Los carteles en México dan un salto con los narcodrones
Especialistas en seguridad detectan un mayor alcance en la guerra armamentista del crimen organizado con el uso de aeronaves no pilotadas tipo kamikaze y de inhibidores de señal frente a los ataques de sus rivales


El crimen organizado aguanta los embates del Gobierno de México, que siente la presión de Estados Unidos para que se apliquen medidas más fuertes en la lucha contra las drogas. A la vez, se enfrentan entre ellos por sus plazas y sus negocios, ocasionando un rastro de muerte entre sus filas y en la población que se encuentra en medio de este conflicto. Esto ha llevado a que la carrera armamentista en la que están inmersos supere las fronteras. Especialistas de seguridad en Europa, Estados Unidos y México han detectado que los carteles han infiltrado a sus miembros en el frente de Ucrania, donde han recibido formación para convertirse en pilotos que operen drones con visión remota, adquiribles en cualquier establecimiento y con la posibilidad de ser adaptados como proyectiles kamikaze. De este modo, el narco incorpora estrategias de combate de bajo costo a su arsenal que han demostrado ser un punto de inflexión en la contraofensiva de Kiev contra Moscú.
El uso de vehículos armados de vuelo autónomo, de bajo costo, en el conflicto de Rusia contra Ucrania, ha nivelado la balanza del poder. Kiev ha alcanzado a destruir objetivos de la armada rusa con este tipo de equipamiento, en un intento de compensar la desventaja entre ambos países en cuanto a poder armamentístico. Con los intensos enfrentamientos entre ambas naciones, Ucrania se ha convertido en el centro mundial de entrenamiento táctico en guerra con drones. Los centros de aprendizaje abarcan contenidos desde la fabricación y alteración artesanal de los dispositivos, hasta el dominio de configuraciones analógicas, camuflaje térmico, uso de diversas técnicas de interferencia, vuelo a baja altitud y pilotaje con visión remota en primera persona (FPV).
De acuerdo con información dada a conocer por el medio The Intelligence, las academias de drones FPV, asociadas con la Legión extranjera ucrania —una unidad creada por el presidente de ese país, Volodímir Zelenski—, estaban inicialmente reservadas para operadores de esa nacionalidad, pero gradualmente se fueron abriendo a voluntarios extranjeros, entre los que predominaron personas de origen mexicano y colombiano. El reporte detalla que muchos de estos reclutas, según datos cotejados por Interpol y la DEA (la agencia antinarcóticos estadounidense), son sospechosos de tener antecedentes penales, vínculos con organizaciones criminales o de haber pertenecido a milicias narcoparamilitares en Latinoamérica.

“Existen dificultades en el proceso de investigación del lado ucranio, lo que significa que es difícil rastrear a las personas que ingresan, ya que no todos los colombianos y mexicanos que combaten en Ucrania pertenecen a un grupo del crimen organizado. Hay un poco de ambos, y obviamente la situación en Ucrania es difícil. Pero en cuanto a cómo llegan realmente, he visto informes de que esto está sucediendo a través de empresas contratistas militares privadas. Mucho de esto se debe a informes y a un poco de especulación de algunas fuentes”, explica Alexander Marciniak, analista de inteligencia latinoamericana de la firma Sibylline en llamada desde Londres.
Según datos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), dependiente de la Universidad de Georgetown, en EE UU, uno de los primeros casos documentados de un dron armado en México es de octubre de 2017, cuando un cuadricóptero comercial equipado con un explosivo improvisado fue incautado en una parada de tráfico.
Los usos se fueron diversificando, desde el tráfico de drogas y armas entre territorios limítrofes de México y Estados Unidos, hasta tareas de vigilancia a organizaciones rivales o personal a cargo de la seguridad fronteriza. Steven Willoughby, director de la Oficina de Gestión del Programa de Sistemas de Aviones No Tripulados, del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, ha dado a conocer que durante los últimos seis meses de 2024 se detectaron más de 27.000 drones a menos de 500 metros de la frontera sur entre México y EE UU.
Narcodrones FPV
Desde entonces, los ataques con este tipo de unidades han proliferado a un ritmo alarmante. El Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), con una supuesta unidad especializada de pilotos conocidos como Fuerzas Especiales Mencho, comenzó operando drones diseñados originalmente para uso agrícola. Posteriormente, los modificó para transportar y lanzar artefactos explosivos.
Henry Ziemmer, investigador asociado del Programa de las Américas para el CSIS, explica que para los ataques con drones, los carteles en México suelen recurrir a cuadricópteros equipados con cargas explosivas que pueden lanzar mientras sobrevuelan sus objetivos. Este tipo de grupos criminales, continúa, generalmente prefieren explosivos de grado militar, como granadas de mano. Sin embargo, las incautaciones realizadas por las autoridades mexicanas han revelado una gran cantidad de municiones para drones hechas a medida y de forma artesanal, incluyendo cargas químicas especializadas.
Según información oficial de la Secretaría de Defensa Nacional de México, desde 2020 hasta mediados de 2023 se han registrado 605 ataques con drones equipados con explosivos, con una mayor incidencia en los estados de Guerrero, Michoacán y Tamaulipas. Este tipo de agresiones han ido al alza: de 5 ataques en 2020 a 260 en el primer semestre de 2023. El CSIS detalla que de los 77 atentados que hicieron uso de esta tecnología y que pudieron recopilar en su base de datos en 2024, 16 fueron dirigidos a otro grupo criminal, 41 a la población civil, seis a elementos del Ejército y 14 a agentes de la policía. Tan solo hasta mayo del año en curso, hay constancia de 32 ataques.

