La paradoja de defender lo obvio
Los lectores escriben sobre Gaza, el racismo latente en la sociedad española, la palabra ‘enfermo’ y la amistad con las mascotas

Hoy me siento completamente desolado. Decía Brecht que la historia ama las paradojas. Nada más lejos de la realidad. Leemos con horror que la población de Gaza ha alcanzado un nivel de riesgo extremo de muerte por inanición, con más de 5.000 niños con desnutrición severa solo en mayo. Cerca de 900 personas han sido ya asesinadas esperando un saco de harina para llevarse algo a la boca. Una ayuda humanitaria claramente insuficiente y conscientemente limitada por Israel. Multitudes desesperadas aguardan colas kilométricas en unos repartos de comida humillantes, entre vallas, que evocan a lo peor de los campos de exterminio. Personas tratadas como animales. Donde la vida no vale nada. No estar en el sitio correcto da suficiente razón a un sádico militar para apretar el gatillo y llevarse por delante la vida y sueños de varios desaventurados. Esta humanidad deshumanizada me hiela el corazón. Escribo esto con lágrimas en los ojos y los pelos como escarpias, comprobando atónito cómo lo peor de la distópica novela de Saramago se cumple al milímetro. Pero esta barbarie no es una distopía: es un genocidio ante los ojos de un mundo ciego. El infierno en la tierra se llama Gaza.
Víctor Manuel Moreno Zafra. Montilla (Córdoba)
Traicionar la esencia
Me comenta el dependiente de un establecimiento situado en un barrio acomodado de mi ciudad que percibe cómo, cuando se esfuerza por disimular su acento rumano, parece incomodar menos a la clientela entre la que no escasean comentarios referidos a una inminente “plaga/invasión”, o del tenor: “Nosotros emigrábamos con permiso de trabajo”, “si tan bonito es tu país, por qué no os volvéis”. Asegura que, de conocerse su origen gitano le habría sido aún más complicado abrirse camino. Traicionar su esencia y renegar de sus orígenes parecen un plus de aceptación para esas historias de desarraigo y explotación que llevan a sus espaldas muchos de estos ciudadanos de tercera..
Salvador Gómez Gago. Ávila
Nombre equivocado
Tengo un hijo de 40 años que padece una enfermedad neurodegenerativa, llamada distrofia muscular de Duchenne. Por no llamarse ELA, mi hijo no tendrá derecho a beneficiarse de las ayudas aprobadas por el Gobierno para las personas con dicha enfermedad. Ellas tienen todo mi apoyo, pero mi hijo está en una situación igual desde hace más de 15 años. Usa ventilación mecánica para respirar, come por botón gástrico, no mueve ni un dedo, habla con muchísima dificultad. Por eso pienso qué mala suerte no tener ese nombre. Un gobierno democrático no debería hacer esa diferencia con personas tan enfermas.
Rosario Rives Rives. Elche
Perdí a mi mejor amigo
Tengo 19 años y este lunes perdí a mi mejor amigo. Nos conocíamos desde que yo tenía 10, y desde el primer día supe que nuestra relación era única, de esas que no fallan nunca. Mi mejor amigo no era una persona, era un perro. Y deja un vacío que solo quienes han amado de verdad a un compañero de cuatro patas podrán entender. Porque no hacen falta palabras cuando una mirada y un ladrido bastan para salvarte un día, o incluso una vida.
Esteban López Fernández. Castropol (Asturias)
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.