Las ausencias de Otty Patiño desdibujan la figura del comisionado de Paz de Petro
El funcionario encargado de la política de paz total completa tres meses fuera de funciones por razones médicas, en medio de una escalada de violencia en el país


La silla vacía que ha dejado Otty Patiño, comisionado de paz y cabeza formal de la política de paz total, se ha vuelto difícil de ignorar. Su ausencia en los anuncios clave, crisis de seguridad y los momentos de mayor tensión con los grupos armados resulta incongruente con el papel estratégico que exige el cargo. Bajo su responsabilidad recae la conducción de una de las apuestas más ambiciosas del Gobierno Petro: negociar de manera paralela con guerrillas, disidencias y bandas criminales para avanzar hacia procesos de paz y desarme. Hasta ahora, de las diez mesas activas, tres han dado paso a procesos de concentración en zonas de distensión en las que el Gobierno espera agrupar a una parte de los combatientes del frente 33 de las disidencias de las FARC, los Comuneros del Sur y la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano. Otras más clave, como la mesa del ELN y el Clan del Golfo, permanecen congeladas.
La falta de una vocería clara del comisionado ocurre en un momento crítico de seguridad en varias regiones del país. En Guaviare, el Bloque Amazonas —una disidencia que hace parte de los diálogos con el Estado Mayor Central— impuso un paro armado entre el 15 y el 21 de junio, con amenazas contra la población civil, restricciones severas a la movilidad y acusaciones contra su grupo rival, el bloque de alias Calarcá, por supuestos vínculos con la Fuerza Pública. Líderes comunitarios pidieron mayor claridad sobre los compromisos asumidos con los grupos armados que operan en la zona. El comisionado de paz no se ha pronunciado públicamente sobre los hechos.
Patiño tampoco ha tenido un rol visible tras los atentados recientes en el suroccidente del país. El 10 de junio pasado, las disidencias de Iván Mordisco, con las que negoció durante seis meses, perpetraron una serie de ataques en el Cauca y el Valle del Cauca. La Policía informó en un comunicado que se registraron al menos 28 acciones que dejaron a siete personas muertas y al menos 28 heridas. Aunque con este grupo armado el Gobierno levantó la mesa de negociación en abril de 2024, el comisionado no ha tenido un papel visible frente a esta nueva ofensiva, a pesar de que esta región sigue siendo un territorio clave para las negociaciones que el Ejecutivo mantiene con otras facciones del Estado Mayor Central. Tampoco se escuchó su voz cuando el Clan del Golfo, un grupo con el que hay una mesa de diálogo en curso, emprendió un plan pistola contra la Policía, que dejó al menos 17 policías asesinados entre abril y mayo.
Las ausencias del funcionario clave para Petro empezaron a sentirse desde finales de marzo. La última vez que se le vio en el Congreso de la República, dice el representante Duvalier Sánchez del partido Verde, fue durante un debate de control político, en el que fue citado para responder por el preocupante aumento de casos de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes por parte de grupos armados. Días antes, en una rueda de prensa en la Casa de Nariño, un periodista le preguntó por la postura de la guerrilla del ELN, que niega el reclutamiento forzado y asegura que todos los menores de edad que ingresan a sus filas lo hacen voluntariamente. Patiño respondió con una frase desconcertante y condescendiente: “De pronto es así, ¿no? (Reclutar) Forzosamente, no sé. La verdad no sé”.
El pasado 16 de junio, en la Cámara de Representantes, el también exmilitante del M-19 estaba citado a un debate de control político para responder por la crisis de seguridad en las regiones. Desde su equipo de trabajo, hicieron llegar una excusa médica que demuestra una incapacidad por una intervención quirúrgica que se extiende hasta el 1 de julio. Sin embargo, no enviaron a ningún representante en su reemplazo para responderle al legislativo. El congresista Jorge Rodrigo Tovar, representante por una de las curules de paz, dijo que “la política de paz total del Gobierno ha fracasado, y el responsable de eso es Otty Patiño”. Según él, en dos años que lleva en el cargo, el comisionado no ha atendido a las peticiones de los representantes por las curules de las víctimas del conflicto de reunirse para evaluar la situación de orden público en las zonas donde se negocia con los grupos armados.
No es la primera vez que envía excusas médicas para justificar sus ausencias, pero no delega un vocero para que asista a las reuniones políticas del Congreso a las que es citado. El primero de abril fue citado a un debate de control político al que tampoco asistió por otra incapacidad médica. La discusión fue aplazada para el 23 de abril, pero su oficina alegó que estaría fuera del cargo durante 30 días por razones de salud. En mayo, cuando terminó su licencia médica, no hubo certeza de su regreso a funciones porque, durante ese mes, el comisionado no asistió a los consejos de seguridad convocados por la Casa de Nariño cada semana.
En su tercera ausencia en el Congreso la semana pasada, su asesor David Fernando Cruz, de la oficina del alto comisionado de paz, envió una carta al Congreso en la que aseguraba que Patiño “atraviesa una situación de salud que le impide ejercer temporalmente sus funciones, ya que se encuentra en recuperación de una intervención quirúrgica que le fue realizada el 04 de junio de 2025”. Aunque no hay información oficial desde su oficina, se rumora que fue sometido a una operación en la cabeza. Durante estos tres meses de intermitencia, la encargada de la política de paz total del Gobierno es María Paz Lara, la politóloga que lo asesora y quien tampoco ha estado presente en los debates más importantes a los que Patiño ha sido citado.
El malestar en el Capitolio es tal que congresistas de todos los partidos, incluso representantes de las víctimas del conflicto, han pedido su renuncia al cargo. Jorge Rodrigo Tovar explicó que si Patiño tiene problemas de salud tan graves, no está en condiciones de asumir ningún cargo. “No está apto ni para ser consejero para la paz ni para asumir ningún puesto público ni una embajada porque no puede cumplir con sus funciones”.
A comienzos de junio, se rumoraba la inminente salida de Patiño de su cargo para asumir la embajada de Colombia en Cuba. Sin embargo, desde el Gobierno han negado esa posibilidad. Carlos Erazo, jefe de la delegación que negocia con los Comuneros del Sur, dijo que “es un rumor la salida de Otty. No es oficial. No hemos recibido ningún tipo de comunicación. Estuvimos en contacto con María Paz Lara que es la consejera encargada mientras él se recupera y hasta ahora no hay comunicación oficial”.
El descontento aparece en otros frentes políticos. Los exintegrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia enviaron una carta al presidente Gustavo Petro quejándose de la gestión de Patiño en el cargo y pusieron a disposición sus cargos como gestores de paz: “El delegado del presidente de la República para todos los problemas de paz, no aparece”.
Desde las comunidades también han sentido su ausencia. Este mes, organizaciones del Catatumbo han emitido un comunicado, dirigido al Gobierno, en el que piden tomar decisiones contundentes por la paz de esta región. “Como no hay comisionado de paz, lo dirigimos a lo más alto del Gobierno, al presidente Petro, para hacerle una propuesta desde las comunidades para que haya un cese de hostilidades con la población civil”, dice Junior Maldonado, director de la Asociación Campesina del Catatumbo. La petición busca que el Gobierno adopte otras medidas que generen alivios humanitarios, a pesar de la ruptura del diálogo con el ELN. A esa región, convulsionada por la violencia, Otty Patiño tampoco ha ido. Por ahora, lo único claro es su silencio.
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