Un crimen en Filadelfia y la mujer gallega con “buen ojo” que ayudó a cazar a la presunta asesina a 5.500 kilómetros de distancia
La Policía Nacional trabaja para que la vecina de Santiago que identificó por TikTok a la presunta asesina Gerelys Sánchez cobre la cantidad prometida por las autoridades estadounidenses

“Es una persona con muy, muy buen ojo”, comenta un portavoz policial acerca de la española, vecina de Santiago de Compostela, que “después de Semana Santa” alertó en comisaría de que había visto en la capital gallega a una mujer que estaba en busca y captura en Estados Unidos por un sangriento crimen. Gerelys Angélica Sánchez-Reyes, dominicana de 28 años, había desaparecido de Filadelfia, en la orilla de enfrente del Atlántico, a casi 5.500 kilómetros de la capital de Galicia, después de que las huellas, algunas cámaras y los testimonios la involucrasen en el asesinato de Yuleisy Carolina Torrelles Martínez, de 21 años y con doble nacionalidad: española y venezolana. Fuentes policiales cuentan que las chicas llegaron a compartir piso, o que la víctima acogió y ayudó a la presunta asesina en el número 4426 de Frankford Avenue, al norte de la mayor ciudad del Estado de Pensilvania.
Ambas se ganaban la vida como camareras y como “bailarinas exóticas”, tal y como define la prensa americana. El relato policial cuenta que hubo una discusión, un “altercado verbal”, que desembocó en el suceso. No hacía apenas un año que Yuleisy había dejado atrás a sus hermanos y a su familia materna y había emigrado a Filadelfia “en busca de un futuro” y “llena de sueños”, como declaró su madre, Magalys Torrelles, a Telemundo62, días después de hallarse el cuerpo acuchillado de la muchacha.
La víctima llamaba todas las mañanas a su progenitora, y la última vez que lo hizo fue el 2 de abril. Tres días después, el 5 de abril, la policía encontró su cadáver. Estaba envuelto en bolsas, en la cortina de la ducha y en un futón, justo en el segundo piso del 4426, junto a la iglesia de San Marcos, la vía del metro elevado que recorre Frankford Avenue y un restaurante dominicano especializado en pollo, en un barrio ajetreado y repleto de población migrante.

Fueron la nutrida comunidad latina y la red de amigos de Yuleisy que dieron la voz de alarma de su desaparición a la policía (después de no saber de ella durante tres días), las encargadas de hacer crecer como la espuma, en redes sociales, las noticias que se publicaron tras el macabro hallazgo. Así, la foto de la sospechosa empezó a circular por el mundo, y a través de TikTok fue como una vecina de Santiago, cuya identidad protege la policía, cayó en la cuenta, gracias a su “buen ojo”, de que la mujer que figuraba entre los 20 delincuentes más buscados de Pensilvania era la chica que tenía frente a ella. Gerelys Sánchez había logrado llegar a España y asentarse en Santiago gracias a la documentación de la difunta, cuyo padre, explica el Cuerpo Nacional de Policía, vive en Mallorca. Ahora, las mismas fuentes de la policía explican que están tratando de gestionar el cobro de la recompensa que ofrecía EE UU, 20.000 dólares, por la localización de la prófuga.
Según la familia de Yuleisy, después de coserla a puñaladas en el cuello y el torso e intentar sin demasiado éxito quemar el cuerpo con líquido inflamable y acelerantes, la supuesta asesina saqueó las pertenencias de su compañera. Se llevó su camioneta, sus cosas, su dinero, su pasaporte español y otra documentación que acreditaba su doble nacionalidad. Un día después de descubrirse el cuerpo de Yuleisy, la sospechosa puso pies en polvorosa: el 6 de abril voló a Madrid vía Múnich, y se escondió en Santiago dejándose ver, entre la muchedumbre, cerca de tres meses.
De Madrid, Gerelys llegó a Santiago, donde “hacía vida normal, como cualquier otro ciudadano”, amparada en el hervidero de peregrinos y turistas internacionales que transitan sin tregua por el centro. Utilizó varios hospedajes y “se movió también fuera de Santiago”, incluida alguna nueva escapada a Madrid y, sobre todo, sus visitas a un local de copas en un ayuntamiento vecino de Compostela. Así lo comprobaron los agentes que la siguieron, por negocios de hostelería, discotecas, tiendas y grandes almacenes, desde el momento en que la vecina compostelana llamó a la comisaría contando que la había visto.

Pero los agentes de Galicia todavía no contaban con la necesaria orden de detención de Estados Unidos, y, sobre todo, antes precisaban confirmar la identidad de la mujer señalada, a través de sus pasos por la ciudad gallega y sus alrededores. El caso americano quedó así en manos del grupo de la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta) de la Brigada Local de la Policía Judicial en Santiago, que contactó con la Interpol para “tratar de gestionar la emisión de una orden internacional de detención”, explica el cuerpo en una nota de prensa.
La policía nacional en Santiago destaca que parte del éxito de la operación, aparte del “buen ojo” de la ciudadana que identificó a la sospechosa dominicana, se debe a una “investigación conjunta” entre departamentos con epicentro en el punto de contacto nacional de la Red de Localización de Fugitivos de A Coruña. El equipo envió agentes a Galicia para trabajar sobre el terreno con la brigada de Santiago. Hicieron un seguimiento fotográfico y, el pasado de 26 de junio, con la identidad ya confirmada, descubrieron que la mujer acusada de asesinato, robo y profanación de cadáver por las autoridades americanas estaba dispuesta a tomar otro avión para marchar de España. Gerelys Sánchez-Reyes se subía a un autobús rumbo al aeropuerto santiagués de Lavacolla.

Había que acelerar al máximo los trámites para su detención, pero seguía sin activarse la alerta roja por parte de Estados Unidos. El Grupo I de Localización de Fugitivos de UDYCO (Unidad de Droga y Crimen Organizado) Central emprendió “a contrarreloj múltiples gestiones tanto con la Embajada de Estados Unidos en España como con la Agencia Federal U.S. Marshals” para que la activasen, “a la vista del peligro que suponía para la seguridad ciudadana su presencia en España y de que existía un riesgo real” de que la prófuga abandonase el país. Fueron dos horas frenéticas en las que cooperaron distintos equipos en las dos orillas del océano, incluida la Interpol. La sospechosa llegó a superar la puerta de embarque de un vuelo con destino a Bruselas.
Y, “justo en el momento en que se disponía a subir al avión”, explicaba la policía nacional en una nota de prensa el pasado fin de semana, se recibió “en dependencias del Grupo I de Localización de Fugitivos de UDYCO la orden provisional de arresto”. Habían conseguido que Estados Unidos la activase “en menos de dos horas”, un tiempo “récord”. Ahora, la supuesta asesina de Yuleisy Torrelles aguarda en la prisión coruñesa de Teixeiro las decisiones que tome España sobre su extradición.
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