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Columna
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Tras Mocejón y Southport, Torre Pacheco: de nuevo la estrategia ultra de señalar a los inmigrantes

El racismo, el odio y el supremacismo blanco es lo que mueve a estos grupos a hacer llamamientos en plataformas sociales para atacar a los extranjeros

Varios jóvenes con palos y botellas, el domingo momentos antes de los enfrentamientos con la policía.
José Nicolás

Ha pasado casi un año desde que los grupos de ultraderecha trataran de incendiar Mocejón (Toledo) tras el asesinato de un niño de 11 años durante un partido de fútbol. Intentaron acusar del crimen a la población musulmana del municipio —uno de los argumentos era la cercanía de una mezquita al lugar de los hechos—. Los ultras buscaban replicar la oleada de disturbios xenófobos de días antes en el Reino Unido después del asesinato a cuchilladas de tres niñas en Southport. Los culpables no eran extranjeros, pero eso a los agitadores no les importó. Su objetivo era (y es) atacar a los inmigrantes.

La estrategia se ha repetido en las últimas semanas. En Alcalá de Henares (Madrid), tras conocerse la violación de una mujer, y estos días en Torre Pacheco (Murcia), después de que un sexagenario recibiera una paliza. El ataque desembocó en la convocatoria de “cacerías” por parte de grupos ultras en redes sociales para supuestamente vengar el ataque. Así, numerosos agitadores de ultraderecha y grupos neonazis acudieron a Torre Pacheco y provocaron disturbios durante el fin de semana. El resultado: destrozos en todo el pueblo, establecimientos atacados y, sobre todo, miedo entre la comunidad magrebí —la mayoría de ellos, trabajadores precarizados del Campo de Cartagena— del sexto municipio de la Región de Murcia en número de habitantes.

El racismo, el odio, el supremacismo blanco, en definitiva, es lo que mueve a estos grupos. En este caso, como explicó en Bluesky el experto en redes y ciberseguridad Marcelino Madrigal, el grupo Deport Them Now (Deportadlos ahora) en Telegram “fue una ‘herramienta’. No tenía entidad como influencia. ‘Alguien’ lo usó con el fin de dar soporte a la organización de algaradas”. Utilizan estas plataformas para la difusión de mensajes xenófobos, para lanzar convocatorias, pero no siempre es a través del mismo canal. Ya que estos acaban cerrando, como ocurrió con el chat español de Deport Them Now, creado recientemente y clausurado este martes.

Sebastián Forero y Elena Reina, los periodistas de este diario que han estado relatando lo sucedido estos días en Torre Pacheco, han contado que en el pueblo todos acusan de los altercados a quienes han venido de fuera azuzados por las redes sociales. En las concentraciones de estos días, que según estos agitadores iban a ser masivas, los protagonistas eran los organizadores —personajes conocidos por difundir contenido de ultraderecha en TikTok, X o YouTube—, no los vecinos. Y cuando conseguían la atención de la prensa, su objetivo no era otro que clamar contra el Gobierno. Ninguno gritó lo que días antes publicaban en sus redes, nada de “caza al moro” o peticiones de deportaciones.

Quizá no lo hicieron porque sabían que estos mensajes no triunfan en un municipio donde un tercio de los vecinos es de origen extranjero y cuyo trabajo es parte fundamental para su desarrollo. Sobre la importancia de la inmigración para los pueblos, José Luis Sastre difundió este martes en Hoy por Hoy el audio de un oyente que explicaba que el racismo y los mensajes ultras no deberían opacar que hay municipios en España que tienen vida gracias al trabajo de los inmigrantes, un empleo, por cierto, que en la mayoría de los casos es precario: “Tengo 36 años y llevo ya 18 años viendo el mismo amanecer. Nos levantamos mi padre y yo muy pronto, siempre a las 5.15 horas, para preparar la frutería y ver qué es lo que tenemos que comprar. […] De cinco años para aquí, mi padre ya no está. El primer café nos lo sirven en chino, en el único almacén al que ya podemos ir nos atienden en árabe y el segundo café nos lo ponen con un agradable acento latino. Los amaneceres son igual de bonitos que antes gracias a ellos, que hacen que el pueblo siga vivo. Que no nos cuenten milongas”.

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Sobre la firma

José Nicolás
Es redactor en la sección España. Previamente, estuvo ocho años en Opinión, donde colabora con la columna 'Red de redes'. Es graduado en Periodismo por la Complutense y máster en Periodismo de Datos y Nuevas Narrativas en la Universitat Oberta de Catalunya. Antes de su llegada a EL PAÍS en 2017 trabajó en Onda Regional de Murcia y Cadena SER.
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