Carta a nuestras hijas: monetizarse no es empoderarse
Los lectores escriben sobre cómo el capitalismo pervierte los valores del feminismo, la política antiinmigración del PP, la masacre de los gazatíes y los veranos de la infancia

Madres feministas que criamos a nuestras hijas para que sintieran que son dueñas de su cuerpo, ¿qué hacemos ahora si lo que quieren es monetizar ese cuerpo en redes sociales para conseguir dinero o autoestima? Hijas criadas con valores de respeto e igualdad, que os lanzáis a la arena de las redes sociales armadas de filtros, herramientas de edición, anillos de luz… y vuestros cuerpos, ¿qué habéis entendido en realidad de lo que os quisimos transmitir? Hombres de todas las edades que accedéis de forma activa o pasiva a contenidos eróticos de jóvenes mujeres, ¿no hay algo en todo esto que os repugne? Madres, aclaremos a nuestras hijas que por ese camino no vamos a alcanzar la igualdad. Hijas, monetizarse no es empoderarse. Hombres comprometidos con la igualdad, atended a esa repugnancia y hacédselo saber a otros hombres, porque el silencio os hace cómplices.
Eva Mª Rosa Martínez. Paiporta (Valencia)
Discriminación
Feijóo plantea la expulsión inmediata de sin papeles que delincan y pone sobre la mesa la deportación de migrantes regulares si comenten cierto tipo de delitos. Suiza, por ejemplo, aplica ambas medidas, y el resultado ha sido, cuando menos, cuestionable: se cercena el contacto de estas personas con sus hijos y esposas o maridos. Además, los así castigados suelen saltarse la punición y vuelven a entrar en el país para ver a los suyos, por lo que no pocas veces acaban en prisión. Se gasta, así, lo que se pretendía ahorrar, y se condena no solo al delincuente sino a su familia, por infracciones, con frecuencia, de poca gravedad. Por último, un inmigrante con su documentación en regla, que contribuye a nuestra economía pagando los mismos impuestos que un nacional, ha de tener los mismos derechos que usted y yo; entre ellos el de equivocarse, a pagar por ello, y a una segunda oportunidad. Lo contrario es, simple y llanamente, discriminación.
Suso Liste. Santiago de Compostela
Vida
Estos últimos meses, en mi consulta como pediatra, me he visto muchas veces hablando de procesos. Acabo diciendo que crecer es un proceso, que hay que pasar un proceso para aprender, que la adolescencia es un proceso, que curarse una herida o de una enfermedad lleva su proceso, etc. Los pacientes me piden muchas veces soluciones inmediatas, imaginando que el “ya” es posible. Pareciera que ese “mientras tanto” no tuviera ningún valor, no aportara nada. Y creo que la vida real está llena de estos cambios. Desgraciadamente, ayer vi un video de un médico en Palestina explicando el proceso de la muerte por falta de alimento, un horror. Hoy me he levantado pensado que allí sí que hace falta algo inmediato, “ya”. Ojalá nadie tuviera el poder de hacer sufrir así a los demás. Ojalá solo fuéramos capaces de crear vida. Pura vida.
Amalia Bataller Alberola. Valencia
Esos veranos de la infancia
Echo de menos ser una niña que disfruta del verano con sus abuelos. Sin prisa, sin digitalismos, sin responsabilidades. Sin miedos, sin preocupaciones, sin comparaciones, sin dolor. Sin ansiedad. La misma que desayuna galletas con mantequilla, pone la mesa con su abuela, se sienta en el regazo de su abuelo y por la noche se acurruca entre ambos para ver Grand Prix (aunque nunca llega despierta al tramo final del programa). Daría todo lo que tengo por volver a ser esa niña. Aunque siendo sincera sé que en el fondo sigo siéndolo. Lo que echo de menos es ser una niña feliz, Y a mis abuelos… pues también.
Nuria Marcos. Sevilla
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