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Una barrendera impulsa una campaña para regular por ley el trabajo al aire libre con temperaturas extremas

Elvira Gómez, trabajadora de limpieza en Terrassa, ha iniciado una recogida de firmas a través de Change.org tras la muerte de Montse Aguilar, fallecida en Barcelona durante una ola de calor

Elvira Gómez, barrendera e impulsora de change.org

“Trabajar al aire libre a 35 grados sin una ley que nos proteja es inhumano”, afirma Elvira Gómez, barrendera de 31 años en Terrassa (Barcelona). Con esta máxima, la limpiadora ha lanzado una campaña en Change.org para reclamar una legislación que fije un límite legal de temperatura en los trabajos en la vía pública. La petición, que ya suma 192 firmas, propone pausas obligatorias, adaptación de horarios o suspensión temporal de la actividad cuando se superen ciertos umbrales térmicos. “No pedimos privilegios, pedimos sentido común”, puntualiza.

La iniciativa surge tras la muerte de Montse Aguilar, operaria de limpieza de 51 años en Barcelona, que falleció el pasado sábado después de sentirse indispuesta durante su jornada laboral. Aguilar había trabajado varias horas bajo temperaturas superiores a los 35 grados en el distrito de Ciutat Vella. Veinte minutos antes de desplomarse en su domicilio, envió un mensaje de WhatsApp a un amigo: “He tenido una tarde muy mala. Pensaba que me moría. Me vienen unos dolores de brazos, pecho y cervicales”.

Montse regresó caminando a casa, pidió la cena a su madre y se desvaneció tras llevarse a la boca la primera cucharada. Los sanitarios no lograron reanimarla. Su familia asegura que no padecía patologías previas relevantes y atribuye la muerte a un golpe de calor. “¿Por qué no la llevaron en coche a un hospital?”, se pregunta su hermana Clara, visiblemente afectada. La familia presentará una denuncia y responsabiliza tanto a la empresa FCC, concesionaria del servicio, como al Ayuntamiento de Barcelona, que inicialmente descartó abrir una investigación interna.

“El caso de Montse nos ha afectado mucho”, confiesa Gómez. “Vivimos con miedo de que nos pueda pasar algo parecido. Parece que hasta que no ocurre en tu zona, no se lo toman en serio”, añade. Con siete años de experiencia en la limpieza viaria, denuncia que el calor extremo es el principal riesgo durante el verano. “Empiezo a las 14 menos cuarto y termino a las 21 menos cuarto. Nos comemos todas las horas de la ola de calor”, describe. Las recomendaciones actuales le parecen insuficientes: “Si el protocolo es que te pares en la sombra y descanses cinco minutos cada hora, a mí me parece que le falta chicha”.

Aunque reconoce que su empresa “hace lo que medianamente puede”, considera que el problema es de fondo. “No es solo cosa de mi empresa, sino de España en general. Imagino que si hay una ley que respalde eso, sería mucho más fácil protegernos”, plantea.

Gómez critica también la falta de contundencia en la aplicación de las normativas de prevención de riesgos laborales. “Hay días con alerta por calor y estamos igual. No pedimos dejar de trabajar, pedimos adaptar los horarios, tener pausas de verdad, y si no se puede, reducir jornadas sin reducción de salario”, señala. Reclama además una regulación territorializada: “Cada comunidad autónoma debería tener su propia temperatura límite. No es lo mismo Barcelona que Andalucía o Galicia”.

Los efectos del calor en su salud son constantes. “En verano tengo dolores de cabeza continuos. Me levanto con dolor de cabeza y me acuesto también”, dice. Sobre la ropa laboral, ironiza: “Podría ser mejor, pero aunque fuéramos desnudos, yo creo que con este calor la ropa da igual”.

También denuncia el contraste con los empleos de interior: “Es curioso que dentro de oficinas haya establecida una temperatura, pero fuera no. Que a 27 grados se acabe el trabajo dentro, pero que nosotros podamos barrer a 35 grados sin ningún problema”.

Gómez espera que su campaña sirva para evitar nuevas tragedias. “Lo que ha empezado como algo pequeño, quiero que sirva para que el día de mañana no tenga que morir más gente trabajando”, concluye. “Quiero que no haga falta que se muera alguien para que haya soluciones”.

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