Moscú avisa a Trump de que sus mensajes contra Putin dan falsas esperanzas a Ucrania
El Kremlin minimiza las amenazas arancelarias de Washington y confirma que no tiene interés en sentarse a negociar con Zelenski

Rusia proseguirá con la invasión de Ucrania pese a las amenazas de Donald Trump. El presidente de Estados Unidos ha dado un brusco golpe de timón en los últimos días: de ser conciliador y creer que Vladímir Putin quería sellar la paz, a concluir que su homólogo ruso no tiene intención de terminar con la guerra. Trump anunció el lunes que enviaría a Ucrania, previa adquisición europea, defensas antiaéreas y armamento sin especificar. Además, planteó un órdago a Moscú: si en 50 días no da señales de que quiere poner fin a la contienda, le impondrá aranceles secundarios del 100%. Tanto el Kremlin como hombres de confianza de Putin han advertido de que el presidente estadounidense no impedirá sus objetivos bélicos y que esos intentos solo dan falsas esperanzas a Ucrania.
“50 días, antes eran 24 horas [Trump dijo que acabaría con la guerra en un día], luego fueron 100 días… Hemos aguantado todo esto, llevamos todo este tiempo aguantando las sanciones”, ha dicho este martes el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. “Rusia se ha adaptado a las sanciones hasta ahora y se adaptará a las nuevas”, ha remarcado Lavrov, y ha añadido una amenaza: “Aquellos que inician una guerra de sanciones contra Rusia acabarán hundidos en el mismo agujero que han cavado para su hermano [Ucrania]”.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha señalado que Moscú “considera en serio algunas de las declaraciones de Trump porque van dirigidas personalmente al presidente Putin”, con el que su homólogo estadounidense se ha dicho “muy, muy decepcionado”. Peskov ha dicho que el nuevo apoyo estadounidense a Kiev “será percibido por Ucrania no como una señal de paz, sino como una señal para proseguir la guerra”.

Las palabras de Peskov contrastan con la decisión de Putin de rechazar un alto el fuego sin condiciones propuesto por Trump y el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, quien, según el diario Financial Times, discutió con el presidente estadounidense la posibilidad de ampliar su ofensiva en Rusia. Sucedió durante la llamada que ambos líderes mantuvieron el pasado 4 de julio. Según el FT, Trump preguntó: “Volodímir, ¿serías capaz de atacar Moscú?... ¿Y San Petersburgo?”. A lo que el presidente ucranio respondió: “Totalmente. Seríamos capaces si nos dais las armas”.
Trump, por otra parte, ha declarado a la BBC este martes que, pese a su “decepción” con Putin, no ha “roto del todo con él”. A la pregunta del reportero de si ya no se fía del presidente ruso, el republicano ha contestado: “Me fío de muy poca gente”. A las pocas horas, ha respondido a más preguntas de los periodistas; esta vez, en la Casa Blanca, antes de abordar el helicóptero presidencial. “[Zelenski] No debería atacar Moscú”, ha sentenciado.
“Ultimátum teatral”
“Trump lanzó un ultimátum teatral al Kremlin”, ha escrito en sus redes sociales Dmitri Medvedev, expresidente ruso y miembro del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, “El mundo tembló esperando las consecuencias. La Europa de la guerra se sintió decepcionada. A Rusia le ha dado lo mismo”.
Ucrania ha recibido la nueva posición de Trump con ambivalencia. La oficina del presidente ha celebrado que EE UU se disponga a multiplicar los recursos antiaéreos ucranios —a diferencia del apoyo durante los años del presidente Joe Biden, esta asistencia será pagada por los aliados europeos—, pero ha evitado comentar el plazo de 50 días para aplicar nuevas sanciones. Son precisamente dos meses lo que queda de tiempo para finalizar la época de calor y escasas lluvias, momento en el que las tropas rusas están llevando a cabo una ofensiva de verano, incrementando su presión en múltiples frentes.
En Estados Unidos, el plazo de 50 días dado por Trump ha sido recibido por algunos analistas como un permiso a Putin para seguir atacando durante ese tiempo, que expira en septiembre. “Se ha querido vender como un endurecimiento de su posición [del presidente estadounidense], pero en realidad es una barra libre para que haga lo que quiera sin esperar represalias de Washington”, ha escrito Peter Baker, de The New York Times, que ha lamentado también que el proyecto de ley con nuevas sanciones que se estudiaba estos días en el Senado queda ahora en suspenso.
John Thune, líder de la mayoría republicana en la Cámara alta, ha anunciado este lunes que frenaba esa iniciativa, en vista de que “Trump va a hacer algo similar por su parte”. No tan similar, en realidad: el proyecto de ley, que contaba con 85 apoyos entre los 100 senadores del Capitolio autorizaba a Trump a imponer aranceles secundarios de al menos el 500%.
Esas tasas secundarias no afectan directamente a Rusia, sino a países como China, Brasil y la India, que aún comercian con el país agresor. El texto, que ya no se va a discutir, también imponía un 500% al escaso comercio que aún existe entre Moscú y Washington.
Un político de la oposición a Zelenski, Vitali Klitschko, alcalde de Kiev, comparte la postura de Baker, y no entiende “por qué hay que dar 50 días al Kremlin y a Putin”. Klitschko, en declaraciones a la televisión alemana ARD, ha dicho que Trump sigue pensando, erróneamente, que Putin aceptará de forma voluntaria negociar la paz.
“Ahora es el momento de aprobar sanciones fuertes sobre Moscú y sincronizarlas con EE UU. Necesitamos implementar al máximo estas sanciones para privar a Rusia de sus ingresos por el petróleo que alimentan la guerra”, ha afirmado el lunes el ministro de Exteriores de Ucrania, Andri Sibiga.
La alta representante para Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, ha celebrado este martes, por su parte, la decisión de Washington de enviar más armas a Ucrania, según informa desde Bruselas Silvia Ayuso. “Aunque nos gustaría ver que Estados Unidos comparte la carga”, dijo Kallas al término de un Consejo de Exteriores donde los Veintisiete no han logrado acordar el 18 paquete de sanciones contra Rusia por el veto de Eslovaquia, que sigue exigiendo más garantías sobre su aprovisionamiento de gas si se cierra definitivamente el grifo ruso, como busca Bruselas.
Según ha dado a entender la jefa de la diplomacia europea, el paso dado por Washington no es total, si no se asume también el coste. “Si prometes dar armas, pero dices que será otro el que pague por ellas, entonces no las estás dando tú realmente”, ha puntualizado la estonia.
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