Una ‘isla’ en medio de los incendios: el pueblo que nadie evacuó en el límite entre Galicia y Castilla y León
Pradorramisquedo, en el sureste de Ourense, no fue desalojado ni alertado, pese a que las localidades a su alrededor, ya en Zamora, sí fueron vaciadas


La aldea de Pradorramisquedo, de 16 habitantes, está ubicada en el sureste de la provincia de Ourense, a unos cinco kilómetros del límite entre Galicia y Castilla y León. La carretera que desemboca en la localidad —que aumenta considerablemente el número de residentes en verano— es la zamorana ZA-102. El jueves 14, la mayor parte de los pueblos de la zona, que pertenecen a Zamora y rodean a Pradorramisquedo, fueron desalojados preventivamente por orden de la Junta de Castilla y León debido a uno de los incendios que han azotado España. Pero ellos, no. No tuvieron miedo, pero sí denuncian falta de información por parte de la Xunta gallega. “Estábamos indignados”, señala Óscar Javier Tamerón, de 47 años. “Si el problema era el humo, tendrían que haber desalojado Pradorramisquedo también”, añade este encofrador mientras toma una cerveza con otros familiares y vecinos delante de su casa, este viernes.
El incendio que desató las quejas fue el de A Mezquita, en Ourense. El día 14, la Junta de Castilla y León tomó la decisión de desalojar varios municipios zamoranos cercanos a la frontera que podían verse afectados por el avance del fuego venido desde Galicia. Entre ellos, Porto de Sanabria, Barjacoba, Pías y Villanueva de la Sierra. Pese a la cercanía con el resto de poblaciones y a que pueblos a un lado y a otro de la carretera fueron evacuados, en Pradorramisquedo nadie fue a comunicarles nada. Así lo relatan los vecinos consultados.
Ante la falta de información, Tamerón cogió su moto y se dirigió hasta el cuartel de la Guardia Civil cercano, en demarcación zamorana, y preguntó que por qué ellos no eran también evacuados. “El capitán me dijo: ‘Porque estáis ya en Galicia, es competencia de la Xunta’. Y yo le contesté: ‘¿No somos españoles también?“, cuenta. Según su testimonio, los agentes entendieron la preocupación y se desplazaron hasta Pradorramisquedo para informar a los residentes sobre la situación del fuego. También les explicaron que no tenían instrucciones de evacuarles porque ya era otra comunidad autónoma, detallan.
Jose Manuel Rodríguez, de 64 años, vive en la primera de la veintena de casas de Pradorramisquedo. “La Guardia Civil llamó a la puerta, nos contó qué pasaba, pero nos dijo que no podían desalojarnos porque nosotros somos ya de Viana do Bolo”, cuenta delante de su vivienda, de dos plantas, rodeada de rosales y de huertos. La localidad se enmarca dentro del concello ourensano de Viana do Bolo, cuyo Ayuntamiento se encuentra a 45 minutos en coche.

“Si no se desalojó es porque la situación no lo requería”, explican fuentes de la Xunta de Galicia. “El fuego no llegó a Pradorramisquedo ni estuvo cerca, se quedó en el pueblo de al lado, en Porto”, añaden. Pero el incendio al que se fiere la Xunta fue otro foco posterior, no el de A Mezquita, en Ourense. “Hubo una colaboración perfecta entre un sitio y otro. A la hora de la verdad, se gestionó como si fuera una única comunidad”, añaden, negando descoordinación entre la Junta de Castilla y León y la Xunta gallega. “Además, hubo casos en los que era mejor el confinamiento que la evacuación, porque el desalojo podría haber sido peligroso”, arguyen las mismas fuentes. Los vecinos de la localidad razonan, por contra, que los evacuados de Porto circularon por la misma carretera de salida que la que era su vía de escape. Cierto es que tanto en Porto como en Pradorramisquedo no entienden que marcharan por esa carretera en lugar de en la que salía en dirección contraria, más lejos de las llamas. Una decisión que era competencia de la Junta de Castilla y León.
