La Haya de los próximos días. Sánchez ha suspendido su agenda en la mañana del jueves ante la exigencia de responder a Rutte.

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