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El líder republicano en el Congreso de Estados Unidos adelanta el receso del verano para evitar abordar el ‘caso Epstein’

La Administración de Trump anuncia que se reunirá con Ghislaine Maxwell, la conseguidora del millonario pederasta, que cumple una condena de 20 años

Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell
Iker Seisdedos

La tormenta por el manejo de la Administración de Trump del caso Epstein no amaina en Washington. Este martes, el vicefiscal general, Todd Blanche, que antes fue abogado personal de Donald Trump, comunicó en X que prevé reunirse “en los próximos días” con Ghislaine Maxwell, socia del financiero pederasta Jeffrey Epstein, para el que actuaba de conseguidora de las menores de las que este abusaba (y en ocasiones, participaba de esos abusos). Maxwell está cumpliendo una condena de 20 años de prisión en una cárcel de Florida y ha expresado su deseo de beneficiarse de un perdón de las autoridades.

Horas después, el speaker republicano, Mike Johnson, ordenó adelantar 10 días el comienzo del receso de agosto para evitar que se celebren incómodos debates (y se voten medidas) en el Capitolio sobre el caso Epstein, como pedían los demócratas. Johnson es uno de los políticos de Washington más fieles a Trump, y con esa decisión suscribe la estrategia del presidente, que lleva días tratando de que pase la tormenta.

“El presidente Trump nos ha pedido que publiquemos todas las pruebas creíbles”, escribió Blanche en su mensaje sobre la próxima reunión con la socia de Epstein. “Si Maxwell tiene información sobre alguien que haya cometido delitos contra las víctimas, el FBI y el Departamento de Justicia escucharán su declaración”. El exabogado del presidente también dice que sigue “instrucciones de la fiscal general [Pam] Bondi”, y hace notar que “hasta ahora, ninguna Administración en nombre del Departamento había preguntado sobre su disposición a reunirse con el Gobierno. Eso cambia ahora”.

En realidad, solo dos Administraciones podrían haberlo hecho: la primera de Trump (2017-2021) y la de Joe Biden (2021-2025). Epstein murió en una celda de Manhattan en 2019 cuando esperaba ser juzgado por un delito de tráfico sexual de menores. El forense concluyó que se había suicidado y que eso fue posible gracias a una serie de fallos en su custodia: tenía demasiada ropa de cama, que pudo usar con ese fin, y la ronda para comprobar cómo seguía el preso no pasó hasta casi 12 horas.

Un informe firmado a medias por el Departamento de Justicia y por el FBI confirmó el pasado 6 de julio esa conclusión: nadie asesinó a Epstein, pese a las teorías que desde entonces han cundido de que lo mataron para evitar que tirara de la manta acerca de sus amigos ricos y famosos. Aquel documento también negaba la existencia de una lista Epstein, una nómina de hombres que supuestamente participaron de la red de tráfico sexual de menores, cuya identidad y poder habría impedido durante este tiempo que salieran a la luz.

“Verdades incómodas”

“Este Departamento de Justicia no rehúye las verdades incómodas ni la responsabilidad de buscar justicia dondequiera que los hechos conduzcan”, escribe Blanche en X. “La declaración conjunta del Departamento de Justicia y el FBI del 6 de julio sigue siendo tan precisa hoy como cuando se redactó. Es decir, que en la reciente revisión exhaustiva de los archivos que mantiene el FBI en el caso Epstein, no se descubrió ninguna prueba que pudiera fundamentar una investigación contra terceros no acusados”.

La confianza de Blanche en el trabajo de su Departamento y del FBI no la comparten los destacados miembros del movimiento MAGA (Make America Great Again) que han puesto en duda las conclusiones de ese informe, y que exigen que se sepa toda la verdad. Bondi pasó meses prometiéndoles que difundirían todos los documentos a su disposición. El cambio de idea no ha sentado bien entre los conspiranoicos a los que Trump había dicho durante la campaña electoral que haría lo propio al regresar por segunda vez a la Casa Blanca. Epstein, con quien tuvo una relación de amistad de 15 años antes de romper con él, ha vuelto como un fantasma para crearle la primera crisis interna seria de su segunda Administración, cuando se cumplen seis meses de su regreso al poder.

La semana pasada, el presidente de Estados Unidos dio instrucciones a la fiscal general para que solicitara a la juez del caso de 2019 (el segundo tras una primera condena leve en 2006 en Florida) la publicación de los documentos de la parte del proceso correspondiente a las actuaciones del gran jurado, ese grupo de ciudadanos que, en el ordenamiento jurídico estadounidense, interviene en una fase preliminar para, guiados por el fiscal, tomar testimonios, efectuar determinadas pruebas y decidir si el asunto debe seguir adelante.

Desde entonces, Trump ha continuado intentando echar el caso en el olvido, con anuncios para distraer la atención. La próxima reunión con Maxwell parece una nueva estrategia para comprar tiempo, mientras la rebelión se extiende también entre los congresistas republicanos, que piden explicaciones.

Este martes, el speaker Johnson justificó su decisión de aplazar el asunto hasta después del receso vacacional de agosto en la Cámara de Representantes para dejar que “la Administración tenga el espacio para hacer lo que está haciendo”. “Y si es necesario o apropiado que el Congreso tome más medidas, lo analizaremos, pero no creo que estemos en ese punto ahora mismo, porque coincidimos con el presidente”, dijo en declaraciones a los periodistas.

El martes pasado, Johnson se sumó a quienes piden la difusión de la información que obra en poder de las autoridades sobre Epstein. “Es un tema muy delicado, pero deberíamos compartir todo lo que haya y dejar que la gente decida”, declaró el congresista republicano en una entrevista con Benny Johnson, famoso podcaster de derechas. Por lo que se ve, en estos siete días, ha cambiado de idea.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal jefe de EL PAÍS en EE UU. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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