Manuel Marfán: “No hay ningún país que le haya ido bien creciendo a costa de la demanda interna”
El exministro de Hacienda habla del programa de Jeannette Jara, la candidata presidencial de la izquierda y militante comunista. Piensa que hará reformas en su plan económico: “Sus propuestas tienen que ser consistentes, no voluntaristas”


Hace una década que Manuel Marfán (Viña del Mar, 72 años), investigador senior de Cieplan, exvicepresidente del Banco Central de Chile (2010-2013) y ministro de Hacienda durante el Gobierno del democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), decidió abandonar las filas del Partido Socialista (PS), al que perteneció durante casi 30 años. “Sigo teniendo alma socialista”, dice a EL PAÍS. Desde esa identidad, más emocional que orgánica, continúa observando con atención el devenir político chileno, especialmente en un año clave como 2025, cuando los votantes retornarán el 16 de noviembre a las urnas para elegir a un nuevo presidente y a parlamentarios.
Tras el triunfo de la comunista Jeannette Jara en las primarias de la izquierda el 29 de junio, Marfán intensificó sus conversaciones con distintos actores del mundo político, entre ellos con el exministro de Patricio Aylwin (1990-1994) y consultor Enrique Correa, que considera le ayudó a descifrar mejor el panorama. Hoy el economista asegura que no convienen campañas “demasiado aguerridas”, sino más propuestas para sacar adelante a una economía que desde hace una década se expande cerca del 2%, tiene una tasa de desempleo del 8,9% y un endeudamiento fiscal del 41,7% del PIB. “Lo que se elegirá será un presidente que debe seguir restando vulnerabilidad a la situación fiscal, que sea capaz de impulsar un crecimiento sólido, y no que haga cosas inconsistentes”, dice.

Pregunta. ¿Cómo está la salud de la economía chilena?
Respuesta. La economía está en una especie de enfermedad degenerativa. Después de la crisis financiera subprime que se desató entre 2008 y 2010, Chile abandonó su estrategia económica de desarrollo exportador durante casi 16 años. Esto, junto al deterioro de la política, son dos causas principales de por qué nuestro crecimiento decayó. Pero, por otro lado, ahora tenemos una sociedad muy demandante –y está bien que sea así–, porque somos un país mayoritariamente de clase media que exige protección ante los riesgos como, por ejemplo, mejores pensiones de vejez. Estas exigencias sociales no son compatibles con un bajo crecimiento.
P. ¿Cuál es el camino para salir del estancamiento?
R. Crecer más es una condición necesaria, aunque no suficiente para generar instituciones que ofrezcan más bienestar a la sociedad. Un elemento clave para lograrlo es tener exportaciones que crezcan por sobre el PIB. En Chile, el crecimiento era un tema que estaba en el escritorio de los presidentes y de repente dejó de estarlo. En 2024, por primera vez, las exportaciones volvieron a crecer vigorosamente y este año también. Es un camino que se inició y ojalá no se frustre porque ya perdimos 16 años.
P. ¿El Gobierno de Gabriel Boric logrará tener un buen final?
R. De acuerdo con las proyecciones de hoy, no sé si tendrá un gran final, pero sí uno mejor de lo que se podía pensar hace algunos años porque asumió con una economía en decadencia. El final será de una economía que estará expandiéndose en torno a un 2,5%, lo que no hubiera imaginado hace cuatro años, y con perspectivas de que el crecimiento será uno de los temas que volverá a estar en el escritorio de los presidentes.
P. De hecho, algunos candidatos prometen volver a crecer por encima del 4%. ¿Qué tan probable es lograrlo?
R. Todas las candidaturas prometen más crecimiento, pero eso no ocurre espontáneamente. La agenda que se debe abordar es muy exigente para que eso ocurra. A todos les gustaría crecer más, pero no todos están dispuestos a hacer los sacrificios necesarios para lograrlo.
