Carolina Tohá, la politóloga que intenta convertirse en heredera de la socialdemocracia chilena
Con 40 años de vida pública, desde su época universitaria, la exministra del Interior de Boric busca revivir a la izquierda moderada, con gran dificultad


El pasado lunes 12 de mayo, cuando Carolina Tohá festejó su 60 cumpleaños en un restaurante del siempre moderno barrio Yungay del centro de Santiago -la Peluquería Francesa, muy concurrido por la élite progresista-, la celebrada en un momento tomó la palabra y realizó una especie de stand-up, con mucho humor, en torno a su biografía. La escuchaban los cerca de 100 invitados de esta fiesta sorpresa que tuvo incluso mariachis, donde el que llevó la torta con las 60 velas fue el ministro de Hacienda del actual Gobierno de Gabriel Boric, el economista Mario Marcel, novio de la candidata desde 2022. Tohá fue definitivamente simpática, causó risas entre sus familiares y amigos -muchos rostros importantes de la centroizquierda chilena de las últimas décadas-, mostrando en privado lo que no siempre logra en público: frescura y ligereza de carácter.
-“¿Viste que la Carola tiene un humor genial?“, comentó un asistente a otro, antes de que arrancara la música bailable y Carolina y su novio Mario salieran a la pista.
La candidata presidencial de la centroizquierda chilena -que pertenece a una de las familias importantes de este sector político, como los Allende o los Lagos- en esta campaña ha tenido que luchar contra quienes la observan como una mujer de carácter, pero que sonríe poco y nada. La persigue -¿o la sobrepasa?- la candidata comunista, Jeannette Jara, empática y con carisma, como en sus mejor tiempos lo fue Michelle Bachelet. Es una comparación que a la comunista le gusta y le ayuda, aunque Tohá no concuerda: “Conozco mucho a Michelle Bachelet y políticamente representan cosas muy distintas. En las cáscaras se pueden parecer -en el pelo-, pero no sé si esas cosas importan tanto”.
Pero la batalla de Tohá apunta, en realidad, a un asunto bastante serio: refundar la socialdemocracia chilena, deprimida desde hace al menos 15 años. En las primarias que Chile celebra este domingo, en que el oficialismo de Gabriel Boric elegirá al candidato único que enfrentará a las derechas en la primera vuelta del 16 de noviembre, Tohá representa a la izquierda moderada. Busca convertirse en la heredera de una tradición política que, alguna vez, fue fuerte en Chile: la que encarnaron los gobiernos de la Concertación -entre el retorno a la democracia de 1990 y 2010-, en dos décadas en que la centroizquierda logró una mayoría gracias a una alianza histórica entre el Partido Socialista y la Democracia Cristiana, (DC) que se gestó en los últimos años de dictadura y permitió una transición exitosa.
La DC, aunque no forma parte del pacto oficialista de los ocho partidos que respaldan el Gobierno de Boric, se ha sumado a Tohá en esta primaria.
El presidente Ricardo Lagos, el socialista que gobernó entre 2000 y 2006, también lo hizo. A los 87 años, desde su retiro de la vida pública se mostró en una foto con una bandera que decía: “Tohá presidenta”.
La candidata, sin embargo, no contó con Bachelet, la expresidenta que prefirió no apoyar a ninguno de los postulantes a la primaria de la izquierda. De alguna forma, se siente madre de todas las izquierdas que están en competencia y, sobre todo, de la que hoy está en forma hegemónica en el poder. En el círculo de Tohá algunos resienten la decisión de Bachelet, en cuyo primer Gobierno la politóloga fue portavoz y estrecha colaboradora. Pero ha sido parte de la dificultad que ha tenido Tohá en esta campaña: le costó mucho sumar al Partido Socialista, donde milita la expresidenta.
Tohá ha sido una figura siempre presente en la política chilena. Era dirigente universitaria cuando en abril de 1988, a los apenas 22 años, apareció en un importante programa político de la televisión -en vivo- junto a Lagos, entonces uno de los principales líderes de la oposición al dictador Augusto Pinochet. Su figura fue refrescante y, en víspera del plebiscito de octubre de aquel año, su figura puso nerviosa a la derecha que buscó a contrarreloj a una mujer joven para participar en el mismo espacio: encontraron a una economista llamada Evelyn Matthei, hija de un general que integraba la Junta de Gobierno del régimen. Ambas -coincidentemente- llevan 37 años desde su primera aparición masiva. Matthei llegará a la papeleta el 16 de noviembre, por la derecha tradicional, mientras que el destino de Tohá quedará sellado este domingo.

