Vahagn Jachaturián: “En Armenia y Azerbaiyán necesitamos la paz; el pacto abre una nueva página”
El presidente armenio confía en una pronta firma del acuerdo llamado a poner fin a tres décadas de enfrentamiento y valora la reapertura de vías de comunicación con Turquía


2025, belicoso en medio mundo ―Ucrania, Oriente Próximo, los mil y un conflictos olvidados en el África subsahariana—, está siendo, en cambio, un año inspirador en Asia Occidental. Con dos rayos de esperanza. El primero, en marzo, cuando Armenia y Azerbaiyán alcanzaron un histórico acuerdo de paz, aún por ratificar, que promete dejar atrás más de tres décadas de conflicto enconado (más de 40.000 muertos) en Nagorno Karabaj, un enclave de población mayoritariamente armenia en territorio azerbaiyano. El segundo, en junio, cuando la visita del primer ministro armenio a Turquía fue una prueba más —y particularmente importante— del deshielo de las relaciones diplomáticas con Ankara, que, sin embargo, mantiene su frontera cerrada. El presidente del país caucásico, Vahagn Jachaturián, conversa, el pasado lunes, con EL PAÍS durante casi una hora en el hotel en el que se hospeda en la calurosa Sevilla, donde se ha celebrado la cumbre de la ONU.
Pregunta. ¿En qué se traducirá el acuerdo de paz?
Respuesta. Ha tomado mucho tiempo, y es positivo que hayamos llegado a este pacto en torno a varios asuntos. El más importante de ellos, el reconocimiento de la integridad territorial mutua.
P. ¿Cuándo se firmará?
R. No puedo proporcionar esa información. Es un tema muy delicado y el silencio es importante en esta etapa, pero somos bastante optimistas de que el documento será firmado. Ambos países necesitamos la paz; toda la región necesita la paz. Se abre una nueva página en nuestras relaciones, que, confío, serán de paz y buena vecindad.
P. ¿Hay opciones de que quede sellado antes de finales de año?
R. No es que quiera mantenerlo en secreto, es que no puedo prever cómo avanzará. Llevamos mucho tiempo esperando este momento: 34 años. Y tendremos la paciencia suficiente para esperar a que ambos líderes [el primer ministro armenio y el presidente azerbaiyano] firmen el documento. De nuestro lado, puedo asegurar que estamos listos para firmarlo de inmediato, sin ninguna precondición. Tengo la esperanza de que, una vez sellado, habrá más acuerdos para trabajar juntos.
P. ¿Renunciará oficialmente Armenia a la región de Nagorno Karabaj?
R. Permítame plantear la pregunta de otra manera: Nagorno Karabaj siempre fue territorio de Azerbaiyán. No necesitamos volver a escarbar en la historia: a veces, eso nos distrae de considerar las cuestiones del hoy. Podríamos haber considerado cuál sería su estatus dentro del territorio de Azerbaiyán, pero, lamentablemente, perdimos la ocasión. Tuvimos esa posibilidad durante los últimos 30 años y no lo logramos.
P. ¿En qué situación están los miles de ciudadanos armenios obligados a regresar de Nagorno Karabaj en 2023?
R. Fueron 115.000 personas las que llegaron a Armenia y, desde el principio, estuvieron en el centro de atención del Gobierno y la población. Estamos recibiendo asistencia para satisfacer sus necesidades por parte de la UE y de otros socios, a quienes aprovecho para agradecer su apoyo. Es una catástrofe humanitaria, y el principal desafío es proporcionarles refugio. Cuando se firme el acuerdo de paz, se reabran las fronteras y se retomen los contactos interpersonales, tenemos la esperanza de poder sanar el dolor.

P. Algunos sectores de la sociedad armenia creen que se han aceptado demasiadas exigencias de Azerbaiyán.
R. Estoy al tanto, pero el logro más importante es la paz: si logramos alcanzarla en el marco de la integridad territorial mutua, el resto se puede resolver. Si entramos en esa narrativa de quién acepta o rechaza esto o aquello... Nunca habríamos llegado a un consenso. Las dos partes se benefician: ha sido un deseo de ambas, no una imposición.