P. ¿Qué le espera al próximo Gobierno?
R. Este 2025 será un buen año económico. Boric le pasará una posta exigente al próximo gobierno.
P. ¿Y en términos fiscales?
R. Yo presidí una comisión [conocida como Marfán] que indica que el crecimiento económico le aporta muchos recursos al fisco, lo que le permite sortear el dilema de la presión sobre los recursos fiscales ante una sociedad exigente. Pero esto es una maratón, que se debe continuar para permitir que de manera sostenida se aumenten los recursos fiscales.
P. Ese informe también decía que el crecimiento no basta para alcanzar el progreso social. ¿Qué más se necesita?
R. Así es. No basta, pero sin crecimiento no hay progreso social. El informe señaló que reformar las leyes de la política es fundamental. Más allá del informe, el Estado moderno tiene que jugar un rol importante en el crecimiento. Hay que reducir los niveles de malestar de la sociedad. Todo se hace más sencillo cuando hay una sociedad que tiene esperanza. Ese cambio de ánimo solo se logra con acuerdos amplios para dar estabilidad.
P. ¿Los chilenos han perdido la esperanza de que estarán mejor?
R. Sí, ese es parte del problema. Hoy los padres ven a sus hijos frustrados por no encontrar un trabajo que les permita cumplir sus sueños. Eso, además de la discriminación y los abusos, generan rabia.
P. ¿Qué conclusión saca del triunfo de Jeannette Jara en las primarias?
R. El resultado es muy malo para el Socialismo Democrático, aunque también le genera oportunidades que habrá que aprovechar bien. Los electores potenciales de Carolina Tohá no fueron a votar, porque la desidia es una consecuencia de una sociedad enojada.
Jara, en la primera vuelta, solo competirá con candidatos de derecha y necesariamente tiene que conquistar al centro político y los que están más cerca de ese centro en la coalición es el Socialismo Democrático. Por eso, es importante que el Socialismo Democrático esté bien representado en el programa que se elabore y en los equipos que se conformen en adelante, sino no se tendrá una buena estrategia electoral.
P. ¿Hacia dónde debería apuntar un nuevo programa económico de Jara?
R. Sería altamente conveniente que Jara incorpore a economistas de buen nivel a su equipo. En su discurso del domingo mencionó la colaboración público-privada, pero también dijo que quería subir el salario mínimo a 750.000 pesos, lo que significa un alza del 50% en cuatro años. Para que el salario pretenda ese nivel en términos reales se necesita que la economía crezca sobre el 8% al año, sino es voluntarismo.
En caso de ser electa presidenta, le hará bien tener en su gobierno un peso relevante de la izquierda democrática dentro de sus equipos, especialmente en el económico, como hizo Boric. Y ser representante de una coalición y no solo del Partido Comunista, el cual da tantas señales de ser un partido antisistema y de las que, por cierto, Jara se ha tomado distancia.
P. ¿Cómo ve las diferencias de Jara con el presidente del PC, Lautaro Carmona, en las últimas semanas?
R. Está bien que su actitud haya sido ningunearlo [desobedecerle], y ojalá lo siga haciendo.
P. ¿Qué tanto le puede pesar ser comunista en la campaña?
R. Las primarias de las izquierdas no fueron sanguinarias. Si bien hubo roces porque los precandidatos debían marcar diferencias, no fueron roces insalvables. Pero desde el momento en que Jara ganó las elecciones primarias, y se convirtió en la candidata de las izquierdas, comienza la demonización desde la derecha. Sin embargo, en su discurso del domingo planteó ideas que serían inaceptables para el PC, pero debe ir más lejos porque ahora es la candidata de una coalición y no del PC.
P. ¿Cree que Jara debiera desechar algunas de sus actuales propuestas económicas?
R. Sí, porque de lo contrario favorecerá la demonización en su contra. Por ejemplo, no hay ningún país que le haya ido bien creciendo a costa de la demanda interna. Ese es el grave error que se ha cometido en muchas de las crisis de Latinoamérica. Pero estoy seguro de que hará cambios en sus propuestas porque tendrá un mejor equipo. En lo económico sus propuestas tienen que ser consistentes, no pueden ser voluntaristas.
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