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La izquierda de Chile elige su candidatura presidencial para enfrentar a una derecha fuerte

Unos 15,4 millones de votantes están convocados voluntariamente para participar en las primarias del oficialismo de Boric. Las candidatas favoritas son Carolina Tohá, socialdemócrata, y Jeannette Jara, comunista

Cierre de campaña de Jeannette Jara en Santiago, Chile, el 26 de junio 2025.
Rocío Montes

Chile comienza una nueva etapa en la campaña presidencial 2025 este domingo: 15,4 millones de electores, en el territorio y en el extranjero, están convocados para participar en la primaria de la izquierda, que elegirá entre cuatro opciones la candidatura única que los representará ante las derechas en la primera vuelta del 16 de noviembre. Las disputa se resolverá entre las dos cartas fuertes: la socialdemócrata Carolina Tohá y la comunista Jeannette Jara, ambas exministras del Gobierno de Gabriel Boric. El resultado de la primaria de la izquierda definirá el sello de la coalición y dará inicio a la principal fase de la contienda por llegar a La Moneda en marzo de 2026, cuando finalizará la actual Administración. En la carrera electoral, la derecha sigue siendo la favorita y parece imparable, de acuerdo a los sondeos y sus tendencias, aunque compite dividida: Evelyn Matthei (de la derecha tradicional agrupada en la alianza Chile Vamos), José Antonio Kast (de la derecha conservadora del Partido Republicano) y Johannes Kaiser (de la ultraderecha del Partido Libertario).

Esta primaria tiene carácter voluntario, por lo que resulta una incógnita la cantidad de gente que llegará a las urnas en un domingo de pleno invierno. Existen algunos parámetros: en 2021, cuando el propio Boric enfrentó en una primaria al comunista Daniel Jadue, votaron 1,7 millones de personas. Pero eran solo dos partidos y dos candidatos. En esta ocasión, existen ocho partidos, cuatro candidatos y una sola coalición, Unidad por Chile. Por lo tanto, de no acercarse a aquella cifra de hace cuatro años, será una muestra de debilidad de la alianza de Gobierno y significará que la izquierda no ha sido capaz de movilizar a su base social. Con voto obligatorio vigente desde 2022 en las elecciones generales, hay algunas señales que podrían empujar a la gente: la idea -equivocada- que estas primarias son obligatorias, el hábito de sufragar que se ha formado la ciudadanía y el alto nivel de competitividad de las últimas semanas entre las dos candidatas fuertes, Tohá y Jara.

Hay otros dos candidatos: los diputados Gonzalo Winter, del Frente Amplio de Boric -y estrecho amigo del presidente- y Jaime Mulet, del pequeño partido Federación Regionalista Verde Social (FRVS). Ninguno tiene opciones reales, de acuerdo a los sondeos públicos que se permitieron hasta 15 antes de esta elección.

Tohá y Jara representan opciones muy diferentes de concebir el papel de la izquierda en 2025 y las necesidades de un país como Chile, estancado económicamente hace más de una década y con desafíos urgentes como la crisis de inseguridad. Aunque ambas fueron ministras importantes del Gobierno de Boric -Tohá del Interior y Jara de Trabajo- representan de forma nítida las distancias de las dos almas del oficialismo. Tohá, una politóloga de 60 años que ha cumplido papeles clave desde el retorno a la democracia (ha sido diputada, ministra, alcaldesa, presidenta de su partido, el PPD, de centroizquierda), encarna el intento de darle vida a la socialdemocracia que alguna vez encarnaron figuras como el presidente Ricardo Lagos (2000-2006), aunque con los desafíos propios de un país y un mundo que ha cambiado mucho en medio siglo. Jara, en tanto, llega a esta primaria como abanderada del Partido Comunista, que hace 15 años, desde 2010, ha conquistado paso a paso espacios de la institucionalidad chilena, luego de haberse situado en oposición a los gobiernos de la transición democrática.

En esta campaña por las primarias, ambas han tenido diferencias fundamentales respecto de la convivencia y se complementan el Estado y el mercado, el crecimiento económico, el manejo de la delincuencia, las relaciones exteriores, el control de la inmigración irregular. Ambas cargan con la mochila de pertenecer a un Gobierno anclado en un 30% de popularidad, pero que no ha podido ampliar su base de apoyo. En momentos en que la opinión pública parece inclinarse por el cambio de mano a la hora de gobernar y de una figura con autoridad, ambas han debido manejarse en el estrecho camino de la lealtad con Boric y la necesaria distancia para ofrecer una propuesta distinta. Tohá lo tiene especialmente difícil, porque como ministra del Interior tuvo en sus manos desde septiembre de 2022 el combate contra la delincuencia. Jara, en tanto, como ministra del Trabajo fue el rostro de las buenas noticias, como la reforma de pensiones y leyes como la que estableció las 40 horas como máximo de trabajo semanal.

La politóloga comenzó con ventaja esta carrera en la izquierda, porque se trata de una figura experimentada, conocida por los chilenos, en la escena pública hace 40 años, de sus tiempos de universitaria en los últimos años de la dictadura. Jara, en tanto -administradora pública, abogada y magíster en gerencia pública de 51 años- fue ganando terreno, en parte por su personalidad carismática y por una campaña en que se ha desprendido de los antiguos símbolos del PC chileno (donde milita desde los 14 años). Es una fuerza política que se define como marxista-leninista y, por lo tanto, no ha sacado el concepto de dictadura del proletariado de su doctrina. El PC tiene compromisos internacionales con regímenes de Cuba, Vietnam o Corea del Norte y su presidente participó en abril pasado, por ejemplo, del II Foro Internacional Antifascista, realizado en Moscú, Rusia.

Una de las principales incógnitas de esta primaria, junto a la participación, tiene relación al porcentaje de votos que obtenga la candidata ganadora y la diferencia con la segunda. En el oficialismo se preguntan si, luego de estas elecciones, con un ánimo tan encendido, el sector político podrá seguir unido y si la vencedora efectivamente podrá lucir un torrente de poder en la verdadera disputa presidencial frente a la derecha. El 18 de agosto vence el plazo para la inscripción de candidaturas para las elecciones de primera vuelta del 16 de noviembre y nadie se atreve a descartar que, de acuerdo a lo que ocurra este domingo, se levante una candidatura presidencial alternativa por la izquierda. Existe otro riesgo: que la vencedora no sea, en la práctica, apoyada por todo el sector político. En esta campaña ha sido muy evidente el mar de distancias que tienen los proyectos políticos que se unen en aquello llamado oficialismo.

Para enfrentar a las tres derechas que llegarán divididas a la primera vuelta de noviembre -la derecha no celebrará primarias-, la carta más competitiva es Tohá. Y ello ha sido utilizado por su candidatura en las últimas semanas. De ganar Jara, de hecho, las últimas encuestas han mostrado que sería posible, incluso, que pasaran a segunda vuelta dos candidatos de la derecha, Kast y Matthei. Si resultara ganadora la candidata comunista, por lo tanto, el principal reto del sus partidarios será convertirla en una postulación viable, lo que pasaría -irremediablemente- porque renunciara al Partido Comunista. Es lo que, al menos, observan desde La Moneda de Boric, que hasta ahora no ha jugado un papel protagónico en las disputas que se viven en el alma de los partidos que lo apoyan.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.
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