P. En marzo, el Parlamento armenio aprobó una ley para iniciar el proceso de adhesión a la UE. ¿Qué expectativas tienen?
R. La aspiración de la mayoría de la sociedad es hacia Europa y la UE. En octubre, una encuesta independiente cifraba en el 65% los armenios que lo desean. Y eso no podía ser ignorado por la mayoría parlamentaria. A partir de septiembre de 2022, el Gobierno tomó la decisión de aproximarse a la UE, ampliando nuestra cooperación. No se trata únicamente de reformas institucionales y económicas: también incluye un componente de seguridad. Nuestra sociedad valora que la democracia y todas las libertades, incluida la de expresión, estén garantizadas por la UE.
P. ¿Cuándo ve posible la adhesión?
R. Es difícil de predecir. Si me lo hubiera preguntado en 2021, cuando era ministro, habría dicho: no es serio en este punto. Ahora, la realidad es completamente distinta en todo el mundo. La atmósfera ha cambiado. Estamos listos para cumplir los requisitos de la UE. Tenemos una gran disposición, y ahora lo que queda es recorrer ese camino.
P. Parte de ese cambio de atmósfera tiene que ver con el giro de Rusia, históricamente un aliado clave de Armenia.
R. Durante más de 70 años fuimos parte de la Unión Soviética. Así que esos lazos aún existen, es algo presente en nuestra mentalidad. Aún hay personas que viven con esos recuerdos. Hay, además, otro factor: hay más de dos millones de personas de etnia armenia viviendo en Rusia, con familiares y amigos en nuestro país, y tenemos relaciones comerciales.
P. La invasión rusa de Ucrania ha cambiado por completo el panorama.
R. Estamos en una situación difícil desde entonces. Reconocemos la integridad territorial de todos los países, incluidas todas las antiguas repúblicas soviéticas: Rusia, Ucrania, Georgia, las de Asia Central... De lo contrario, sería un caos. Y hay otro factor: hay casi medio millón de armenios en Ucrania. Estamos listos para hacer todo lo posible para que esta guerra termine lo antes posible, en contacto permanente con nuestros colegas europeos y estadounidenses. Y a la vez, continuamos nuestras relaciones comerciales con Rusia. La relación política es menor, pero la mantenemos.
P. Apoyan, entonces, a Ucrania, pero a la vez quieren mantener los vínculos diplomáticos y económicos con Rusia.
R. Estamos a favor de la integridad territorial de todos los países, Ucrania incluida. Y queremos mantener relaciones con ambas.
P. Armenia firmó en enero un acuerdo de cooperación estratégica con EE UU, con el demócrata Joe Biden aún en la presidencia. ¿Ha cambiado algo con la nueva Casa Blanca?
R. Hay disposición de EE UU, y siguen produciéndose avances. Esperamos poder hacer un anuncio al respecto.
P. El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, acaba de visitar Turquía tras décadas de tensión.
R. Tenemos cuatro vecinos: con dos de ellos [Turquía y Azerbaiyán] las fronteras están cerradas y no tenemos relaciones diplomáticas; con los otros dos [Georgia e Irán], nuestra relación es bastante cálida. Durante mucho tiempo se pensó que podíamos sobrevivir con fronteras cerradas. Pero fue una política equivocada.
P. Un cambio, también, en este frente.
R. Me alegra ver esta lógica positiva. Nuestra voluntad es abrir la frontera y establecer relaciones diplomáticas y de buena vecindad con Turquía, sin condiciones previas. La visita debe considerarse desde ese ángulo: hay una oportunidad y debemos aprovecharla. Aún hay temores y reservas, claro, pero también parece haber consenso en ambas sociedades. Esperamos ver pasos concretos en esa dirección.
P. La tensión interna ha crecido en las últimas semanas en Armenia, con la detención de clérigos y opositores acusados de urdir un complot contra el Gobierno.
R. El problema no es con la iglesia, sino con algunos clérigos que han decidido involucrarse en política. No hay problema, pero entonces ya no serían clérigos: nuestra Constitución separa la iglesia y el Gobierno. Tenían un plan para tomar el poder por la fuerza, con violencia, y hacer que el país fuera ingobernable. Estamos en una situación de guerra híbrida; somos muy conscientes de ello.
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