Hija de José Tohá, ministro del Interior y Defensa de Salvador Allende, militante socialista, murió tras el golpe de Estado de 1973 luego de ser detenido, torturado, interrogado. Su hija Carolina tenía ocho años: “Nunca más volveré a reír”, le dijo a su madre, aunque la niña se equivocó. “Mi mamá se encargó de que sí sonriera. Ella ha logrado con sus hijos mantener tan presente la memoria de mi papá y, al mismo tiempo, re enamorarnos de la vida”, dijo a EL PAIS en noviembre de 2022.
Exiliada en México junto a su madre y hermano -de ahí los mariachis en la celebración de su cumpleaños 60-, estudió Derecho en la Universidad de Chile, donde fue una importante dirigente universitaria de oposición al régimen de Pinochet. No se tituló de abogada y se resistió -pese a las ofertas- a postular al Congreso. Doctorada en politología en la Universidad de Milán, Italia, donde se radicó en los primeros años de la democracia, Tohá ha sido un rostro de la entraña de la centroizquierda chilena. Ha sido diputada, portavoz del primer Gobierno de Bachelet, presidenta de su partido (PPD) y alcaldesa de Santiago. Es parte de la mochila que carga: su rostro no encarna la renovación para las grandes masas y, para algunos, se sigue rodeando de los mismos que en los años 90 encarnaban la rebeldía.
La centroizquierda, de haberse renovado, tendría que haber contado con figuras como Tohá en la primera línea, pero ese proceso no llegó a materializarse y la siguiente generación —la del propio presidente Boric— les pasó simbólicamente por encima. Recién en la campaña por el plebiscito por la nueva Constitución de 2022, Tohá volvió a asumir un papel protagónico: apoyó una propuesta refundacional que perdió en las urnas, lo que se le ha sacado en cara insistentemente en esta campaña de primarias. Su llegada al Gobierno de Boric en septiembre de 2022 no solo representó la influencia del socialismo en la nueva etapa de la Administración, que hasta entonces era respaldada por la coalición original del presidente, la alianza entre el Frente Amplio y el Partido Comunista. El arribo de la politóloga a La Moneda significó un intento de hermandad entre las diferentes izquierdas chilenas, aunque su aterrizaje en el Palacio de Gobierno hizo arriscar la nariz de algunos importantes miembros de la generación del presidente Boric: Tohá representaba, de alguna forma, lo que ellos habrían querido dejar en el pasado, superar.
Pero la ministra hizo una buena alianza con el presidente y en los dos años y medio que encabezó Interior intentó defender aquella idea suya de “la continuidad y complementariedad” de los gobiernos de Lagos, Bachelet y Boric. Llegó a Interior con una misión titánica: hacerse cargo de la demanda ciudadana por mayor seguridad y control de la delincuencia, la principal preocupación de los chilenos. No podría decirse que Tohá no tuvo valentía en asumir aquella tarea, un coraje que mostró en marzo pasado al dar el paso al frente para asumir otro gran reto: la candidatura presidencial del llamado Socialismo Democrático, de la izquierda moderada, en tiempos en que están de moda los planteamientos en blancos y negros.
Pero en esta campaña Tohá ha debido dar demasiadas explicaciones -sobre todo en materia de inseguridad y de inmigración irregular- y ha quedado en el incómodo papel de tener que marcar diferencias con el Gobierno al que perteneció hasta marzo y con las otras fuerzas políticas que componen el oficialismo. Ha sido enfática, eso sí, en remarcar las distancias entre lo que ella encarna y el PC de Jara.
En campaña apuntó a asuntos centrales: “La izquierda debe asumir sin complejos que algunas de sus recetas han quedado totalmente cortas”, dijo en abril pasado en entrevista con EL PAÍS. Pero resulta muy centrista para la izquierda del Frente Amplio y el PC y la derecha no le perdona su adhesión sin condiciones al actual Gobierno de Boric, al que consideran una muy mala Administración.
Los resultados de este domingo -Tohá arrancó la carrera como favorita, pero ha ido perdiendo ese lugar- mostrarán si la centroizquierda chilena tiene todavía musculatura.
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