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Los padres no son monitores de ocio: cómo evitar el desgaste paternal en verano

La presión por ofrecer unas vacaciones perfectas a los hijos llega a desgastar a los adultos y a arruinar su propio descanso. Moderar las expectativas y reducir los planes puede garantizar un tiempo óptimo para toda la familia

Padres en verano
Carolina Pinedo

El esperado descanso estival puede convertirse para muchos padres en una prolongación del estrés y el cansancio que acarrean las obligaciones y el trabajo durante el resto del año. Los hijos tienen unas largas vacaciones y no siempre se cuenta con una mano para atenderles durante tantas semanas de descanso escolar, por lo que los progenitores tienen que dedicar un tiempo extra para que tengan un tiempo lúdico de calidad. Esta situación también es trasladable al momento en que toda la familia está de vacaciones, y en numerosas ocasiones se debe al afán de que los hijos tengan unos días de ocio inolvidables a cualquier precio.

“El día a día tiene altas demandas de crianza, profesionales o personales, y cuando llega el tiempo libre de verano para poder descansar puede aumentar el estrés al tener que hacer encaje de bolillos para conciliar trabajo y tiempo libre con los hijos”, explica Gema López, psicóloga sanitaria especialista en infancia y familia. Esta es una época que exige hacer una reorganización familiar: “La agenda se sale de lo que está establecido durante el resto del año y con el cambio en la rutina el estrés puede aumentar, en vez de disminuir, cuando toda la familia sale de escapada estival”, añade López.

La presión por ofrecer unas vacaciones perfectas para los hijos puede desgastar a los padres y arruinar su descanso vacacional. “Tener unas altas expectativas o el objetivo de que los niños tengan muchas actividades y aprovechen el tiempo libre a tope puede sobrecargar con la responsabilidad de que así sea y causar estrés”, asegura la experta, a la vez que menciona las consecuencias de querer llenar la agenda en verano: “La preocupación por el hacer algo todo el tiempo puede restar la posibilidad de disfrutar de cosas sencillas, como simplemente compartir tiempo juntos en familia”.

Convertirse en monitores de tiempo libre de los hijos durante las vacaciones es un error. “El ocio está ligado al disfrute y reñido con la autoexigencia por cumplir altas expectativas”, continúa López. La psicóloga ofrece alternativas para evitarlo: “Se pueden facilitar encuentros con otras familias o amigos que tengan hijos de edades similares para potenciar el disfrute compartido y evitar la sobrecarga de los padres”.

El mejor ocio es el que coincide con las necesidades del niño.

La calidad del ocio es más importante que la cantidad. “Conviene apostar por vacaciones en familia más auténticas, con planes sencillos que refuercen los vínculos, como paseos, excursiones o juegos, en lugar de optar por lo caro y demasiado elaborado”, sostiene por su parte Pilar Muñoz, psicóloga infantojuvenil con más de 32.000 suscriptores en su canal de YouTube. “Los padres no son monitores de ocio, compañeros, profesores o colegas. Ellos son compañeros de vida, que ayudan a tolerar la frustración por deseos que no se cumplen y valoran a sus hijos tal como son para que no comparen sus vacaciones con las de terceros”, añade Muñoz, a la par que resume cuáles pueden ser los mejores planes veraniegos para los menores: “El mejor ocio es el que coincide con las necesidades del niño, que no tiene por qué ser un viaje al Amazonas, sino una tarde de verano en el zoológico, jugar al parchís, pasear en bicicleta por el río o ir a la piscina”. “No se puede permitir que un tiempo de descanso para todos se convierta en más momentos de nervios y tensiones”, remarca.

¿Pasar más tiempo con los hijos en verano puede estresar a los padres?

La cantidad de horas que se comparte en familia, que aumenta considerablemente en época estival, no tiene por qué generar tensión. “La razón por la que puede ocurrir es porque los padres tienen cansancio acumulado del resto del año por sostener muchas responsabilidades, a veces, sin apoyo”, explica Tania García, educadora social, investigadora en neurociencia y promotora de la Fundación Educación Real (organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es la concienciación social de las necesidades reales físicas, emocionales y mentales de niñas, niños y adolescentes). “Además, el aumento de horas para compartir en familia pone sobre la mesa conflictos no resueltos, lo que puede generar mucho estrés. La cuestión no radica en tener que cuidar a los hijos en verano, sino en hacerlo sin las herramientas adecuadas, como una red de apoyo segura o tiempo suficiente”, añade.

Las consecuencias de un planteamiento erróneo del tiempo de vacaciones de verano con los hijos son tanto para los adultos como para los niños. “Los padres pueden estar irritables, frustrados o tener insomnio y ansiedad. En cuanto a los niños, puede afectar a su seguridad y deteriorar el vínculo con los adultos, porque más que ser un tiempo de encuentro para la familia puede convertirse en una etapa de supervivencia”, aclara la especialista. García también aporta unos consejos para lograr unas vacaciones satisfactorias en familia: “Procurar no llenar la agenda de actividades, sino crear espacios seguros, con tiempos compartidos y separados. También conviene dejar la ocasión para que el niño pueda explorar, crear o aburrirse”.

Los adultos deben poner el foco en acompañar emocionalmente y no en controlar la conducta de los hijos. “Se trata de estar presente desde el equilibrio emocional y no desde la vigilancia y la supervisión constantes”, continúa García, mientras señala la importancia de que los padres también se den su propio espacio: “Es necesario y no un lujo tener tiempos reales de descanso, porque ser monitor de los hijos parte de un modelo basado en la hiperestimulación y el control externo, que genera dependencia y anula el desarrollo del niño, además de sobrecargar al adulto”.

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Sobre la firma

Carolina Pinedo
Periodista desde hace 30 años, gran parte de los cuales los ha ejercido en varias secciones de EL PAÍS, en la actualidad colaboradora en Mamás&Papás y Estilo de Vida. Licenciada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, ha trabajado en radio y televisión, además de publicar varios cuentos infantiles y dos poemarios.
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