“Anteriormente, si un cartel rival quería eliminar al líder de otro, tenía que invertir una gran cantidad de personal y municiones enviándolos hasta dónde se encuentran. La razón por la que es tan efectivo es porque es muy barato. Estamos viendo drones importados de China a precios bastante bajos, equipados con explosivos improvisados”, complementa Marciniak.
En cambio, los narcodrones FPV armados suelen emplear un explosivo que detona al entrar en contacto con el objetivo, por eso la denominación de kamikaze. A cualquiera de estos dispositivos, que tienen un precio entre 400 y 700 dólares —aunque ahora están optando por comprar drones chinos por el precio más económico—, se adaptan con tubos de acero galvanizado de aproximadamente unos 10 centímetros con pólvora, balines o partes metálicas, como clavos o tornillos, que sirven como esquirlas. En modelos más avanzados, incluso se abastecen con cargas de detonante C4. El vuelo autónomo permite una mayor puntería para superar obstáculos y el impacto en estructuras.
Tecnología china para Los Mayitos
Y así como los carteles han invertido en tecnología para el ataque remoto de objetivos, también lo están haciendo para defenderse en la frontera, respecto de la información extraoficial acerca de sobrevuelo de drones de la CIA (la Agencia de Inteligencia estadounidense), así como para defenderse del Ejército mexicano y de grupos rivales. David Saucedo, experto en seguridad en México, da a conocer que la facción de Los Mayitos, del Cartel de Sinaloa, ha invertido en tecnología antidrones de la marca china Skyfend.
Estos aparatos funcionan como inhibidores de señales de drones portátiles. Uno de ellos es como un rifle de asalto que va unido a una mochila que identifica las frecuencias de radio que utilizan estas aeronaves para comunicarse con sus operadores y para la navegación. El sistema puede interrumpir estos enlaces, haciendo que el dron regrese a su origen, se estrelle o caiga al suelo.

“Este tipo de tecnología no está regularizado en México y en Estados Unidos, donde se los adquiere, tampoco tiene una regulación estricta. Los traficantes de armas del lado estadounidense adquieren estos equipos y los venden a los grupos del narcotráfico. Aunque son armas de grado militar, está permitida su libre venta. Ahora, de acuerdo a reportes de inteligencia, empezaron a adquirir ya no solo inhibidores de señal, sino radares para la detección de los drones y también misiles para poder derribar las unidades artilladas”, agrega Saucedo vía telefónica.
Con el Plan Michoacán en marcha, a raíz del asesinato del exalcalde de Uruapan, Carlos Manzo, a manos del crimen organizado, han surgido imágenes de la Guardia Nacional también con este tipo de inhibidores de señal para drones. Sin embargo, según Ziemmer, esto ha llevado a los carteles a pensar en contraofensivas como el uso de narcodrones con fibra óptica. Otra táctica sacada del libro de la guerra de Rusia en Ucrania.
“Ante los inhibidores de señal, hemos visto en Ucrania estos drones con un cable, de hasta más de ocho kilómetros de largo que va desde el controlador al dispositivo, lo que significa que no pueden ser interferidos con armas electrónicas. Aunque aún está en sus primeras etapas, hemos comenzado a ver reportes de este tipo de estrategia en México. No porque el Gobierno mexicano haya mejorado en la interferencia de estos drones, sino porque los propios carteles están mejorando en la interferencia de los drones de sus rivales”, afirma Ziemmer.
El analista del CSIS considera que muchos gobiernos aún no han invertido lo suficiente en drones y equipos antidrones, lo que da a los delincuentes una ventaja en su capacidad para impugnar al Estado y llevar a cabo sus operaciones ilícitas. “Son los grupos criminales los que lideran la batalla de la innovación entre ellos”, sentencia.
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