Coordinación entre comunidades
Respecto a esta oleada de incendios, todos los dispositivos de las comunidades han estado bajo mandato de la autoridad competente durante la emergencia, que en la situación 2 corresponde a los Ejecutivos autonómicos. Así, las fuerzas de seguridad, como la Guardia Civil, reciben las pautas a través del organismo del Cecopi autonómico. La virulencia y velocidad del avance de varios incendios registrados durante las últimas jornadas han provocado que algunos fuegos cruzaran de una comunidad a otra. Cuando las llamas traspasan las fronteras autonómicas, los operativos se coordinan. Y el mando lo asume la región con más superficie afectada, puntualizan desde la Xunta.
Pradorramisquedo se encuentra a unos ocho kilómetros de Porto de Sanabria. La segunda localidad fue desalojada por el incendio de A Mezquita. Luego, tristemente, en Porto se inició su propio incendio, que afectó a la comarca de Sanabria —por lo que estuvieron desalojados varios días más—. Durante ese tiempo, el acceso a Pradorramisquedo estuvo cerrado porque es la misma carretera zamorana que transcurre por las otras localidades que sí fueron evacuadas.
Por eso, aunque Pradorramisquedo no estaba bajo las órdenes de desalojo, nadie podía acceder por la ZA-102. “El que da las órdenes no vio el mapa”, se queja Tamerón. “No hay comunicación entre comunidades. Estamos cabreados”, apunta Secundino Blanco, de 65 años. En cualquier caso, nadie denuncia haber pasado terror. ”No sentí miedo, algo de inquietud, sí. Avisar no está de más", reconoce Antonio Lara, de 45 años, hostelero. “Nadie ha venido por aquí desde entonces”. Eso sí, en caso de haber recibido orden de desalojo, aseguran que se habrían quedado a “defender” su pueblo.
La proximidad de Pradorramisquedo con Castilla y León, “en la punta de la provincia de Zamora”, provocó hace unos años un movimiento para “independizarse” de Galicia y adherirse a Castilla y León al sentir que estaban abandonados en la dotación de servicios públicos por su lejanía. No fraguó. “Fue más bien una medida de presión para que nos den más servicios. Yo me siento galega", indica Elisa López, de 85 años. Varios vecinos explican que los problemas no se han generado solo durante estos incendios, sino que la ubicación limítrofe de Pradorramisquedo ha provocado otras situaciones que consideran “surrealistas”, como quitanieves que tienen que quedarse a las puertas de su pueblo porque “no pueden pasar el límite” autonómico. El padre de Rogelio Blanco, de 45 años y presidente de la comunidad de montes, fue el alcalde que impulsó el movimiento de independencia. “Como estás tan lejos de todo, solo se acuerdan de ti para recaudar. Por accidente, pasa algo entre las dos provincias y yo qué culpa tengo”, aprecia Blanco.
Acuerdos de colaboración
Respecto a cómo se organizan los trabajos de extinción cuando un incendio traspasa a otra comunidad, los Ejecutivos autonómicos tienen acuerdos de colaboración. También con Portugal. Los medios españoles pueden entrar 5 kilómetros en territorio portugués sin autorización del Estado portugués y viceversa, explica el experto en Prevención de incendios Paco Castañares. Con las comunidades autónomas se funciona a a demanda. Pero, sin que esa situación ocurra, también pueden entrar libremente a las regiones limítrofes porque, por ejemplo, “hayan visto un incendio y estén en condiciones de apostarlo; avisan que lo van a hacer, pero no necesitan permiso para hacerlo”. “Una vez en territorio de otra comunidad, la coordinación, la dirección y la táctica de extinción la determina el director de extinción que, obviamente, será un técnico de la comunidad en la que se produce el incendio”, agrega el exdirector de la Agencia de Medioambiente de la Junta de Extremadura con el PSOE
Pese a dicha regulación, hay efectivos dependientes de otras administraciones que no están del todo conformes. Es el caso de Julián de la Cámara, bombero de la Diputación de Cáceres, que participó en el operativo del incendio de Jarilla antes de que este entrase en Salamanca. “Para pasar a otra provincia nos tiene que autorizar el presidente de la Diputación. En la práctica, en una intervención, pasas”, señala. “Pero si quieres ir a ayudar no puedes. Lo que pedimos es que se haga una ley a nivel nacional que coordine a todos los servicios de bomberos de España y que no tengamos tanto lío burocrático y tanta disparidad de criterios”.
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