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Cartas a la Directora
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Despoblación rural, ¿a cambio de qué?

Los lectores escriben sobre la migración a la ciudad de muchos jóvenes, el Festival de Eurovisión, las personas sin hogar que duermen en el aeropuerto de Barajas, y la generación de cristal

Vecinos de Calatañazor (Soria).

Los fines de semana en el pueblo de mis abuelos me dejaron unos recuerdos inolvidables: aire limpio, cultivos coloridos, niños jugando, ovejas pastando, mayores charlando en la plaza… Era un lugar vivo; el tiempo se detenía y todo parecía estar en su sitio. Pero, poco a poco, fue perdiendo vida: calles desiertas, casas vacías, colegios cerrados, desaparición de los cultivos y del ganado. Los jóvenes que un día dijeron: “Me marcho a la ciudad en busca de oportunidades”, ahora se sienten atrapados. “Vivo en la ciudad, pero con mis padres”, “el sueldo no da ni para un piso minúsculo”, “no andamos, volamos… sin tiempo para vivir”, comentan ahora algunos. La migración hacia las ciudades ha vaciado los pueblos, pero la promesa de una vida mejor no siempre se ha cumplido. Tal vez la verdadera oportunidad no se mide en dinero ni logros, sino en vivir a nuestro propio ritmo y valorar lo que de verdad importa, tanto en el campo como en la ciudad. Quizás sea momento de reactivar el regreso de los jóvenes a los pueblos.

Jesús Cano García. Valencia

Música y política

Con música de bombas y destrucción, un goteo diario de muertos va diezmando a un pueblo, a su tierra y a su futuro. Mientras, el mundo civilizado celebra una fiesta sin excluir ni censurar a los verdugos, con la excusa inmoral de que “la música no es política”. A ver cómo se lo explican a los familiares de los 53.000 asesinados en 15 meses de guerra. El mismo día del Festival de Eurovisión (¡con un corazón en la V!), murieron decenas de palestinos. Mirar hacia otro lado cuando se extermina sistemáticamente a un pueblo no es política, es algo mucho peor: complicidad y ausencia de moral y humanidad.

Víctor Calvo Luna. Valencia

Vergonzoso

Cuando oigo hablar de las 400 personas que están durmiendo en Barajas porque no tienen otro sitio adonde ir, me invade una frustración y una tristeza desoladora. Es un problema y hay que solucionar, pero para eso están las políticas sociales y públicas o deberían estarlo: para crear más vivienda social. Siento vergüenza por la gestión del problema, la marginación, la falta de empatía y el odio con el que mucha gente se refiere a estas personas.

Marta Pérez de las Bacas Sánchez. Madrid

No somos una generación perdida

Nos llaman generación de cristal, la generación precaria, la generación frustrada… Pero también somos una generación que ha decidido no callar todo lo que antes se ocultaba. Hablamos de salud mental, de desigualdades, de derechos y de los sueños que queremos atrevernos a cumplir. Cuestionamos lo que “siempre ha sido así” y tratamos de vivir con coherencia, en un mundo que cambia rápido y que muchas veces parece dejarnos atrás. No hemos tenido el camino fácil. Nos hemos enfrentado a crisis económicas, a tener empleos inestables, a no poder acceder a una vivienda digna, a expectativas sociales que no siempre encajan con quienes somos. Pero esas dificultades no nos definen ni nos restan valor. Al contrario, nos han hecho más fuertes y conscientes de la necesidad de construir un futuro distinto.

Mireia Bosch Pérez. Madrid

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